En el norte de Guatemala se ubican los departamentos de Alta y Baja Verapaz. Entre frondosos bosques habitan personas de origen maya q’eqchi y pocomchi’. En su propio idioma su gente se describe así misma como Ral Ch’och, que significa hijo o hija de la tierra. Estas palabras tienen un significado importante en una zona de alta conflictividad agraria.
El problema agrario en Guatemala tiene raíces profundas. Distintos hechos a lo largo de la historia han configurado una estructura social y agraria marcada por la desigualdad y en permanente conflicto. Al despojo de tierras contra la población originaria que supuso la invasión europea, se le sumaron las reformas liberales de los inicios de la república que contravinieron el reconocimiento de títulos de propiedad que algunas comunidades indígenas habían logrado durante la colonia. Este proceso favoreció a los finqueros que se fueron instalando en el territorio, muchos de ellos extranjeros dedicados al café que explotaban laboralmente a los campesinos sin tierra.
En ese contexto, el conflicto armado interno que duró 36 años en el país tuvo el problema de la tierra en el centro, y generó nuevos desplazamientos y pérdidas de tierras que en muchos casos contaban con títulos coloniales. En el presente siglo, nuevos actores han emergido en los territorios en el contexto de las políticas extractivistas y ejercen presión sobre los territorios indígenas. Los gobiernos de turno han sido mayoritariamente aliados del poder económico agrario, en desmedro de miles de comunidades que son obligadas violentamente a dejar sus tierras y sus viviendas porque no cuentan con seguridad jurídica sobre ellas.
Alta y Baja Verapaz son dos de los departamentos en donde se concentran más casos de desalojos violentos debido a la inseguridad jurídica que tienen las comunidades indígenas y campesinas sobre la tierra que habitan. Estas comunidades reivindican su derecho ancestral a vivir en ese lugar y su rol como protectoras del medio ambiente y el territorio, frente a los agronegocios y otras formas de acaparamientos que están vulnerando sus derechos.
Tan solo en los primeros siete meses de 2024 se registran 15 desalojos en los departamentos de Petén, Escuintla, Jalapa, Alta y Baja Verapaz. Cuatro de los casos fueron extrajudiciales motivados por grupos paramilitares sin notificación previa, 11 fueron por órdenes judiciales. El mayor problema de los desalojos es que las familias pierden todos sus medios de vida y quedan en condiciones infrahumanas, sin techo y sin comida.