Carlos Villalón

Tradición

La cascada de San Rafael, en el río Coca, marca la entrada a la tierra sagrada de los Cofán, una de las culturas indígenas más antiguas de la selva amazónica. Los Cofán habitan aún en la tierra de sus ancestros, en las orillas de los ríos de lo que ahora es Ecuador y el sureste de Colombia. Menos de mil cofanes sobreviven, la mayoría en tierras ecuatorianas. Cazadores, pescadores y agricultores de subsistencia, los Cofán son famosos por sus esfuerzos para proteger la selva húmeda tropical de la industria petrolera, la minería y los colonos. Son artesanos y naturalistas con un profundo conocimiento y aprecio por el medio ambiente.

Mezcla de hojas de la planta de coca y hojas del árbol de yarumo, o mambe, en una calabaza. La coca es, para los Murui Muinai, la planta por la que fueron guiados a este universo. Es una planta de fortaleza e inspiración. Selva amazónica, Colombia, 2015.

Indígenas Murui Muinai del clan Jitómagaro, o clan del Sol, navegan la quebrada de Guiriyaye hacia el río Igara Paraná, llevando consigo una carga de hojas de palma caraná para reparar el techo del Aiyoko, o casa madre. Selva amazónica, Colombia, 2015.

Un indígena Murui Muinai transporta una carga de palma de caraná en la quebrada Guiriyaye para reparar el techo del Aiyoko, o casa madre, donde todo el clan suele reunirse durante fiestas especiales u otras fechas importantes. Selva amazónica, Colombia, 2015

Calixto Kuiru, el sabedor, teje hojas de palma caraná para reparar el tejado del Aiyoko, o casa madre. Él es quien conoce las palabras en el clan Jitómagaro, o clan del Sol, y a la vez quien decide qué tareas se deben cumplir tras mambear la mezcla de coca, tabaco y sal (extraída de una palma). Es un ritual que desempeña cada noche usualmente en compañía de dos o tres hombres jóvenes, miembros del clan. Selva amazónica, Colombia, 2015.

Hojas de coca siendo tostadas sobre una bandeja metálica, o blandón. Para los Murui Muinai, la coca es sinónimo de reflexión, palabras y acción. El sabedor, o “aquel que conoce las palabras”, invita cada noche a hombres del clan para que le digan cuáles son las tareas que debe realizar la comunidad. A través de las palabras, de las historias y la música saben lo que deben hacer.

Norberto Kuiru mambea introduciendo en su boca el polvo verde de hojas de coca mezclado con las cenizas de las hojas del árbol de yarumo. La mezcla de ambos ingredientes se llama mambe. Aldea de Milán. Selva amazónica, Colombia, 2015.

Las hojas de coca se cosechan durante el día y cada familia del clan las tuesta por las noches. Luego las mezclan con las cenizas de las hojas de yarumo y las muelen en un recipiente de madera llamado pilón. Después de esto, las hojas deben ser cernidas para luego poder mambearlas. Selva amazónica, Colombia, 2015.

Un joven Murui Muinai, navega una canoa sobre el rio Igara Parana. 1 de Mayo 2015

Las riberas del río Sajta, al otro lado del parque Nacional Isiboro Secure, son áreas densamente cultivadas con coca. El gobierno les permite a los agricultores tener un cato, el equivalente a 1.600 metros cuadrados, de plantas de coca cultivadas para consumo personal y para la venta. Chapare, Bolivia, 2007.

Antiguos graneros inkaicos y una cárcel (a la izquierda) en el Valle Sagrado de los Inkas. Los Inkas adquirían la coca y otros productos comestibles que se producían en las tierras tropicales bajas y los llevaban a las ciudades altas en los Andes, donde los mantenían en este tipo de edificios para conservarlos frescos. Las edificaciones se construían en lugares específicos para evitar que el calor del sol dañara los alimentos y para que la acción del viento mantuviera fresca la comida. Ollantaytambo, Perú, 2012.

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