Las zonas de acceso son limitadas, generalmente las personas navegan por el Río Guayabero y después toman caminos como estos para llegar hasta sus fincas en medio del Parque Nacional Natural Serranía de la Macarena. Fotografía por Andrés Cardona.
Entrevistas
Andrés Cardona
Colombia -
mayo 31, 2021

Ojalá nunca llegue la noche

En una de las imágenes los meandros de un río enorme atraviesan un bosque. En otra hay un campo verde amarillento cruzado por líneas marrones. Son las vías de acceso a la región del Guayabero, un área protegida de la Amazonía colombiana que ocupa parte del territorio de tres departamentos. Entre la selva hay parches, cada vez más grandes, de áreas deforestadas sembradas con cultivos de coca, la mayoría con pasto para ganadería.

El fotógrafo Andrés Cardona y la reportera Lise Josefsen Hermann se adentraron en esta zona de protección ambiental para contar historias de mujeres que tienen alguna relación con cultivos de hoja de coca.

Ayahuasca Musuk
Atardecer en el Río Guayabero. Fotografía por Andrés Cardona
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Yesica Yulieth López Ávila tiene 15 años. Nada en el Río Guayabero. Fotografía por Andrés Cardona.
Algunas tienen pequeños sembradíos con los que consiguen dinero para comprar alimentos o enviar a sus hijos a la escuela. Otras se han visto afectadas por los planes de erradicación forzada del estado colombiano, o tienen historias cercanas a la extinta guerrilla de las FARC. Todas comparten algo: “el miedo a lo que significa estar en una finca en medio de un parque natural donde hay represión militar y donde los militares han hecho tantos desmanes y violaciones a derechos humanos”, dicen. El miedo a quedarse solas en un lugar así.
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Cultivo de coca en la vereda Caño San José, en medio del Parque Nacional Serranía de la Macarena. Fotografía por Andrés Cardona.
Durante mucho tiempo la región fue territorio de las FARC, que construyó algunas carreteras y que fungió como autoridad. Después de la firma de los Acuerdos de paz de La Habana, en poco tiempo se reorganizaron disidencias de ese grupo armado, y de parte del estado se iniciaron procesos para la retoma militar de las zonas de parques naturales. Se intensificó la deforestación y con ella llegaron muchas cabezas de ganado. La coca ya estaba ahí y para muchos siguió siendo una fuente de ingresos.
Una pancarta alusiva al asesinado comandante Jorge Briceño alias el Mono Jojoy de la guerrilla de las antiguas FARC, esto está en medio del poblado de Nueva Colombia en la región del Guayabero. Fotografía por Andrés Cardona.

El reportaje que hicieron Andrés y Lise recoge relatos de mujeres que tienen historias importantes para contar: porque han sido testigos, porque han sido víctimas, porque son líderes en esa zona de Colombia. Pero también pone sobre la mesa un tema importante: en regiones de economías debilitadas, la coca es una alternativa para sobrevivir. Y no solo eso, en estas selvas la pasta base, que luego será cristalizada y convertida en cocaína, es la moneda de cambio para comprar y vender cosas.

¿Cómo surge Ojalá nunca llegue la noche?

El reportaje está dividido en dos partes. La primera tiene que ver con la cosmovisión de las mujeres en un territorio donde confluyen muchas cosas. Una de ellas es que estas personas están asentadas en un parque natural nacional, o sea, en un área protegida. En segundo lugar, para nosotros era muy importante narrar el tema de drogas desde la visión de las mujeres.

Cuando propusimos este trabajo con Lise Josefsen Hermann, siempre pensábamos en eso: la narrativa de drogas ha tenido una visión muy desde lo masculino, muy de machos. Pensamos que tal vez si contáramos cuál es el rol de las mujeres en estas zonas cocaleras, se puede dar una óptica diferente a lo que significa la producción de pasta base en un país como Colombia, donde, por ejemplo, y como tercer punto importante se trata de gente que vive en un parque natural y tienen problemas por vivir ahí.

Jardines en el poblado de Nueva Colombia. Fotografía por Andrés Cardona.
Leonilde Hernández Rincón tiene 30 años y es una lideresa de la vereda Caño Cabra, tiene 3 hijos y es nacida en la Región del Guayabero. Fotografía por Andrés Cardona.

Entonces la primera parte del proyecto tiene que ver con eso. Qué sueñan, qué visionan las mujeres de un territorio como este y con Lise llegamos a la conclusión de que generalmente los sueños de ellas son sueños sencillos: alimentación, educación, salud, seguridad, tener tranquilidad, tener una carretera para tener otros productos y sobre todo inversión estatal. Porque como es una zona de producción de base de coca, pues simplemente esa es la economía.

A partir de eso creamos una serie que es como un brazo del reportaje, se llama Coca Coin Colombia. Cuando nosotros llegamos empezamos a ver que la gente mandaba a sus hijos a la tienda con gramos de pasta base, les decían vaya y trae una libra de tomates o tráigame una cebolla, en fin, todo, una cerveza, chorizos, todo con base de coca.

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Retrato de una primera comunión en el poblado Nueva Colombia. Fotografía por Andrés Cardona.

Esto dio pie para mostrar que la economía de esta región en especial no es muy sólida. En primer lugar el peso colombiano, o sea, el billete se pierde porque al ser una zona de tanto riesgo que además tiene presencia de grupos al margen de la ley y de disidencias de las FARC es difícil que entren los compradores de la pasta base. Así que la gente empieza a utilizar esto como moneda de cambio.

Al saber que estas personas están en peligro decidimos no sacar los rostros de las personas comprando cosas con pasta base. Además porque las fuerzas del Estado usan este tipo de reportajes como material probatorio. Así que decidimos hacer algo un poco más simbólico: armamos un pequeño set de fondo negro y empezamos a poner productos básicos junto a la cantidad que se debe tener en gramos de base de coca para comprar una cerveza, para comprar un juguete para un niño, una gorra, o un radio.

¿Puedes hablar un poco más de la región?

Este lugar es muy particular, es un territorio que se llama El Guayabero, en donde convergen tres departamentos que también por casualidad tienen áreas protegidas. Hay un problema, primero, porque por el contexto de distribución espacial y sobre todo por la zona donde están hay un abandono total del Estado. Son zonas recónditas al borde de la selva y hay un abandono total. El Estado lo que ha hecho en territorios como estos donde viven cientos de familias ha sido simplemente empezar a vetar a sus habitantes. No se puede construir carreteras y las escuelas las ha hecho la comunidad.

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Danna Valentina Patarroyo Hernández tiene 13 años y vive en la vereda Caño Cabra, dibuja uno de sus recuerdo de cuando no podía ir a la escuela porque integrantes de las Fuerzas Militares no la dejaban transitar. Fotografía por Andrés Cardona.

Hace unos años, hubo un fallo de la Corte que ordenó al Estado que de alguna manera se retomarán estos territorios, pues son áreas de protección. El Estado empezó a implementar una operación militar de retoma de los territorios: la Operación Artemisa. En lugar de mediar con la gente que lleva en este lugar 20, 30, 40 años, y donde algunos pobladores ni siquiera sabían que eso era un parque natural.

Esta es la zona también donde, hace poco, fue bombardeado uno de los campamentos de disidencias de las FARC en el que había menores de edad. Es una zona compleja: las fuerzas militares están reprimiendo a la población civil, se produce pasta base de coca y además de eso se reclutan menores de la zona que después terminan asesinados por el mismo Estado que no supo utilizar otras herramientas.

Además, Colombia tiene un compromiso con la comunidad internacional con el tema de la cero deforestación, se suponía que eso debía suceder para el 2020. Se trajeron cientos de millones de dólares para afrontar esto, se creó un proyecto que se llama Visión Amazonía y se empezaron a hacer monitoreos. Esta es una de las zonas donde se ha presentado mayor deforestación.

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Arrieros de madera en el Puerto El Trampero en la vereda La Reforma. Fotografía por Andrés Cardona.

Entonces, según lo que dices ¿las mujeres que aparecen en las fotos y en el reportaje no cultivan hoja de coca?

Sí, sí cultivan, hay algunas que no. Por ejemplo, hay una señora que vive con su esposo y con sus dos hijos y ella tiene cultivos y lo usan como sustento. Si uno ve las entrevistas, dicen “yo uso esto para pagar la escuela de mi hija y poder tener algo que comer y ya”. Los cultivos son en realidad muy pequeños. Este trabajo se enfocó también en las lideresas, estas mujeres juegan un rol importante.

Por ejemplo, en una foto aparece una mujer que está en el bosque y la luz le da así como que está viendo de lado. Ella es la presidenta de una junta de acción comunal, pero además es una periodista del medio de comunicación que se llama Voces del Guayabero. A ver toda la represión que vive esta comunidad ellos y ellas decidieron crear ese medio de comunicación.

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Maritza Montoya Moreno tiene 32 años y es integrante de Voces del Guayabero, ha sido perseguida sistemáticamente por integrantes de las Fuerzas Militares del Estado colombiano. Fotografía por Andrés Cardona.

Otra de las mujeres es María, ella es muy importante en la zona. En este lugar no hay medicamentos, por parte del estado no hay un médico, no hay una enfermera, ni un jefe de enfermería, no hay nada. O sea, si alguien se enferma ahí tiene que salir a un pueblo que queda a cinco horas o más dependiendo de cómo esté la carretera. Es prácticamente una odisea enfermarse allá. Esta mujer ahora es una de las personas que brinda apoyo en el tema de salud. Cuando nosotros estuvimos ella le estaba haciendo seguimiento a una mujer embarazada.

Son mujeres que tienen historias relevantes. La historia de Gloria es muy fuerte, el ejército disparó hasta matar su ganado. O Luz, que cuenta como cada vez que hacían fumigaciones o había enfrentamientos le tocaba meterse debajo de la cama o el colchón.

Gloria Herrera vive en la vereda Nueva Colombia y tiene 40 años de edad, integrantes del ejército mataron a 20 de sus vacas, sólo por estar en zona de parque natural, estas familias llevan más de 20 años en este territorio. Fotografía por Andrés Cardona.
En el año 2004 el gobierno fumigó cultivos de coca de la Vereda la Reforma, estas fincas quedan en zona de parques naturales, cuando llegaban a fumigar los helicópteros disparaban y las avionetas tiraban bombas, ella se metía debajo de la cama y se ponían un colchón encima junto con su hija de pocos años de vida. Fotografía por Andrés Cardona.

Queríamos intentar reconstruir la historia en tres generaciones. Y por ejemplo, hay una niña, Danna Valentina que cuenta que cuando llega el ejército ella no puede ir a la escuela, porque el ejército cierra los dos caminos reales de las veredas y además porque ella corre riesgo.

Cuando llega el ejército, hay erradicación. Cuando se creó el Plan de sustitución de cultivos ilícitos (PNIS), estas personas no pudieron acogerse al plan, no podían sustituir porque están en un área de protección ambiental. Y se supone que ahí no debe haber nada.

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Danna Valentina Patarroyo Hernández tiene 13 años y vive en la vereda Caño Cabra, cuando están las Fuerzas Militares por el Guayabero ella no va a la escuela por miedo a que le suceda algo en el camino. Fotografía por Andrés Cardona.

Se escucha mucho esto de la ausencia del estado en ciertas zonas. Pero al mismo tiempo hace presencia con la existencia del Parque Nacional Natural, la existencia de las autoridades ambientales o incluso la presencia de las Fuerzas Armadas. Son todas formas de la presencia del estado ¿no? ¿A qué te refieres con ausencia del estado en este caso?

Me refiero a que estas comunidades, por ejemplo, tienen que construir sus propias escuelas. A que no hay un puesto de salud, por tanto, muchos no están afiliados a la EPS, o tienen que ir hasta un municipio y gastarse un dineral porque están en la selva para poder ser revisados por un médico que les recetará dos pastillas de acetaminofén. Me refiero a que no tienen vías.

Cuando digo presencia el estado, sobre todo hablo de la infraestructura, en todos los sentidos la inversión no está llegando allá. O sea, no hay dinero en esa zona, no hay educación, no hay salud o simplemente parece que esto fuera un estado diferente. Ahí no se invierte, ahí no se crean empresas, ahí no se hace una carretera porque simplemente parece que para el estado esta gente no existiera.

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Reunión comunitaria en la vereda Caño Cabra. Fotografía por Andrés Cardona.
En términos políticos pues es lo mismo. No hay una figura que represente, por ejemplo, judicialmente y pueda solucionar este tipo de problemas en la zona. ¿Quién hacía eso? Pues la guerrilla que asumió la justicia de la época. Y eso también significa que el Estado no estuvo presente para asumir esas cosas.
María Manrique de 42 años, se encarga de brindar primeros auxilios a la comunidad, en esta zona no existe un puesto de salud. Fotografía por Andrés Cardona.

En Coca coin, ¿qué tan inflados están los precios respecto a otros lugares de Colombia?

Una cerveza normalmente en un pueblo vale $2000 pesos allá vale $3000. Pero, la libra de carne es de ahí mismo. Si tú la compras en Bogotá, es carne que viene del Caquetá y del Guaviare cuesta mucho más. Hay cosas que sí son elevadas. Por ejemplo, el transporte es muy caro, moverse en la zona es muy caro porque es por río y el combustible es muy costoso. Los productos básicos generalmente suben un poco, pero están de alguna manera regulados. Aún así creo que siguen siendo caros para la región. Pero claro, estos productos viajan en carros, después en botes, después en mulas a la comunidad.

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Faisiury Gonzales Morales tiene 14 años, ella nació el 6 de marzo de 2007, un día después de que su familia fue desplazada de la finca por la presencia militar. Fotografía por Andrés Cardona.
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