Pedro Pardo
Entrevistas
Pedro Pardo
México -
mayo 31, 2021

Mis fotografías me hieren

El fotógrafo mexicano Pedro Pardo llegó a la zona de Acapulco hace más de una década atraído porque era una zona combativa y en la que, a la vez, podía haber trabajo para un fotógrafo freelance: había turismo y celebridades. Nunca se imaginó que su tema de trabajo acabaría siendo la violencia de la guerra del crimen organizado y que sus fotografías terminarían doliéndole. Tampoco que sería parte del grupo de fotoperiodistas que debatieron y confeccionaron la Guía de seguridad para periodistas visuales.

La guía se publicó en 2013. Hasta entonces trabajaban a ciegas, intuitivamente, no sabían las reglas del juego. No estaban claros los riesgos ni cómo medirlos ni cómo cuidarse. Tampoco, las consecuencias que el trabajo podía tener a nivel psicológico. “Todavía, cuando hablo del tema, luego me cuesta trabajo recuperarme, las energías se me bajan. Me siento deprimido, lastimado, herido. Aún así, creo que lo que hacemos se tiene que hacer. Sigo creyendo que el fotoperiodismo sirve para cambiar sociedades, aporta imágenes e información para no aceptar un mundo que no queremos.”

Ayahuasca Musuk
Pedro Pardo

Pedro nació en Puebla de Zaragoza, estudió fotoperiodismo en el Instituto de Artes Visuales local. Trabajó en El Periódico, La Jornada y Síntesis. En 2002 recibió el premio al mejor periodista del Estado de Tlaxcala (México) y participó del libro colectivo Cuando el mundo dijo no a la guerra, publicado en 2003.

Desde 2009 trabaja para Agence France Presse (AFP). En 2011, una imagen suya fue parte del top 10 del año de la Revista Time. Ya antes había recibido el segundo premio en Bayeux-Calvados de Corresponsales de Guerra por un ensayo fotográfico realizado entre agosto de 2010 y marzo de 2011 en Acapulco. En 2019 fue galardonado con el tercer lugar en el World Press Photo con la fotografía: “Los migrantes centroamericanos trepan la frontera entre México y Estados Unidos”.

La escena ocurrió en el cruce fronterizo de El Chaparral, Tijuana, Baja California. Pedro estaba cubriendo la Caravana Migrante de octubre de 2018. “Fue caótico, eran cientos o miles de personas corriendo, intentando cruzar”, recuerda. Tomó la foto en un momento confuso y recién después pudo entender la historia. Era una familia que había logrado cruzar pero que estaba volviendo, huyendo de los gases lacrimógenos. Habían pasado a su hijo pequeño del otro lado del muro y una mujer y un hombre lo recibían.

Ayahuasca Musuk
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¿Cómo es convivir con la violencia?

La violencia es un tema que se presentó ante nosotros, era un fenómeno que tenía particularidades: crímenes muy arteros, a mansalva y a la vista de todos. Sucedían en el puerto de Acapulco, un estado con infraestructura turística, un destino muy importante pero con un rezago social fuera de esos polos turísticos. Es uno de los tres estados con mayor pobreza y menor índice de desarrollo humano. En ese escenario suceden muchas cosas relacionadas con el lucro de bandas criminales.

¿Cómo has llegado a esa zona? ¿Has ido percibiendo la expansión del fenómeno?

La violencia citadina y, sobre todo, en el puerto empieza a agudizarse en 2005, hace 16 años. Yo llego a este puerto turístico atraído por la lucha social que ahí siempre ha habido. Es un estado muy combativo, muchos episodios de nuestra historia se fraguaron en esta región. Acapulco es una ciudad con mucha actividad cultural y deportiva, eventos ideales para que un fotógrafo freelance se pueda instalar. Yo fui contratado por un periódico local que se llama La Jornada de Guerrero.

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Pero los salarios de prensa en México, sobre todo los de los fotógrafos, están muy precarizados. Es muy complicado poder vivir con los salarios de un periodista local. Tuve la oportunidad de trabajar como freelance para una agencia internacional de noticias. Se daba un escenario ideal: tenía un torneo de tenis de interés internacional, tenía la costa que tiene fenómenos climatológicos que son importantes para los medios y el mundo del espectáculo, dado que Acapulco atraía a figuras de cierto interés mediático.

La violencia no fue un tema que yo elegí, fue un tema que nos confrontó. En el marco de aquellos primeros actos violentos nos abocamos a las coberturas sin conocer los peligros o cuáles eran los protocolos que teníamos que seguir. Todo eso lo ignorábamos y lo tuvimos que aprender en la marcha, nadie nos preparó. No éramos un país violento, no éramos un país con este tipo de vivencias. A la distancia, en retrospectiva, se cometieron muchos errores de seguridad. Con el tiempo, fueron creciendo las cifras de los compañeros periodistas asesinados por bandas criminales en el país.

Ayahuasca Musuk
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Ante esas dificultades, ¿llegaste a preguntarte qué hacer o cómo seguir?

Sí, por supuesto. Las primeras coberturas venían acompañadas de adrenalina. Nos emocionaba mucho el tener una cobertura importante, de mucho estrés o de mucha emoción. Obviamente sí había reflexiones sobre las que no teníamos respuestas, cosas que ignorábamos. De hecho, todavía hay muchas cosas que seguimos sin saber, porque el narcotráfico y su red de complicidades te hace perder de vista el escenario: el policía que está en la escena puede ser el malo, no hay una identificación de bandos como puede haber en un conflicto convencional. Todo esto rompe los viejos parámetros, son cosas que nos desubican mucho.

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Por eso, al cabo de unos años, hicimos un ejercicio entre varios fotógrafos que vivíamos realidades similares pero diferentes por la diversidad de las regiones. El ejercicio resultó muy interesante porque pudimos compartir nuestras experiencias, pudimos debatir, crear guías y protocolos de nuestras coberturas, pudimos capacitarnos y capacitar a más compañeros que pasaron por las mismas situaciones de no tener la información sobre cómo ejercer el fotoperiodismo de una forma segura.

Hicimos talleres regionales para ir difundiendo este aprendizaje que íbamos generando; expertos no nos consideramos pero sí tenemos experiencias para compartir e invitamos a gente que pudiera ayudarnos en el terreno de los primeros auxilios, de la protección digital, de defensa personal, con las cuestiones legales.

Pedro Pardo

¿Cómo tratan el aspecto psicológico?

Eso es algo muy importante: el impacto psicológico que tienen en nosotros las coberturas violentas. Tengo compañeros y vivo en primera persona efectos muy difíciles de manejar en soledad. Varios de mis compañeros tienen problemas de conducta.

Todo esto tiene un impacto muy fuerte emocionalmente hablando, pero no hay discusión. En México hay una crisis muy fuerte, muy grande en este terreno pero está muy silenciada. Ni las instituciones, ni las empresas tienen intención de abordar este problema.

¿En lo personal, cómo lo atraviesas?

Tuve una crisis tremenda hace algunos años. Igual, en mi caso, trabajo para una empresa que tiene en cuenta estos temas y tengo soporte, pero represento el 0,1 % de los periodistas. La abrumadora mayoría de los colegas viven situaciones duras y tienen la desprotección de estas estructuras.

Ayahuasca Musuk
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Y cuando eras freelance y no tenías a quién recurrir, ¿cómo lo manejaste?

Empezamos a concientizar porque es habitual tener conductas que consideramos normales, pero cuando tienes posibilidad de conversarlas comienzas a identificarlas. Mientras hacíamos estos ejercicios había un grupo de psicólogos que nos atendieron. Fueron ejercicios muy breves, eran diez terapias gratuitas. Pero en diez sesiones no lo resuelves, y con los salarios locales que giran alrededor de 400 dólares por mes no pueden pagarse esas cosas.

Se presenta en muchas formas: está la neurosis, el alcoholismo, la inestabilidad emocional, cuando estás con ansiedad. Hay muchas, otros llegan a la drogadicción extrema.

Este proyecto comenzó en 2014 o 2015. Luego perdemos la oportunidad de financiamiento porque World Press Photo decide que México deja de ser una prioridad para ellos y que hay otros lugares en África que requieren el proyecto, entonces nos lo quitan. Los esfuerzos posteriores han tenido poca resonancia. Hay interés por nuestra parte, pero no encontramos ayuda. Conversé hace poco con un académico de la Universidad de México, porque quizá se puede usar una estructura que no atente contra el periodismo, que no sea un partido político por ejemplo, sino una institución neutral con bastante conocimiento y praxis en la materia. Ahí tenemos una media puerta que todavía estamos trabajando.

Ayahuasca Musuk
Pedro Pardo

También trabajaste el tema migración y, de hecho, una foto tuya fue premiada….

En México empezaron a pasar cosas distintas. La migración ha sido un tema también muy importante, con mucho impacto. En ese proceso se fueron desarrollando empresas ilícitas como los traficantes de personas, la trata de mujeres, desapariciones; tenemos un repertorio muy cruel.

En determinado momento, los migrantes centroamericanos dijeron: “ya no podemos pagar esas estructuras de traficantes, vámonos en masa, rompamos el esquema convencional” y en 2017 empezamos a ver esas caravanas. Se hablaba aquí de que se venía un mundo de gente, que 10 mil personas estaban organizadas en Honduras y que marchaban rumbo a Guatemala. Me designaron para hacer esa cobertura. No tuve la oportunidad de estar en Guatemala porque mi punto de responsabilidad es mi país, entonces inicié cuando llegaron a la frontera.

Ayahuasca Musuk
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¿Y qué recuerdas?

Fue impresionante, un mundo de gente, un mundo de historias. También muy desgastantes emocionalmente porque estamos tocando el tema de la fragilidad de las personas, de historias sumamente dramáticas, de las condiciones en las que aceptan transitar hacia un mejor futuro, pero caminando muchos kilómetros, pasando tempestades, niños, jóvenes, viejos, de todo.

Recuerdo que trataba de ser solidario en la medida de mis responsabilidades. Tenía un auto para moverme y recuerdo una vez que encontré a unas mujeres con hijos y lo único que se me ocurría era abrir la puerta, que se subieran. Pero en el camino iba viendo que había otra mujer que no tenía dos hijos, tenía cuatro, entonces era complicadísimo. Se me acercaba la gente y me decía: “regálame un peso”. Lo regalas, lo das y después ya no tienes.

Ayahuasca Musuk
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Esa noche tuve una crisis muy fuerte. Tuvo que intervenir mi editor para calmar mis emociones, para situarme en el eje, para plantearme que tengo una responsabilidad y un trabajo periodístico que es social y que me centrara en eso, que no pensara. Yo tenía un plato en un restaurante y ellos no tenían, eso me dolía.

Habrán sido tres semanas, o un mes. Fueron dos etapas, me tocaron el sur y el norte. Por otras coberturas me perdí el tránsito de la zona centro del país y me volví a integrar en la zona norte, que es donde saco la foto de Juana.

Ayahuasca Musuk
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Luego averiguaste la historia de esas personas que protagonizan la foto…

Sí. Fue caótico, eran cientos o miles de personas corriendo, intentando cruzar y vemos que se cae una señora del muro. Vamos con ella, yo volteo al lado derecho y veo esta escena. La tomo pero fue muy rápido y seguí viendo más personas, más fotografías y no supe quiénes eran. Consideré que la imagen era la de una familia que cruzaba el muro y así lo dejamos.

Pero, a los días, en el albergue del centro deportivo de Tijuana, reconozco al niño y veo que va con una mujer que no era la de la foto. Y le digo: “Oiga, ¿usted conoce a la mamá?” Y ella me responde: “Sí, soy yo”.

Y yo le digo: “Sí, pero usted no lo estaba sosteniendo” y le enseño la foto. Y ahí me cuenta que ella estaba del otro lado, que cruza, que camina unos metros, les tiran gases lacrimógenos. El padre se quita la playera y le tapa la cara al niño, que lo rechaza. Entonces lo toma y lo pasa a alguien que estaba en la cima del muro, esa señora que aparece en la foto. Y ella a su vez lo regresa a manos de alguien que pasaba: volvían a México repelidos por el gas.

Después, en mis fotos, encuentro a los papás y al niño cruzando el río: lo tengo al niño cruzando tanto la frontera sur como la frontera norte. Es un rostro que no olvidé. Miré mi archivo, los comparé y era él. Se llama Kenat, tenía 10 meses en ese momento, a finales de 2018.

Ayahuasca Musuk
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He leído una declaración tuya que dice: “mis fotografías me hieren”. ¿Sigue siendo así?

Ver mis fotos me cuesta mucho. Tengo un escenario distinto al de Acapulco, ahora vivo en la Ciudad de México. Ya no soy freelance y la violencia no es tan cotidiana. Mis coberturas se han alejado de esto y tengo el soporte de un neurólogo. Pero todavía cuando hablo del tema, luego me cuesta trabajo recuperarme, las energías se me bajan. Me siento deprimido, lastimado, herido. Aún así, creo que lo que hacemos se tiene que hacer. Sigo creyendo que el fotoperiodismo sirve para cambiar sociedades, aporta imágenes e información para no aceptar un mundo que no nos gusta, que no queremos.