IMPOTENCIA, ENVIDIA Y RELAJANTE MUSCULAR

Por herencia soy de la gran tradición de no conocer límites.

La noche como palabra y como símbolo ha dejado una estampa en mi forma de vivir que más que indeleble, es un trofeo muy preciado; un premio a la mala conducta, a la supervivencia y a seguir en la lucha contra mis deseos más primarios.

Hacer fotos callejeras y nocturnas en Guatemala es una actividad de alto riesgo, una metáfora de la actitud imprudente y despreocupada del ser que ama la noche- Esta es una crónica de jornadas incansables buscando “algo”, una documentación del testimonio que dejan los seres nocturnos y las acciones que liberan altas cantidades de energía: el descuido y lo bello de la soledad.

La ciudad con todos sus recovecos e imperfecciones, genera incesantemente heroínas, héroes y representaciones surrealistas del pasado, de lo que podría ser mi presente y de lo que no quiero que sea el futuro. Me es imposible no ver atrás, no recordar la impotencia de ser joven;, me lleno de valor y me enfrento por primera vez a muchas de mis pesadillas, de mis debilidades más intensas; de mis amores más destructivos.