Es la historia de una travesti más exiliada de la Argentina, cuando regresa a su casa en Buenos Aires, zona sur, después de 35 años de no ver a su familia.
A Claudia la echaron de adolescente, algo común para la época. De grande se exilió -como tantas otras- en Italia donde vivió hasta el año 2014.

En la cotidianidad de un posteo de facebook se originan una serie de recuerdos acerca de las primeras marchas organizadas hacia Casa de Gobierno. Se narra lo sucedido en el año 1986 donde luego de una razzia en Panamericana que termina con la muerte de una compañera, las travestis de Zona Norte se reunen para marchar hacia Plaza de Mayo en reclamo de sus derechos.

Hasta el año 1998 regían tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en todo el país edictos policiales para perseguir a las personas travestis y trans.
En la Ciudad estaban los artículo 2h “vestir prendas contrarias al género” y el 2f “escándalo público e incitación al acto carnal”, herramientas legales para la persecución de personas por razones de género. Una abogada llamada Angela Vanni se ganó el apodo con el que la bautizó Carlos Jáuregui: “la mamá de las travestis”. Corría de lunes a lunes: de día detrás de las apelaciones en tribunales y, de noche, de ronda por las comisarías rescatando a las travestis de los calabozos.