Imaginar en La Victoria 

 Ecuador / 2023

La Victoria. El Ecuador también es afro

Después de la libertad, la segunda gran lucha del pueblo afroecuatoriano del Valle del río Chota, donde está ubicado el territorio La Victoria, ha sido por el reconocimiento de su identidad étnico-racial y de sus derechos, entre esos, la tenencia de la tierra que ancestralmente han ocupado.

A cuatro horas al norte de Quito, en la provincia de Imbabura, está la pequeña comunidad de La Victoria. Este poblado de clima templado, que habitan alrededor de 800 personas, ha participado de la lucha que llevó a los descendientes de Ecuador a ser reconocidos constitucionalmente en dos ocasiones: las constituciones de 1998 y de 2008 reconocieron a los afroecuatorianos como sujetos de derechos culturales y colectivos, así como su autodeterminación identitaria y al uso colectivo del territorio, la protección de su identidad y la consulta previa, entre otros. La población a la que atraviesan estas decisiones no es poca. El censo de población de 2010 arrojó que el 7,2% (más de un millón de personas) se auto identificaron como afroecuatorianos, aunque en el censo de 2022 la cifra reportada fue de 4,8% (814 mil personas). Después de la provincia de Esmeraldas, el Territorio Ancestral del Valle del Chota, La Concepción y Salinas, es el segundo lugar con mayor población afro del país.

Teniendo en cuenta que alrededor del 98% de la población de La Victoria es afroecuatoriana, no sorprende su compromiso con esta lucha que, si se quiere, se remonta al año 1526, cuando se ubica la primera presencia de la población africana esclavizada, y llevada al territorio que hoy es Ecuador a través de las costas de Esmeraldas. Los esclavizados negros venían de la región del Congo-Angola, en el África Central, y, según investigaciones históricas, la trata trasatlántica se intensifica hacia finales del siglo XVII y mediados del siglo XVIII. La búsqueda de los hacendados era convertir a esta población en mano de obra para los cultivos de caña de azúcar, que estaban en expansión, tras la disminución de la población indígena por cuenta de la exportación a la que fueron sometidos. La Compañía de Jesús fue determinante en el traslado y reparto de las personas esclavizadas.

Tras la expulsión de los jesuitas en 1776, las cifras de la época reportan que en 1780 en la región del Valle del río Chota había al menos 2.615 esclavizados de todas las edades. A pesar de los múltiples levantamientos, revueltas y huidas, la esclavitud se mantuvo hasta 1852, cuando fue oficialmente abolida.

En el siglo posterior la población afrodescendiente se instaló en varias regiones, entre ellas, el Valle del río Chota, entre las provincias de Carchi e Imbabura. Desde este lugar, hacia mediados del siglo XX, lo afros empezaron a juntarse en organizaciones campesinas con el fin de exigir que las antiguas haciendas se parcelaran y que la tierra se distribuyera para poder trabajarla. Esto efectivamente se logra en algunos lugares, pero no es suficiente.

Alrededor de los años 70, esta lucha por la tierra, que hasta entonces se había mantenido como un reclamo campesino, se transformó en la búsqueda del reconocimiento de la población afrodescendiente, de sus prácticas culturales y de sus derechos colectivos. Este pueblo logró que los derechos ganados con la Constitución de 1998 se mantuvieran y se ampliaran en la Constitución de 2008. La posibilidad de llamarse a sí mismos como afroecuatorianos, en vez de simplemente “negros”, es un acto de soberanía y reconocimiento: el Ecuador también es afro. Y aunque así lo reconoce la ley, en la realidad la población afroecuatoriana sigue sin poder disfrutar plenamente de sus derechos. La gente de La Victoria, por ejemplo, no tiene tierras para cultivar nada. Mientras que una parte del territorio está erosionado o no es fértil, la mayoría pertenece a personas ajenas a la comunidad, por lo que los locales trabajan como jornaleros en las plantaciones de azúcar, que ocupan alrededor de 200 hectáreas, y en la zafra, que es el momento del cultivo.

Una parte de la población se organizó en una asociación de productores en la que también siembran caña y otros alimentos, pero esto no es suficiente. Otras personas han empezado a trabajar colectivamente en la producción de artesanías, pero aún son muy pocas. Como consecuencia, se enfrentan a otro problema: los jóvenes, que son la mayoría de la población, deben salir a buscar trabajo en otros cantones, porque en su territorio ancestral no tienen oportunidades. A esto se suman otros problemas sociales, como las elevadas cifras de embarazos adolescentes, y socioambientales, como la contaminación de las quebradas con basura, la ausencia de una planta de tratamiento de aguas residuales y el agua que, según algunas personas, en ocasiones las enferma.

La población afroecuatoriana de La Victoria sueña con que su territorio pueda ser un lugar turístico en el que nacionales e internacionales vayan a las fiestas religiosas, donde se evidencia la devoción de la población afro en el catolicismo. Pero también a las fiestas propias de la comunidad que se realizan en marzo; e incluso al Día del Negro, en octubre. Si así fuera, la gente podría mostrar sus comparsas al ritmo de la bomba, con tambores africanos sonando al tiempo con guitarras, requintos o güiros, de origen español o mestizo; así como sus costumbres de agradecer al río, a la tierra y a las mujeres. Esas manifestaciones culturales hacen parte de los derechos ganados en más de 70 años de luchas recientes.

Fotografías del taller

Deslizar

Participantes

Estudiantes:

Emily Caicedo

Hariel Morales

Damaris Delgado

Domenic Padilla

Mateo Chala

Julieth Padilla

Jhostin Anangona

Erick Viveros

Kerly Delgado

Karolis Colorado

Peter Mena

Juanita Morales

Jeimily Morales

Carolina Morales

Jharley Morales

Cristian Egas

Cristian Viveros

Cristian Viveros


Relatos Memoria Oral:

Aníbal Morales

Isolina Anangono

Rebeca Colorado


Coordinación General:

Claudi Carreras


Dirección del Proyecto,
Responsable de los Talleres y Edición General:

Jorge Panchoaga


Registro Sonoro:

Pablo Ernesto Tobar Panchoaga


Registro audiovisual:

Lina Maria Botero Chacez


Producción:

Karla Araceli Viteri Maldonado

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