Imaginar en an Gregorio de Nigua
República Dominicana / 2023

San Gregorio de Nigua. Epicentro de la lucha por la libertad

Las edificaciones en piedra y los escombros de los ingenios coloniales en San Gregorio de Nigua, cuentan la historia de la trata de personas esclavizadas en República Dominicana, pero también la de lucha por la libertad en toda América. Este municipio de la provincia de San Cristóbal, a solo 20 kilómetros de Santo Domingo, se cree que fue el epicentro de la primera revuelta de afros obligados a trabajar en los ingenios azucareros de la región, bajo el yugo de la corona española entre el 25 y el 26 de diciembre de 1521. Aunque los restos de los antiguos ingenios cuentan con reconocimiento internacional, una parte de la población afrodescendiente de Nigua lucha para que la sociedad dominicana reconozca sus raíces africanas y preserve la vida de las y los afrodominicanos.

San Gregorio de Nigua, según el último censo en 2012, tiene más de 40.000 habitantes, aunque no hay cifras oficiales sobre la pertenencia étnico-racial del pueblo ni del país. Está dividido en tres secciones: Boca de Nigua, Najayo Abajo y Malpaís, cada uno con sus parajes. Además, está bañado por el río Nigua. Allí la gente se dedica mayoritariamente a trabajos de la industria manufacturera en la zona franca del municipio, pero también a la extracción de materiales de río y de minas. Además, una parte de la población se dedica al turismo en playas y antiguos ingenios y a la pesca.

Como en todo el país, en Nigua también se hace música de palos o atabales, un ritmo negro de tambores que suena en las fiestas patronales del pueblo y que, también, es en sí mismo un testimonio de la africanidad. Pero los palos de Nigua tienen sus particularidades. Se toca con los mismos instrumentos: tres tambores (un alcahuete, un adulón y un palo mayor) y una güira. Pero es diferente, pues utiliza el ritmo de tambora, típico de otros géneros de la región. Los palos de Nigua también vienen desde la época de la esclavitud y se dice que los trajeron personas esclavizadas oriundas del Congo, que tras el trabajo y el maltrato de cada día, en las noches tocaban tambores para conservar su cultura e incluso como una forma de desahogo.

Se hacía precisamente en los ingenios, pues fueron estos lugares los que motivaron a que los colonizadores incrementaran la trata trasatlántica de africanos y africanas para que trabajaran produciendo azúcar, pues en Europa era un producto muy apetecido y rentable. Según registros históricos, en 1520 en la isla La Española, como era llamado el territorio que hoy comparten República Dominicana y Haití, llegaron alrededor de 2.000 personas para trabajar las tierras de esta naciente industria. Es en este contexto en el que ocurrieron las manifestaciones culturales, como la música, que sería prohibida tras la revuelta del año siguiente, así como las reuniones entre las personas esclavizadas. Esto, sin embargo, no detuvo la búsqueda de la libertad.

En 1530 y 1540 sucedieron nuevas insurrecciones, y durante los 200 años siguientes, los negros de Nigua continuaron oponiéndose a la esclavización, a pesar de los crueles castigos que les impartían. La mayor rebelión llegó en 1796, en el ingenio de Boca de Nigua, pero solo hasta 1822 se abolió la esclavitud en el este de República Domincana, tras la ocupación del Jean Pierre Boyer, presidente de la reciente república independiente de Haití, precursora de la independencia en Hispanoamérica.

El ingenio de Boca de Nigua es, en San Gregorio, uno de los lugares que recuerda esta historia violenta de la región. En 1976 sus instalaciones fueron restauradas y se convirtió en un sitio de interés turístico en el país. En 2005 fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio Cultural de la Humanidad, dentro del proyecto “Los primeros ingenios coloniales azucareros de América”.

En este lugar, cada 30 de octubre, se celebró durante más de 20 años el Festival del Cimarronaje, para conmemorar la rebelión de más de 200 personas esclavizadas en 1796. Sin embargo, desde hace algunos años este festival dejó de realizarse y apenas en 2020 varios grupos ciudadanos decidieron realizar un homenaje para recordar este hecho histórico.

En San Gregorio de Nigua algunas organizaciones continúan luchando para que la región, y también el país, reconozca su herencia negra y conserve sus raíces africanas.

Fotografías del taller

Deslizar

Participantes

Estudiantes:

Luz Estefany Geraldo Brito

José Adrián De La Rosa

Eddymil Soriano Lantigua

Yameyli Dagmar Puello Pinales

Ashley Rosario

Yaneicis Mateo Cresencio

Ervin Nicolas Puello

Andrés Arias Cuello

Luis Emilio De Los Santos

Melba Solano

Salomón Suero

Ana R. Morel


Relatos Memoria Oral:

Ysabel Asencio Soto (Potin)

Angelina Guzmán Imprenta (Ninina)

Esperanza Perdomo

Coordinación General:

Claudi Carreras


Dirección del Proyecto,
Responsable de los Talleres y Edición General:

Jorge Panchoaga


Registro Audiovisual:

Jeisson James Riascos Copete


Registro Sonoro:

Pablo Ernesto Tobar Panchoaga


Producción:

Darío Solano 

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