Imaginar en Santiago de Cali

Valle del Cauca – Colombia / 2020

Cali: ciudad de los desplazados

Cali es la ciudad más importante del Pacífico colombiano. De hecho, se ha denominado la “Capital del Pacífico”. Y no es para menos. La ciudad, en los últimos 50 años ha recibido a miles de personas de otras ciudades, pueblos y comunidades rurales del litoral, especialmente población afrodescendiente. Cali, ubicada en el suroccidente de Colombia y a dos horas del puerto más importante del país, Buenaventura, es la ciudad colombiana con el mayor número de población afrodescendiente y la segunda de América Latina, después de Salvador de Bahía en Brasil. Según cifras oficiales aproximadamente el 26,2% de las 2 millones 228 mil personas que alberga, se auto reconoce como afrodescendiente.

Esa población ha migrado en búsqueda de mejores oportunidades sociales y económicas o se ha desplazado a causa del conflicto armado que ha afectado fuertemente al pacífico o por la acción de proyectos industriales. En Cali, según las cifras del Estado, residen 187.087 víctimas del conflicto armado, pero solo 45.248 sufrieron la guerra en esta ciudad. Esto da cuenta de la magnitud del desplazamiento forzado. De hecho, del total de víctimas residentes, el 40% son negras o afrocolombianas.

Así se ha construido Cali: con las costumbres de la gente que llegó y sigue llegando. Se quedó en la ciudad la música hecha con chirimías, cununos, marimbas y guasá; los cantos y arrullos; las preparaciones con coco, pescado y piangua; y el conocimiento de los pueblos afros que no pudo arrebatar el desplazamiento. Pero para la gente no fue fácil. Pasar de la vida comunitaria en un territorio rural a un barrio periférico en el que no se conoce a nadie generó un trauma. “Más de una (mayora) no tenía literalmente donde vivir, para ellas fue llegar a la casa de algún familiar con sus cuatro siete hijos, porque en el Pacífico culturalmente se tiende a tener una gran población de hijos”, dijo Francy Elena Riascos, una cantora de López de Micay (Cauca) radicada en Cali, que pertenece a la Escuela Canalón, un centro de pensamiento y desarrollo de la cultura del Pacífico sur.

Esta ciudad, aunque ofreció mejores oportunidades que las que había en los territorios, también ha sido hostil con la población afro. Gran parte de esta tiene necesidades básicas insatisfechas y vive en condiciones de desigualdad. Esto ha cultivado epicentros de violencia que han terminado por estigmatizar a toda la población afro.

Aún así, no se han resignado a ser vistos con sospecha. Por el contrario, han trabajado en comunidad para cambiar esa visión. Este trabajo ha sido notorio en una zona de la ciudad llamada el Distrito de Aguablanca, donde vive gran parte de la población afro de Cali. Este sector, que lo conforman cuatro comunas del oriente de la ciudad y que expande su influencia hacia otras tantas vecinas, ha sido el epicentro de numerosas manifestaciones artísticas y sociales para reivindicar la paz.

Según la Alcaldía de Cali, en el Distrito de Aguablanca hay 68 organizaciones que impulsan 40 prácticas culturales “en relación a la música, teatro, danza folklórica y urbana, salsa, artes circenses, cocina tradicional, medicina tradicional, poesía, artes y oficios, peinados afro, actos festivos y lúdicos”. Una de esas es la Fundación Escuela Canalón, que busca arropar a niños, niñas y jóvenes de la violencia, el consumo de drogas y embarazos a temprana edad, y borrar los prejuicios que hay sobre el Distrito.

La cultura ha sido una de las apuestas de paz del territorio, pero no es suficiente. La población afro sigue siendo victimizada. El 11 de agosto de 2020, cinco jóvenes de entre 14 y 16 años fueron asesinados en un cañadulzal de Llano Verde, un barrio de Aguablanca. Este hecho movilizó a la población bajo la pregunta de cuánto importan las vidas negras e incluso generó que artistas del Pacífico se unieran para hacer la canción ¿Quién los mató? y exigir justicia.
Este hecho, más la falta de oportunidades, el racismo y la exclusión, motivaron a cientos de jóvenes a participar del Paro Nacional que comenzó el 28 de abril de 2021. Aunque el saldo del paro fue, según la organización Indepaz, de 45 personas asesinadas, los y las jóvenes de Cali se hicieron escuchar para pedirle al Estado que por fin los mire y tome en serio sus necesidades: el desempleo, que no hace más que crecer desde 2018; educación de calidad que les permita acceder a la universidad; educación pública y gratuita; y financiación a los programas de arte, cultura y deporte.

Todo esto es todavía peor para la población afro. Pero la comunidad se sigue moviendo. Se organiza, propone con creatividad y busca apoyo del Estado, porque el pensamiento sigue siendo colectivo. En la memoria de la comunidad hay espacio para imaginar una sociedad más justa.

Entrevistas

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Fanzine Santiago de Cali

Descargar Fanzine

Memoria Oral

Participantes

Estudiantes:

Tatiana Galarraga

Tatiana Gracias Rivas

Brayan Fernando Ocoró Ruiz

Duvan Santiesteban Berrio

Renson Camilo Delgado Eraso

Francy Riascos

Johan Caicedo

Nallely Valencia

Edwin Estupiñan

Harold Lopez

Felipe Amú

Zaira Gonzáles


Relatos Memoria Oral:
Faustina Ramos
Aide Herrera
Polonia Caicedo
María Saturia Guaitoto Valencia
Registro Fotográfico:

Jeisson Riascos


Registro Sonoro:
Pablo Tobar

Registro audiovisual:

Juan Pablo Marin
Tatiana Galarraga

Producción:
Ximena Vasquez Velasco

Apoyo local:

Fundación Canalón
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