Vanessa Zayas

Olga Manzano y Baltazar Castellano
México -
julio 19, 2021

Africamericanos en México: los murales de la memoria

 

Olga Manzano y Baltazar Castellano se conocieron en un Paseo del Pendón, una fiesta tradicional de Chilpacingo, en la cual participan las siete regiones del estado de Guerrero con las danzas tradicionales de cada lugar. Olga nunca se había puesto a pensar que la danza de los diablos era una danza de origen afrodescendiente. Balta le contó sobre el origen de la danza, le mostró los grabados que él había hecho al respecto, y le habló de su historia en el Centro Cultural Cimarrón.

 

Dice Olga que a ella nunca le dijeron que en México había gente negra. No recuerda haberlo visto en la secundaria, ni cuando estudió antropología física en la universidad. A pesar de eso a su abuela le decían morena, “como les decimos a los negros aquí en México”, porque ella era de la Costa y tenía el pelo muy crespo. Cuando conoció a Balta entendió que muchas de las cosas que pasaban con su abuela y con ella misma, y que mucho de lo que la abuela le había enseñado tenía que ver con su origen afrodescendiente.

 

Hoy, invitados por el proyecto Africamericanos de Vist Projects, están haciendo una serie de murales en cinco comunidades de la Costa Chica. Los murales, en los que participan otros tres muralistas y las propias comunidades, son parte de las iniciativas alrededor de la muestra Africamericanos en el Centro de las Artes de San Agustín Etla en Oaxaca, financiado por el proyecto BI de Bancomer. El registro de la experiencia está a cargo de Vanessa Vargas, una joven fotógrafa de la zona.

Ayahuasca Musuk

Vanessa Zayas

No solo en México la historia y la realidad de las poblaciones afrodescendientes ha sido ocultada y borrada de los relatos oficiales de la nación. Es una tendencia generalizada en las Américas, el territorio receptor de la gran mayoría de la diáspora africana. Se calcula que aproximadamente 15 millones de personas fueron víctimas de la trata esclavista transatlántica durante 400 años. Según documentos oficiales en México el 2,04% de la población nacional se autoreconoce como afromexicana. Otros investigadores dicen que ese porcentaje oscila entre el 3 y el 9%.

 

Una región de ese país, la Costa Chica en Guerrero, es tradicionalmente asociada a los llamados “morenos”. Dice Olga que la gente en la costa no usa la palabra afrodescendiente para identificarse, para ella ese sigue siendo un término muy académico. Las personas prefieren llamarse: “negro, costeño, guerrerense o oaxaqueño”. Como en otros países, la adscripción territorial es muy fuerte.

 

Ayahuasca Musuk

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En esa zona de México, hace aproximadamente 40 años llegó Glyn Jemmott Nelson, más conocido como el padre Glyn, un sacerdote jesuita afrodescendiente originario de Trinidad y Tobago. El padre Glyn junto con líderes de la región, fundó México Negro, una asociación civil y el Centro Cultural Cimarrón, donde se formaron muralistas como Baltazar.

 

Ese fue el primer acercamiento de Balta a las artes plásticas. Cuenta que en el Centro se reunían jóvenes con edades entre los 10 y los 15 años y hacían murales comunitarios. Los dos espacios fundados entre la comunidad y el padre Glyn iban siempre de la mano. De esa manera personas como Balta no solo se acercaban a ciertas técnicas y desarrollaban su creatividad artística, sino que también recibían una formación política muy importante. La labor del padre Glyn en esa región impulsó la organización política del pueblo afromexicano, empezando por su auto-reconocimiento en una zona de mucha diversidad cultural.

 

Después de que Mario Guzmán, uno de los maestros de Balta, saliera de la dirección del Centro, Baltazar asumió ese lugar durante casi 15 años. Para él, Cimarrón fue su cuna y su escuela. Ahora él dice que salió de los procesos comunitarios y vuelve a ellos con los talleres de muralismo.

Vanessa Zayas

Vanessa Zayas

El encuentro entre Olga y Balta los llevó a crear la fundación Raíz de la ceiba, Balta es muralista, grabador y además se formó como artista plástico en Oaxaca, Olga es antropóloga. Ella también tiene una experiencia de casi 20 años de trabajo comunitario en Guerrero. Entre los dos ofrecen talleres de muralismo a niños de la Costa Chica. A través de la pintura aprovechan para hacer rescate de memoria y reivindicación de derechos culturales. Poco a poco han ido involucrando a otros artistas de la zona. Su intención es que cuando la gente vea los murales se identifique y reconozca las historias y los personajes representados.

 

Empezaron en El Ciruelo, Oaxaca, con un mural dedicado al Padre Glyn. Fue en esa localidad donde el padre inició sus labores, y fundó Cimarrón. Entre las cosas que en ese Centro Cultural eran reivindicadas estaba la danza de la Artesa, que también aparece en el mural. Sobre los danzantes del mural pintaron los grabados de los niños formados en el centro. Entre las personas que participaron en ese mural estuvo Elder Ávila Palacios, uno de las primeras personas que fue formada en grabado en el Centro Cimarrón y educada por el padre Glyn. Elder Ávila fue uno de los maestros de Baltazar.

Ayahuasca Musuk

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Para el proyecto es muy importante que los niños participen de la elaboración de los murales. No solo porque es un espacio que les permite reconocer y valorar su historia, sino también porque si ellos son parte de la obra, luego la protegen. Además, los niños son los guías de los talleristas en cada lugar.

 

El segundo mural fue realizado en Llano Grande La Banda. Ahí tuvieron que pensar en otra metodología porque llegaron muchísimos niños a pintar: fue tanta la acogida que no hubo necesidad de vocear el evento. En Llano Grande el mural está dedicado a la danza de los diablos, de la cual los habitantes de la localidad sienten mucho orgullo porque los danzantes participan de la Guelaguetza en Oaxaca, también conocida como Lunes del cerro. Es una fiesta muy popular en la que se invita a todos los pueblos de Oaxaca a participar.

 

Vanessa Zayas

En la festividad de este año participaron por última vez dos de los músicos tradicionales de Llano Grande. El mural se hizo en memoria de esos dos músicos y ellos quedaron ahí representados. Los músicos en esa localidad son muy importantes, de hecho, dice Olga, el nombre del pueblo incluye las palabras “La Banda”, al final, porque ahí vivían los músicos de la única banda de la región, que acompañaban fiestas, funerales, celebraciones, etc.

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Del otro lado del muro, dedicaron un espacio solo para los niños. Les preguntaron qué era lo que más les gustaba y todos respondieron que el día de muertos, porque ese día, cuenta Olga, salen “los diablos, el macho, mula, la minga, el toro de petate, la tortuga”. Entonces en ese mural aparecen los personajes infantiles, con las máscaras tradicionales.

 

Ayahuasca Musuk

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Ahora están terminando un mural en Cerro del Indio, un pequeño pueblo de Cuajinicuilapa. En este caso, el mural se hizo en honor a la gente negra que habita el pueblo y que se fue quedando y habitando el lugar porque ahí era donde trabajaban. Para lograrlo hablaron con los mayores del pueblo que les contaron varias historias. Entre ellas, en una cuentan que antes en la punta del cerro vivía un indio muy grande y de pelo muy largo, con él las personas afro que llegaron a vivir en el pueblo hacían intercambios.

Ayahuasca Musuk

Vanessa Zayas

Así que en este mural está representado el cerro, con el indio viviendo en su cima vestido con ropa que lleva los bordados mixtecos de la zona. En la parte de abajo aparecen los hombres y mujeres que iban a lugar a trabajar con sus diferentes herramientas y que finalmente fueron quienes habitaron el lugar. Además el mural representa el día y la noche pues cuentan que la población afrodescendiente del lugar tuvo una fuerte relación con navegantes asiáticos que llegaron a la costa. Algunas personas tienen rasgos físicos que muestran esa relación.

 

El próximo mural lo harán en el cerro de Las Tablas, aún no saben qué van a pintar, porque eso siempre se define con la participación de los habitantes del lugar.

Ayahuasca Musuk

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