Rudy, un pandillero de 15 años con un arma en su casa en La Paz, El Salvador, julio de 2016. Fred Ramos
Fred Ramos
El Salvador -
julio 05, 2021

Esa cosa absurda que es la violencia

La primera foto que el salvadoreño Fred Ramos tomó en su vida fue a su padre, Domingo. Fue él quien le dio un consejo de fotografía que todavía recuerda: “Cuando dispares no respires”. Estudió diseño gráfico y se movió durante un tiempo en el mundo de la publicidad. En 2011, cuando asesinaron a su papá, su enfoque cambió. Necesitaba entender.

Supo que el asesino era un niño de 13 años. Más tarde, cuando empezó con el fotoperiodismo, conoció a un chico de 15 que era pandillero. Pasar tiempo con él lo ayudó a entender al victimario de su papá. “Su vida ya estaba condenada desde muy pequeño”, cuenta. Le costó sentir rencor por el asesino.

“La violencia es una cosa absurda que no tiene ninguna explicación”, dice, desde uno de los países más violentos del mundo. Trabajó durante siete años en el periódico digital El Faro. Después, colaboró desde México en diversos medios, como Washington Post, El País, Bloomberg y TIME. Ganó el World Press Photo en 2014, el Poylatam en 2015. Fue uno de los ganadores de PH Museum en 2020.

Un oficial de policía vigila el Parlamento Guatemalteco durante una protesta en contra de la corrupción gubernamental en Ciudad de Guatemala, septiembre del 2017. Fred Ramos

Estudiaste diseño gráfico y luego llegaste a la fotografía ¿Cómo fue ese desembarco?

La fotografía siempre ha estado presente en mi vida. En el 2011 asesinaron a mi papá y eso para mí fue devastador. Quise entender el entorno, la situación que me rodeaba. Me hizo enfocar la cámara hacia otras realidades. El Salvador es un país muy violento.

Después vine a México a estudiar fotografía: iluminación, retrato, desarrollo de proyectos. De ahí volví al Salvador, presenté un par de ideas al periódico El Faro. Honestamente, en ese momento mi técnica era fatal; me mandaban a una protesta y volvía con fotografías sobreexpuestas, no podía acercarme a la gente para nada, era muy tímido. Pero el diseño gráfico me ayudó a conceptualizar.

Un niño hondureño juega cerca de las líneas del tren en Arriaga, Chiapas, sur de México, octubre del 2018. Fred Ramos

¿Pudiste entender qué le pasó a tu papá?

Todavía no tengo una respuesta clara. La violencia es una cosa absurda que no tiene ninguna explicación. En vez de respuestas tengo más preguntas. Investigando me enteré de detalles: fue un adolescente el que lo asesinó, un niño de 13 años. Me costó mucho sentir rencor, fue algo que no me he perdonado en muchos años. No sentir rencor contra el asesino de mi papá era algo que no podía explicar, era un cortocircuito muy grande. Sentía que estaba traicionando su memoria.

Cuando empecé a hacer fotoperiodismo conocí a un chico de 15 años que era pandillero, una edad muy parecida a la del asesino de mi papá. Lo visitaba constantemente. Eso me ayudó a entender al victimario de mi papá. Me di cuenta de que él también era una víctima. Trataba de ver la figura del muchacho que mató a mi papá a través de Rudi. Sentía cada vez más lástima por él porque su vida ya estaba condenada desde muy pequeño a convertirse en un criminal, no tenía otra opción. El Estado nunca estuvo para él. La escuela, que estaba a 200 metros de su casa, nunca fue a buscarle para que estudiara. La pandilla lo vio como un candidato y lo reclutó.

Intentó salir de la pandilla pero ya la policía lo andaba buscando. Y no para meterlo en la cárcel, sino para matarlo. Muchos asesinatos suceden así. También estaba en problemas con su pandilla, andaba huyendo de ambos lados. Una noche llegó una patrulla de la policía, lo sacaron a él y a sus dos hermanos y los fulminaron a los tres.

La violencia es una cosa compleja. La línea entre convertirte en víctima o victimario es muy delgada.

El Faraón, un miembro de la pandilla 18, después de recibir un disparo de parte de otro pandillero. Murió ocho horas después en un hospital. La Paz, El Salvador, septiembre del 2014. Fred Ramos
El muro en Tijuana, México, mayo del 2020. Fred Ramos

En tu trabajo The last outfit of the missing uno puede ver a muchos Rudis…

Daniel Valencia, un compañero del periódico, estaba trabajando el tema de los desaparecidos. Fuimos con él a documentar lo que hacían los antropólogos en las exhumaciones. Entendí que los atuendos eran algo muy importante, representaban la posibilidad de encontrar una familia.

En El Salvador no hay política de desaparecidos: no hay bancos de ADN ni ninguna política de búsqueda, es todo muy precario. Si una madre busca a su hijo, lo primero que hace es llegar al departamento de antropología y ellos le muestran fotografías de los atuendos. A partir de ahí intentan que haya un reconocimiento. Y si lo hay, se inicia el proceso de ADN.

Por lo general, de los desaparecidos ves cifras o la foto de la madre con la foto. Nos pareció una manera muy humana de contar una historia y también de mostrar estos atuendos y que posiblemente alguien lo reconociera.

Una exguerrillera lleva un collar con un arma, una bala y una imagen del Che Guevara en San Salvador en febrero de 2021. Los 12 años de guerra fueron uno de los factores más evidentes de la migración en El Salvador. Fred Ramos.
Familiares y amigos del sargento Pablo Cándido Vega en el cementerio Panchimalco, El Salvador, abril del 2015. Fred Ramos.

También tocas el tema de la migración en el trabajo The dark triangle.

Durante seis años he estado viajando a través de Centroamérica. Me interesa qué es lo que motiva a la gente a migrar. La crisis actual en Ciudad Juárez es producto de la desesperación. La pandemia está afectando a miles y miles de familias. El Salvador pasó cerrado casi tres meses en una economía donde la gente vive día a día, donde lo que se trabaja ahora es lo que se va a comer mañana. Mucha gente no pudo, la única solución que ve un centroamericano es migrar.

A su vez, el 2020 fue un año histórico en huracanes, en Guatemala y Honduras. La gente estaba literalmente viviendo en el lodo. Si combinas pandemia y huracanes, es la tormenta perfecta para querer huir de tu país.

Manifestantes fabrican bombas de gasolina durante las protestas contra la reelección del presidente Juan Orlando Hernández en Tegucigalpa, Honduras, diciembre del 2017. Fred Ramos

Eso también lo trabajas en Step at the border, ¿cómo fue esa búsqueda?

Cuando llegó la pandemia estaba desesperadísimo, como todos. Las fronteras estaban parcialmente cerradas, no del todo. Eso hacía que los trabajadores sociales que vivían en Tijuana pero trabajaban en San Diego tenían que ir a dormir ahí, era la única manera de llegar a tiempo a sus trabajos. Las filas se hacían larguísimas. Son personas de vidas binacionales, que tienen papeles de residentes en EE.UU. pero la vida mexicana es más barata. Me pareció una buena forma de retratar a los trabajadores esenciales de una forma íntima.

Hay una fotografía de una mujer con un collar: un Ché Guevara, una bala, un arma y algunas cosas más ¿qué representa?

La política salvadoreña ha dado un giro muy grande, se está resquebrajando el viejo bipartidismo con un sector de izquierda y otro de derecha que hacían alianzas con otros partidos más chiquitos. En los últimos años se está dando un fenómeno de desesperación de ver que no se solucionan las cosas. La gente empezó a apoyar al presidente Nayib Bukele.

Esta mujer con el collar fue comandante de la guerrilla del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional). Me parece muy interesante documentar esta vieja izquierda que lucha por no desaparecer mientras crece el fenómeno de Bukele. Se podría decir que intenté retratar el partido a través de ella. Vas a los encuentros y ves puros ancianitos cantando “el pueblo, unido, jamás será vencido”. Es una cosa que, para mí, que vengo de una familia que fue combatiente, me da mucha tristeza.

Desplazados por la tormenta tropical Amanda en San Miguel, El Salvador, diciembre del 2020. Treinta huracanes desde el Atlántico han impactado en Centro América en el 2020, esta fue la temporada más larga de huracanes en los últimos 15 años. América Central es una región vulnerable al impacto del cambio de clima y esto ha forzado a miles de salvadoreños a abandonar sus casas a pesar de la pandemia. Fred Ramos