Colectivo Kucha Suto
Entrevistas
Rodolfo Palomino - Colectivo Kucha Suto
Colombia / San Basilio de Palenque -
mayo 31, 2021

Kucha Suto

En 1713 fue fundado en la zona montañosa cerca de Cartagena el pueblo conocido actualmente como San Basilio de Palenque. Un grupo de cimarrones liderados por Benkos Biohó fundó el primer pueblo libre de Suramérica. Palenque, como es nombrado comúnmente, es un pueblo afrodescendiente que conserva muchas tradiciones culturales de origen africano. Su pueblo desarrolló una lengua conocida como Palenquero, la única lengua criolla de las Américas que combina una base léxica española con la gramática de las lenguas bantúes.

En 1999 un grupo de docentes, preocupados por la situación de debilidad en la que estaba entrando la lengua palenquera e interesados por fortalecer sentimientos de pertenencia, iniciaron Kuchá Suto, que en español quiere decir “Escucharnos”. La iniciativa consistía en crear espacios dentro de la escuela para que los estudiantes hablaran en palenquero y contaran historias. Iniciaron con una radio, los estudiantes tenían como tarea hablar con sus mayores para contar historias en las emisiones.

Colectivo Kucha Suto
Colectivo Kucha Suto

Al poco tiempo, decidieron sacar la emisora de la escuela y ponerla en la calle principal del pueblo. En esa época, dice Rodolfo Palomino uno de los integrantes del proceso, “la emisora funcionaba a pulmón”, pues consistía en un micrófono y un parlante. La gente pasaba y enviaba saludos, dejaba recados o dedicaba canciones.

En 2003, un grupo de desplazados de la vereda de La Bonga llegó cerca de Palenque. Habían recibido un panfleto en el que les daban 48 horas para abandonar la vereda. Los integrantes de Kucha Suto decidieron moverse hacia donde estaban los recién llegados, sabían que ellos tenían mucho por contar. Rodolfo apenas había entrado a hacer parte del proceso cuando eso sucedió. Recogieron historias que fueron grabadas y escritas y que contaban no solo lo que había sucedido en el desplazamiento, sino todo lo que habían dejado atrás.

Poco después, y con el apoyo del colectivo Línea 21 que trabajaba principalmente en Los Montes de María, consiguieron los equipos necesarios para transmitir al aire, podían grabar y tener una programación más larga y continua. El colectivo también apoyó las gestiones para construir la casa cultural del pueblo, a donde se trasladaron y donde tienen actualmente un espacio. A partir de ahí, muchos de sus miembros lograron capacitarse en técnicas audiovisuales, y ya no solo contaron historias en la radio, sino que empezaron a grabar videos y a hacer fotografía.

Ayahuasca Musuk
Colectivo Kucha Suto

La llegada de la gente de La Bonga demostró que los actores armados estaban más cerca de lo que se pensaba. Los palenqueros tenían miedo, antes de oscurecer las familias se encerraban en sus casas con temor de lo que podía pasar de noche. Dice Rodolfo que eso era muy extraño, y que entonces decidieron crear un espacio para que la gente volviera a reunirse y encontrarse: el cine itinerante.

En una pantalla empezaron a proyectar imágenes de lo que estaban haciendo ellos, “a la gente le gusta verse”, dice Rodolfo. El ejercicio no solo logró reunir a los habitantes, sino que empezó a funcionar como un ejercicio de memoria.

Los mayores recordaban gente que había estado en su territorio fotografiando, entrevistando o grabando, pero no recordaban haber visto el material que producían. Los miembros de Kuchá Suto decidieron investigar, y a medida que fueron encontrando todo el material producido, iniciaron un proceso de “repatriación”. Con todo lo que encontraron crearon un archivo audiovisual, cuya catalogación pasa por los miembros de la comunidad que al ver las piezas recuerdan lo que pasaba fuera de cuadro.

Ayahuasca Musuk
Acervo documental de Nina S. de Friedeman – Derechos de uso Colectivo Kucha Suto

En 2013 Kuchá Suto ganó un premio India Catalina en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, y a partir de ese momento sienten que su ejercicio es cada vez más exigente e importante. Actualmente, cuentan con un estudio de grabación donde han producido varios álbumes de grupos musicales tanto tradicionales como de otros géneros. Siguen haciendo piezas audiovisuales y comunicativas y formándose para educar a otros en este proceso. Todo hecho “con identidad”, respetando las tradiciones, hablando en palenquero y fortaleciendo su cultura.

Kuchá Suto acompañó y apoyó el primero de una serie de talleres que VIST, en alianza con AECID, estará desarrollando en comunidades afrodescendientes de diferentes países de América Latina. El objetivo es generar procesos de formación, creación y diálogos sobre las memorias orales usando herramientas para la creación de imágenes como: storyboard, grabación de audio, fotografía y narrativas visuales. Todo esto con la intención de mantener viva la memoria colectiva.

Talleres de creación de Storyboard- Vist Projects
Talleres de creación de Storyboard- Vist Projects

¿Cómo inició Kuchá Suto?

Kuchá Suto es un proceso que inicia en la institución educativa Benkos Biohó en el año 99 y empezó haciendo radio y para preservar y apropiar la lengua propia, el palenquero. El proceso inició liderado por profesores como Sebastián Salgado Reyes del área de la lengua propia y Mari Dicimarro Espino profesora de lengua castellana y artística, la profesora Zoila y alrededor de cuatro docentes se encargaron de empezar a hablar de la lengua palenquera.

En ese entonces aparece el colectivo de Comunicación Línea 21 de Montes de María, e impulsa el proceso liderado por los docentes y empiezan a implementar un acompañamiento desde la producción radial misma. Se producían contenidos de radio en lengua palenquera y a través de unos altoparlantes se escuchaba alrededor de la escuela y en todos los salones. Después se logró que fuera una radio comunitaria, una emisora de todo el pueblo, en la que todo el mundo que pasaba podía pararse y decir algo.

Desde ese entonces algunos compañeros que hoy hacen parte de Kuchá Suto tenían edades de 8 o 9 años. Yo ingreso a Kuchá Suto en el año 2003 después de que llega la población desplazada por el conflicto armado a unos 15 kilómetros del pueblo. En ese momento el proceso lo deciden sacar de la escuela, para mirar cómo desde la comunicación con medio alternativos se podía también apoyar y contar la memoria de la población en situación de desplazamiento.

Ayahuasca Musuk
Acervo documental de Nina S. de Friedeman – Derechos de uso Colectivo Kucha Suto
Ayahuasca Musuk
Archivo fotográfico comunitario – Catalogado por Colectivo Kucha Suto

¿Todos los programas se hacían en palenquero siempre?

Sí, la mayoría de los programas se hacían en palenquero y se hacían programaciones también desde la música tradicional. Cuando la radio sale para que la comunidad tenga más acceso, se hizo aprovechando que la escuela quedaba en toda la principal y por ahí la mayoría de la gente tiene que cruzar, es como un punto bien estratégico, y se dejaba abierto el micrófono. Todo mundo pasaba y decía algo: “saludo a no sé quién” y ponía una canción, o daba algún recado o información.

¿Por qué crees que escogieron la radio y no otro medio?

Porque se pensó que el tema de la innovación, la tecnología nunca llegaría por acá, de hecho, había un teléfono comunitario para toda la población. Y el parlante era lo más asequible. Con un micrófono y unos parlantes se hacía inicialmente en la escuela. Esos parlantes se ubicaban en distintos lugares de la institución y la gente con el micrófono hablaba. Era una emisora que sólo funcionaba a pulmón, en el momento que la gente se quitaba el micrófono de la boca ya. Y después los de Línea 21 decían bueno podemos gestionar una antena y consiguieron un emisor y una consola, y esa sí ya funcionaba conectada a un artefacto de manera eléctrica.

Ayahuasca Musuk
Archivo fotográfico comunitario – Catalogado por Colectivo Kucha Suto

Uno de los momentos importantes del proceso fue cuando llegó la población desplazada y salen a encontrarse con ellos. ¿Por qué se decidió ir?

Cuando se usaban los parlantes dentro la escuela se contaban las historias de los estudiantes o había que buscar historias en la calle con la población. Era una tarea de los estudiantes. Cuando llega la gente de La Bonga pensamos que traían mucho que contar sobre lo que les pasó y ahí se sacó definitivamente el proceso de la escuela y nos trasladamos allá. De hecho, yo iba entrando al colectivo y enseguida nos trasladamos hacia la población y allá se logró conformar otro proceso juvenil que trabaja con niños.

Salimos buscando las historias que había por contar. De hecho, todavía hay algunos textos de ellos. La gente no escribía, sino que nos cogían a nosotros como estudiantes, contaban la historia y nosotros las íbamos escribiendo. Todavía tenemos ese banco de historias ahí, yo recuerdo uno que se llamó La vida de un desplazado, otro Mil noches de oscuridad.

Archivo fotográfico comunitario – Catalogado por Colectivo Kucha Suto
Diógenes Cabarcas – Colectivo Kucha Suto
Después también empiezan el cine club itinerante.

El cine empezó como una estrategia para mitigar que ya había en el territorio la presencia de grupos armados. La comunidad estaba muy temerosa y se encerraba muy temprano, se acostaban a las 6 de la tarde y eso era muy raro. Porque tradicionalmente, culturalmente la gente aquí es agremiada, reunida. Pensamos que el cine podía agrupar a la gente nuevamente. Y entendimos que a la comunidad le gustaba verse en la pantalla, en la imagen. Porque sobre todo se mostraban imágenes que ya el colectivo Línea 21 tenía del territorio. La gente veía y después hacía un microcuento de qué había en la foto, qué había en el video, quiénes estaban cuando se hizo.

“Y entendimos que a la comunidad le gustaba verse en la pantalla, en la imagen”.

Decías que después empezaron más capacitaciones, lograron el espacio y ahí creció el colectivo…

Participamos de la convocatoria de formación con el Ministerio Cultura, y un diplomado que yo realicé en representación del grupo, después la gente se creyó más el cuento. Eso fue durante ocho meses y recibimos mucho apoyo del Ministerio para dotación de equipos y acompañamiento en la formación constante del grupo durante casi tres años en distintas áreas: lo audiovisual, la radio, los medios.

Nosotros empezamos a llevar a otros procesos: la radio, el cine comunitario e iniciamos el proceso del Archivo Audiovisual de San Basilio de Palenque que es un espacio donde empezamos a buscar todo eso que se ha hecho, que existe sobre el territorio de Palenque, identificar dónde está ese material y luego eso lo llevábamos a la pantalla.

Archivo fotográfico comunitario – Catalogado por Colectivo Kucha Suto

Después hicimos un trabajo muy grande al interior de la comunidad de apropiación de todo eso: ¿qué es Kuchá suto? ¿qué es el colectivo? ¿para qué sirve? Y sobre todo dar a conocer el archivo. Eso duró casi tres años. A veces salíamos a dar a conocer la experiencia y mucha gente decía “ah, pero eso no se conoce, nosotros no conocemos eso y dónde hacen eso, hace cuánto”.

Lo que hicimos fue apropiar a la comunidad sobre esa memoria que íbamos hallando. El trabajo que nosotros estábamos desarrollando no lo difundíamos por ninguna red ni nada de eso, sino que era más local y de apropiación.

Archivo del fotógrafo de la región Manuel Pérez Cambiao

Después vimos que ya el grupo se crecía, los chicos y chicas ya tenían otra idea, otros tenían que estudiar o trabajar. Empezamos a pensar cómo sostener ese proceso en ese espacio, e iniciamos los trámites para obtener la personería jurídica. Porque cuando pedíamos ayuda, creíamos que era venga señor alcalde y señores, aquí tenemos un proceso, estamos haciendo un trabajo bien lindo y necesitamos recursos. Pensamos que era así. Nos decían sí, queremos apoyarles, pero ustedes deben tener esto. Siempre nos decían así todas las instituciones y nosotros pensamos que era un pretexto para no apoyarnos. Pero entendimos que había que organizarnos y empezar a gestionar y participar en convocatorias.

Volvimos a la comunidad de La Bonga nuevamente. Hoy tenemos un proceso constante de formación. Tenemos un semillero de comunicación allá hace dos años y empezamos a también a hacer cine en otros sectores del municipio, con otras comunidades afros, indígenas. Ya no sólo hacemos el cine club, hacemos festivales en donde convocamos procesos como el nuestro, con contenidos hechos por comunidades, durante cuatro días.

Archivo fotográfico comunitario – Catalogado por Colectivo Kucha Suto

Cuéntame más del archivo.

La inquietud parte porque la comunidad decía bueno, aquí llegan muchos fotógrafos, antropólogos, personas extranjeras con cámara, nos graban y no sabemos qué pasa con eso. Además, Kuchá Suto empezó también a caminar con cámara en mano y nos empezaban a preguntar a dónde iba a parar ese material.

Nosotros empezamos a hacer listas con la información que ellos daban, que en tal año hicieron una grabación así y empezábamos a buscar por internet. Nos dedicamos durante casi dos años buscando, hicimos una identificación y creamos una base de datos de mucha gente, de universidades o independientes. Una parte de ese material ha vuelto, otra está en proceso.

Eso luego se mostraba en el cine en la calle. Llevábamos fotografías de gente que ya tiene muchos años, que después de 50, 40 años se ve ahí. Todos empezaban a apuntar y hacer ese ejercicio de memoria. Después recibimos capacitaciones en temas de archivo y catalogación con el ministerio.

Acervo documental de Nina S. de Friedeman – Derechos concedidos a Colectivo Kucha Suto
Acervo documental de Nina S. de Friedeman – Derechos concedidos a Colectivo Kucha Suto
Ayahuasca Musuk
Acervo documental de Nina S. de Friedeman – Derechos concedidos a Colectivo Kucha Suto

Ustedes ganaron un premio India Catalina en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI), ¿cómo fue eso?

Eso fue en el año 2013. De hecho, ya empezamos a darnos a conocer. Fue un trabajo realizado con el colectivo Línea 21, ellos tienen un proyecto que se llama El Mochuelo, que es como una especie de un museo, para ese proyecto nosotros propusimos tener en cuenta las historias y cuento la de la región y la diáspora. Entre estas historias estuvo la de los cuentos y los juegos y nosotros hicimos ese documental sobre los juegos y rondas palenqueros representado por niños. La pieza participó en el Festival Regional de Montes de María y fue ganador. De ahí los tres primeros ganadores fueron inscritos en el FICCI y ganamos a mejor producción de televisión comunitaria por el contenido que mostraba.

Recibir ese premio nos hizo entender que era un proceso serio y requeríamos de mucha más de ciencia para seguir manteniéndolo. Ese premio permitió que nos conocieran a nivel nacional y eso afianzó más el trabajo, la calidad de los productos, los contenidos y entender la importancia de la producción desde la vinculación con la comunidad para que se sienta representada.

En tu intervención en el Seminario hablaste de ustedes hacen cosas “con identidad”. ¿Qué quiere decir eso?

Cuando empezamos a apoyar los procesos música tradicional también llegaron jóvenes que decían yo también quiero hacer música, pero rap o champeta. El estudio de producción y grabación estaba apenas iniciando, apenas estábamos armando la forma cómo la comunidad se podía apropiar de estos espacios. En distintos diálogos y encuentros con la comunidad y los sabedores de la música. los jóvenes decían que querían hacer rap, por ejemplo, y los viejos decían no, eso acaba con la música tradicional y no es bueno hacerlo de esa forma.

Entonces hicimos una pieza donde se empezó a hacer fusión con identidad y los jóvenes empezaron a hacer fusiones de música tradicional y champeta o rap, y todo en la lengua palenquera. La base del rap, por ejemplo, no es sintetizada sino con instrumentos propios.

También en otros casos, para desarrollar una pieza, un contenido siempre creamos ese espacio entre los realizadores nuestros y los sabedores. Si vamos a hacer un documental sobre los dulces típicos de Palenque convocamos a tres, cuatro hombres o mujeres que hacen ese dulce y que nos cuenten cómo se hace. A partir de ahí se empieza a escribir y a tener una propuesta audiovisual o fotográfica para darle contenido.

¿Cómo te pareció la experiencia del taller sobre memoria oral?

Yo poco hago trabajo de asistencia, normalmente estoy haciendo la cámara principal o trabajando en la edición. Entonces, en este caso hubo un intercambio muy interesante con Jorge. Nosotros nos encargamos de hacer el registro, pero aprendimos varias cosas que queremos replicar, por ejemplo que si trabajamos haciendo preguntas abiertas constantemente podemos generar ciertas conversaciones.