Lua Ribeira - La jungla, Tijuana
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Narrativas Limítrofes
España -
mayo 15, 2021

Lua Ribeira: monjas, ladrones y jardines

“Me interesan las monjas, los ladrones y los jardines. La brujería, las recepciones de los hoteles y las puertas del cielo. Los fantasmas, los directores de funerarias y la gravedad.” Esto se lee apenas se aterriza en el perfil de la fotógrafa española Lua Ribeira en la plataforma de Magnum. Lua fue incorporada a la agencia en junio de 2020 , y es la tercera de su país en lograrlo, luego de Cristina García Rodero y Cristina de Middel.

Su obturador se pone en modo on al entrar en contacto con el paisaje y las personas que lo habitan. Ese clic dispara su costado desobediente. La complicidad reflejada en las fotos es su termómetro para decidir cuáles borrar, cuáles quedan. ¿Aportan algo nuevo? Entonces, a la tarjeta de memoria.

Quienes la contratan para un encargo fotográfico ya lo saben, o lo descubren cuando reciben el material: Lua traduce las asignaciones en registros que desafían los resultados cómodos, ególatras y previsibles. Ella mira y ve otra cosa. Dos de sus trabajos más impactantes retratan a una población que para cualquiera se denominaría migrantes, pero que Lua descubre como sujetos con los que despliega trayectorias únicas detrás de las escenas cotidianas que transcurren en los bordes.

Siente que la rebeldía es su zona franca. Sus ojos y sus manos trabajan con la electricidad que les descarga su impulso. Con esa frescura contemporánea alcanzó un lugar soñado en la mítica agencia periodística. Mientras Magnum a través de artistas como ella sigue renovando su lenguaje, Lua Ribeira se reconoce de otra época: “Soy lenta”. Le gusta estar sola cuando sale a fotografiar.

Sus fotos llevan a vivencias remotas. Mientras más se aleja, más reconoce en su mirada el encuadre que marcó su infancia. Saca fotos en la frontera norte mexicana pero el resultado le devuelve cierto aire de Galicia. Ahora vive en el Reino Unido y está pensando en trabajar con las consecuencias de la pandemia. “No sé si va a funcionar, yo tiro pa´ donde tira mi intuición .”

Ayahuasca Musuk
Lua Ribeira – La jungla, Tijuana

La frase de tu perfil de Magnum suena pensada y precisa, y es literatura pura. Esa enumeración tan bella es, al mismo tiempo, algo caótica. Y te convierte en inclasificable. ¿Te sentís así?

Me pidieron que eligiera una frase representativa. Con el lenguaje tengo una relación complicada. Lo puedo usar de manera reflexiva, intentando explicar o articular algo. Pero hay otra parte más espontánea, que me gustaría trabajar más, y de donde a veces salen frases como esa. Cuando estaba escribiéndola intentaba pensar en las cosas que realmente me interesan.

Una va trabajando y va colocando su trabajo en una especie de estructura. Empecé a fotografiar cuando el mundo editorial estaba de capa caída. Nunca había pensando demasiado en esos formatos documentales o periodísticos, tampoco en el mundo del arte, he ido haciendo mis proyectos de una manera algo anárquica. Ahora, por ejemplo, estoy en Magnum pero nunca pensé en ese formato a nivel profesional. Nunca pensé a nivel profesional, en realidad.

Es cierto que le puse mucha pasión y además que tuve la suerte de que salieran cosas, en parte gracias a estudiar en el Reino Unido, un país con más oportunidades en las industrias creativas.

Ayahuasca Musuk
Lua Ribeira – Postnaturalism, Newport

Mientras estudiabas te encargaron documentar la vida en el río. Diste vuelta esa asignación y te fuiste hacia otro lado. Una decisión así hace que te amen o que te expulsen. ¿Cómo fue?

Estudié fotografía documental en el sur de Gales, en University of South Wales. Empecé a estudiar siendo un poco más mayor que mis compañeros. Pero fue positivo, llegué con una madurez que me permitía tomar decisiones al margen de lo que se me pedía académicamente, con las miras un poco fuera de los esquemas del mundo universitario. Allí me asignaron ese trabajo sobre el río. Yo tenía ganas de experimentar, de probar cosas con gente.

El río en si no me inspiraba nada. Pensé en la relación que tenemos con el río en mi pueblo, en Galicia. Y también en Newport, mi nuevo pueblo, que también tuvo una industria boyante que ahora está en decadencia posindustrial. Hoy, pese a que los pueblos están ahí geográficamente por la existencia de los ríos, vivimos de espalda a esa riqueza. Así fue como me relacioné con esa cobertura: pensando en el agua, en tocar el río, en sacar luz de esa nostalgia de ya no estar en contacto, de que el río estuviera vallado porque es un lugar peligroso.

¿Te aprobaron?

Sí, les gustó mucho.

Ayahuasca Musuk
Lua Ribeira – Noises

Hablemos de Noises. Ese trabajo tuyo con las mujeres jamaiquinas en Inglaterra, es uno de los más conocidos. Sigue la lógica del trabajo del río: el resultado se corre de lo que se esperaría ver en un ensayo sobre en este caso el dancehall. Y las imágenes reflejan que generaste complicidad con las mujeres que fotografiabas.

Conocí a las mujeres que fotografiaba en fiestas de dancehall, y tengo un archivo de aquello pero en las primeras fotos no había nada mío; son fotos con distancia de lo que está pasando ahí. No me parecieron interesantes porque no aportan nada nuevo. Decía Robert Bresson que lo real en bruto no dará por sí mismo lo verdadero… me parece interesante esa reflexión… entendiendo lo verdadero -en este caso- como la relación o choque que se establece a través de aquel trabajo.

Fue con esa frustración que empecé a trabajar de otra forma, con encuentros más íntimos. Cada una con su arte intentábamos generando un juego. Ahí se volvió interesante.

El dancehall es una cultura muy grande en el Reino Unido, hoy ya ha trascendido mucho más, pero va más allá que la cuestión del baile y del género musical, es una cultura enraizada. Llegué porque me llamó la atención la música, las letras de las canciones, la energía. Me interesaba que causaba rechazo por parte del mainstream, que al mismo tiempo se alimentaba de él pero quitando la parte más rebelde, lo más interesante.

“… Me está llevando tiempo pero es que he puesto más energía en producir que en publicar o exhibir”.

Noises es un trabajo de inmersión pero no es documental porque no te volvés invisible sino que estableces un vínculo para que participen de las fotos.

Es lo que es, no lo sabría definir. Está documentando nuestra relación, la compenetración y el choque. Después de eso produje bastante pero todavía estoy dándole forma a cómo me gustaría diseminar. Me está llevando tiempo pero es que he puesto más energía en producir que en publicar o exhibir. Vivimos de prisa, y yo ando aprendiendo cuanto puedo abarcar, mis ritmos, etc

Creo que está bien celebrar el trabajo y que hay un momento donde se comparte. Eso es sano, y es una parte que debo desarrollar. Admiro a la gente que ha sido capaz de hacer trabajos y darles exposición pública inmediatamente, pero todo se andará.

Ayahuasca Musuk
Lua Ribeira – Los afortunados

Pero terminaste en Magnum.

Al final son importantes los lugares donde te están valorando lo que haces, el potencial, no tanto la trayectoria. Formar parte de la agencia no significa que mi trabajo esté tan desarrollado. Siento que soy joven en esto y que hay algo que me interesa que es seguir empujando.

Me presenta más trabajo, oportunidades de conocer gente muy interesante y poder seguir en producción y desde una posición más cómoda.

Con Los afortunados, el trabajo de los migrantes en la frontera África/Europa, ¿aplicaste esa misma lógica de experimentar, incluso en el vínculo con las personas?

Sí, la lógica de intentar atravesar, de atravesar también esa preconcepción que tenemos del tipo de imagen o del tipo de territorio. La frontera de Melilla con Marruecos es un territorio estereotipado mediáticamente. Me interesaba hacer algo con los chavales jóvenes que intentan cruzar a España. Tardé mucho tiempo en empezar a fotografiar porque no veía cómo se podía hacer algo así. Poco a poco fui estableciendo relaciones y las cosas fueron pasando.

Estoy aprendiendo que necesito tiempo para entender qué hago allí, por qué estoy. Hay momentos bonitos y hay momentos complejos en esos espacios que se van generando para compartir.

Ayahuasca Musuk

Lua Ribeira – Los afortunados

También trabajaste en la frontera México/Estados Unidos.

Fue parte de un proyecto colectivo para la agencia Magnum. Varios fotógrafos nos fuimos a la zona de Tijuana y ahí nos quedamos. Para mí fue emocionante pero fue raro porque nunca me había desplazado tanto para trabajar. Había vivido en México, en Monterrey, estudié allí un año por un intercambio de la universidad. Es un país que siempre me interesó pero para trabajar me parecía poco alcanzable.

Empecé yendo a un sitio que le dicen La Jungla. Es como un parque tropical en las playas de Tijuana donde todo es más árido. El Muro pasa por este parque. Hay gente viviendo ahí desde hace muchos años. Es una comunidad pequeña de gente con historias muy distintas. No les llamaría migrantes porque no tengo claro si lo son. Lo que más me interesó fue el espacio del Valle. Empecé a visitar La Jungla y a intentar pasar tiempo. Hay una frecuencia allí distinta, una relación con la vida y la muerte muy intensa. Las personas que conocí fueron importantes para mi, muy especiales. Me llevo también algunos amigos que estimo volver a ver. Las fotos son los fragmentos que fui coleccionando.

Ayahuasca Musuk

Lua Ribeira – Los afortunados

Eres una fotógrafa que se maneja entre partes. Tu trabajo está como delimitado: ¿es documental o no es documental? ¿Es migración o no es migración? Se siente cierta incomodidad, pero las imágenes acaban siendo contundentes. ¿Cómo sientes ese proceso?

Me autoboicoteo con “aquí no, aquí tampoco, no es esto, ni es lo otro”. Pienso que eso está relacionado con el lugar de dónde vengo. Leí el otro día un ensayo de John Berger en el que hablaba de esto, de un pintor irlandés y de la relación de esa mirada con el paisaje de donde venía pero relacionándolo casi de una manera psicológica y política, cómo lo marcaba lo abrupto del paisaje, lo aislado de las zonas rurales, los acantilados y también la historia del país. Me sentí identificada. A Galicia no la dejo de ver como un margen.

Ayahuasca Musuk
Lua Ribeira – La jungla, Tijuana

¿Por qué elegiste la fotografía?

También me gusta pintar, la escultura… . Pienso que da igual lo que cada uno elija. Antes de dar con la fotografía andaba jugando con la animación, con la ilustración, y notaba que era momento de tomar una decisión. No me gustaba esto de andar con muchas cosas. La fotografía me exigía más, me exigía enfrentarme al afuera, a mí misma. Me daba la adrenalina de seguir escarbando en el hoyo.

Eso lo descubrí cuando estudiaba Diseño Gráfico en Barcelona. Nos propusieron hacer un proyecto fotográfico y ahí descubrí esas sensaciones. Antes había estudiado audiovisuales en la universidad. Pero cuando empecé fotografía me mudé a Escocia; y si sacaba algunas fotos, hasta que decidí volver a estudiar. Tenía miedo de que la universidad me estropeara aquella libertad pero decidí estudiar porque ya no evolucionaba.

¿Qué te aporta la fotografía ahora?

Lo que me aporta es seguir aprendiendo. En realidad, lo que a mí me aporta es vivir momentos más bonitos en la vida. Después, es verdad que el 90 por ciento no es eso, pero la fotografía me lleva a esos momentos. Y ando equilibrando la comodidad entre estar en casa con el encontrar la fuerza para seguir trabajando.

Ayahuasca Musuk
Lua Ribeira – La jungla, Tijuana

Se empieza a vislumbrar una fotografía que rompe ese esquema de la representación masculina, heteropatriarcal, anglosajona. Hay un movimiento de miradas que plantean otras aproximaciones, como la fotografía hecha por personas afrodescendientes o personas que vienen de otras comunidades. ¿Vamos a empezar a ver el mundo de otra forma?

Pienso que lo importante es que los trabajos reflejan distintas experiencias y que por lo tanto ahí sí que hay una variedad, un choque y una riqueza. Eso me encanta y ahí se da esa apertura.

Aunque también creo que ahora hay unas narrativas como muy globales, unas tendencias muy fuertes, de opiniones muy fuertes, de una necesidad de estar en el lugar adecuado opinando, de repente. Y creo que ahí se corre el peligro de los discursos hasta cierto punto hipócritas que se van absorbiendo por el mercado y al final estamos como siempre… Creo que tenemos que ser maduros, buscar espacios para compartir… y si es hora de reflexionar (que siempre lo ha sido) reflexionar de verdad.

Ayahuasca Musuk

Lua Ribeira – La jungla, Tijuana

Es tiempo de pausa y de honestidad.

Y de honestidad, que no pasa nada.

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