David Jiménez
Textos
Narrativas Limítrofes
España -
mayo 17, 2021

David Jiménez: una sintaxis propia

David Jiménez pasó más de la mitad de su vida haciendo fotos. Y luego pasó un año entero poniendo en orden su Universo, la retrospectiva de su carrera. La exposición se montó en la sala Canal de Isabel II de Madrid y en el Museo Universidad de Navarra, y sigue vigente en la página del museo. Allí se podrá seguir viendo (alerta spoiler) la gran sala transformada en cuarto oscuro donde se revela un experimento lúdico con ese archivo visual inusual. “Jiménez personifica al artista fotógrafo-filósofo-poeta”, escribió el curador David Campany, que calificó su obra como una meditación. En esa muestra dialogan Roma y Aura, ensayos realizados en viajes a Italia e India. Y también está la sección Versus que contiene fotos tomadas durante 20 años en 19 países de 4 continentes.

Jiménez dice que hay un hilván común en su trabajo, que ese hilván es invisible, lo define un puñado de palabras clave que nunca dejan tranquila su mirada. Si a él lo definiéramos por palabras clave, estas serían: creatividad, artes, paisajes, mamushkas de tiempos, experiencias, sorpresa, docencia, interconexiones y metáforas.

Con Infinito, su primer libro, ganó el premio fotógrafo revelación en PHotoEspaña 1999. Gran empujón -y autoconciencia- para todo lo que vino después.

¿Cómo se siente celebrar un cuarto de siglo de carrera?

Empecé con las fotos muy en serio a los 20, y llevo unos 30 años en esto. Cuando lo digo parece mucho. Cumplíré 51 este año pero sinceramente me siento como si tuviera 40. Algo ha pasado.

Mi vida ha girado en torno a la fotografía desde que acabé Bellas Artes. Esa formación me ha permitido estar cerca de la pintura, de las artes plásticas. Hay lecturas sobre el proceso creativo que me han alimentado y vienen de ahí, también de la literatura, del teatro, del cine. En los talleres que dicto hago mucho hincapié en el proceso creativo. Ese espacio es como un jardín que cultivo desde hace años con ideas, con obras de muchos autores que me han interesado y con las que entro en relación para comentar temas que desde la experiencia personal me han parecido relevantes. Mi apuesta es dar contenidos que puedan ser inspiradores.

Ayahuasca Musuk
David Jiménez – Exposición Universos

En tus fotografías se nota que te alimentas de muchas fuentes. ¿Cuáles son?

Leo mucho, me encanta la literatura. No leo tanto poesía pero siempre aspiro a encontrar la poética en lo que leo. Me gusta, por ejemplo, Lawrence Durrell y su obra El cuarteto de Alejandría.

Es una gran novela sobre la mirada.

Es un caleidoscopio de varios puntos de vista. Y un flujo constante de imágenes poéticas.

Ayahuasca Musuk

David Jiménez – Exposición Universos

Infinito, tu primer libro, te termina de poner en escena y te vale el premio en PHotoEspaña. Está hiper vigente y tiene un secreto del cual todavía se sigue hablando…

Infinito es mi primera obra y quizá la que más lejos ha llegado. Pasaron casi 20 años de la primera edición. Sin embargo, y para mi sorpresa, sigue vigente. En 2018 hice una nueva edición autoeditada. El mismo año publiqué Aura, un proyecto con el que he estado muchos años y que me ha dado mucha ilusión publicar. Los dos han salido al mercado prácticamente a la vez y se ha vendido más la reedición de Infinito que el lanzamiento de Aura, siendo un libro que visualmente es más grande e incluso su relación de precio es mejor.

Cuando Infinito apareció en el mercado resultó llamativo su formato pequeño. Esa fue, parece, una clave que inspiró a otros a decir que los libros pequeños están bien, que no hace falta que un libro sea solo el lucirse del autor sino que importa hacerlo viable económicamente. El formato gustó pero para nada es el primer libro pequeño, no he inventado nada…

Otra cosa es ese secreto que tú dices, que le da una estructura al libro. Recojo un caleidoscopio de imágenes que te permite ir viajando por lugares, por matices, por miradas distintas pero luego está ese secreto a voces porque la mayor parte de los lectores cogen el libro una vez o dos y descubren que hay relación entre las imágenes, que están fragmentadas y digamos que la pueden reconstruir. Creo que es bonita la experiencia de descubrirlo. Y puedes volver a verlo y vas a verlo de otras formas porque ya vas a saber algo, una cosa que lo organiza todo de una forma distinta. Porque el libro no es solo un contenedor de imágenes, es una obra porque la propia estructura le otorga esa potencialidad.

Ayahuasca Musuk
David Jiménez – Infinito. Libro

¿Cómo te marcó? ¿Condicionó lo que hiciste después?

Sí, mucho. Versus, que publiqué en 2014, y Aura, que salió en 2018, para mí son libros hermanos de Infinito. En Infinito el gran tema es la interrelación, la interconexión entre los fenómenos del mundo. Cómo se interrelacionan, cómo se desintegran, cómo se fragmenta la memoria y cómo se vuelve a reconstruir creando otros espacios y otras narrativas.

Los conecta también que son libros donde no hay ni una sola palabra, el texto no existe. Menciono el aspecto más externo porque al final contribuye a ver lo interno. Son libros hechos a sangre, sin palabra, donde el espectador se enfrenta desnudo a una experiencia visual. Los conectan las imágenes interrelacionadas entre sí.

¿Buscás acercarte a la filosofía?

Puede ser. Mis trabajos están sustentados en una serie de preocupaciones que pueden ser filosóficas, pueden tener que ver con la forma de mirar el mundo. Me alejo de los conceptos narrativos y busco que el protagonista sea un modo de mirar el mundo y de articular la realidad más que conceptos que podamos mencionar en una frase que explique mi trabajo. Me cuesta hacer el típico statement de artista en donde se pueden ver unas cuantas frases.

Más que con conceptos, trabajo con palabras clave. Tengo una lista de palabras clave, están flotando por ahí y estoy convencido de que eso se traduce en el trabajo. Por ejemplo, la relación del microcosmos con el macrocosmos. En Infinito hay algunas páginas que yendo a lo concreto conectan un espacio virtual onírico posible, crean una conexión entre dos escalas diferentes. Eso parece un simple accidente pero al final conectan con ideas que me han acompañado siempre.

Ayahuasca Musuk

David Jiménez – Infinito. Libro

Hace unos años encontré unos escritos de cuando era muy pequeño. Entre los 7 y los 15 años me dio por escribir poesía. Encontré unas reflexiones… Hablaba sobre lo que me fascinaba el microcosmos y el macrocosmos, cómo una pequeña semilla o un árbol o cualquier componente ínfimo de la materia se conectaba con las galaxias y las estrellas. Cuando lo encontré dije: “Coño, estas preocupaciones me suenan”. Suena pretencioso decirlo pero esa resonancia entre lo pequeño y lo grande, esa manera de pensar que lo que llamamos mundo y realidad que se nos aparece no deja de ser producto de nuestra imaginación.

Tenemos el poder de imaginarlo todo. No en el sentido de fantasía sino de imaginación, de crear imágenes. Tengo una idea de quién soy y de mi vida y de lo que voy a hacer y todo eso está ahora mismo en mi imaginación. Todos estamos imaginando todo en todo momento. Las cosas son como las imaginamos. Ese es uno de los grandes temas de la vida y lo que intento tocar en mi trabajo, metafóricamente y en una escala limitada.

En la presentación de tu taller casi que rozás con las leyes herméticas sobre lo que es adentro es afuera, lo que es arriba es abajo.

Me gusta la filosofía oriental. En la sociedad occidental estamos condicionados por el pensamiento racional que es nada más que una de las posibles herramientas conceptuales para enfrentarnos a la realidad. Y se ha sobredimensionado tanto que hoy en día parece la única legítima, la única válida. Nadie se atrevería a poner en plano de igualdad al pensamiento poético, por ejemplo.

Me encanta un libro de Jorge Wagensberg donde compara el pensamiento racional o científico con el pensamiento artístico, incluso con el pensamiento místico, y dice que son herramientas conceptuales para enfrentarnos al mundo. No olvidemos que el pensamiento racional tiene limitaciones y premisas que no son universales sino dadas por un contexto. Hay otras maneras de enfrentarse al conocimiento.

Ayahuasca Musuk
David Jiménez – Versus

¿Cómo hacés para traducir todo esto en la fotografía?

Voy obteniendo las imágenes por condensación, digamos que unas imágenes me llevan a otras. Aunque parto de ideas y palabras clave, voy hacia la imagen por un camino más indirecto.

Considero importante mi primera etapa de formación y creo que los fotógrafos cuando nos formamos vamos desarrollando lenguajes, miradas sobre el mundo. No se trata de una cuestión de estilo en el sentido estético. No se trata de decir: “Me gustan las composiciones más rítmicas”, no. Todo lo que es contenido formal, expresión formal, está denostado por nuestra sociedad racional porque no se ajusta fácilmente a sus códigos. Es difícil de traspasar ese concepto y sin embargo en la forma, si hablamos de imágenes, está cifrado, comprimido, incluido, expresado una gran cantidad de conocimiento sobre el mundo, en términos de lo formal. Porque es una forma de expresar, contar y significar.

Yo he ido tomando imágenes y mirándolas mucho; las miré, las seleccioné, las edité, pensé cuáles me servían aún sin saber hacia dónde iba. Ese trabajo para mí es una parte grandísima del proceso. Disfruto mucho la toma de imágenes, pero la clave de mi trabajo es la edición. En ese prueba y error intento pensar en la imagen con pensamiento visual, más intuitivo, y finalmente se da ese match, esa relación entre las palabras clave y las imágenes, encuentro conexiones. Las palabras que te podría enumerar las he obtenido y entendido después o en paralelo a esta edición.

Ayahuasca Musuk
David Jiménez – Versus

En tus trabajos hay algo que desarma la fotografía documental, como en tu trabajo La casa de al lado. Sos una persona que viaja, lee mucho, da clases y conferencias. ¿Cómo es tu vínculo con la fotografía como oficio? ¿En qué momento hacés fotos?

Durante mi formación estaba para la carrera nada más y mi vida consistía en hacer fotografías. Era la época de la película, hacía cientos de rollos al año. Fue una época de investigación y construcción. En Madrid había una buena biblioteca de fotolibros, de libros de fotografía, y se ordenaban por categorías según las diferentes disciplinas artísticas. Fotografía era una sección, y me la estudié entera.

Al principio sí hacía fotos sin descanso y probando esa búsqueda, esa emoción. Ahora las hago cuando voy de viaje. Tengo un proyecto de Roma que se ha expuesto en Universos pero no se ha publicado en forma de libro todavía. Tuve una beca en la Academia de España en Roma por un año. ¡Ahora me gustaría volver! Salía a diferentes sitios a pasear, a investigar, entraba a los museos, iba a los monumentos, hacía algún viajecito en coche. En Roma hay una serie de cosas que se han incorporado y le ha dado su toque, como unas placas que encontré en una casa abandonada, algunas son de colores planos. Creo que eran placas de cristal de algún fotógrafo de principio de siglo XX que las pintó con colorantes amarillos, verdes, azules, supongo que son filtros de colores que se hicieron artesanalmente. Esas placas estaban degradadas, algunas tenían pátinas, dibujos producidos por la erosión. En ese trabajo, uno de los grandes asuntos es cómo el tiempo reconstruye y hace su propia versión de las esculturas; si encuentras un busto romano, le falta media cara, y esto que parece una pena porque la pieza artística original se ha degradado finalmente tiene un encanto que la convierte en una pieza nueva; es articular esta desintegración propia del tiempo y esa fragmentación.

Hice mucha toma fotográfica en viajes. Aura está hecho en India, iba entre 12 o 15 días cada tanto. Me la pasaba casi sin dormir, era estar de sol a sol haciendo fotografía, sin hablar con alguien salvo alguna conversación ocasional de calle, era estar solo en mi cabeza, sin palabras; esa práctica me ayuda en esa concentración de vacío de palabras y reflexión, y es moverme, buscar, encontrar, dejarme llevar por la sorpresa.

Ayahuasca Musuk
David Jiménez – Versus

Trabajás como un músico.

Me hubiera encantado ser músico o escritor. Envidio de estas dos artes lo ligeros que van de equipaje por la vida. Como fotógrafo estoy cargado. Estoy con todo el equipamiento encima y no tengo un estudio montado como tal con sus fondos y focos pero todo lo que estaría en un estudio lo tengo metido aquí en cajas y bolsas, archivos, papeles, negativos, discos duros, de todo. Es una carga de material, obra física producida también.

Es muy metódica mi forma, no porque haya un método estricto, pero sí que es exhaustiva. Vengo con muchas imágenes. En ese proceso no solo contruyo cada proyecto sino que descubro hacia dónde va el conjunto de mi trabajo, surgen ideas para otros proyectos futuros, es una instancia para darle forma.

Tu búsqueda es muy personal, es un camino de artista. Te hacés preguntas existenciales, aunque esa palabra tiene mala prensa. ¿Cómo te construiste a vos mismo?

Es una pregunta difícil de contestar siendo preciso. El proceso de construcción de un trabajo creativo nos transforma a todos, y yo he sentido esas transformaciones. Me resulta difícil explicarlo. Me interesan las lógicas no racionales.

Vengo de una familia de científicos y de una formación más racional y científica que ha potenciado otra parte de mí, personalmente hablando. Tiene que ver con potenciar lógicas no racionales, potenciar el poder de la intuición y entender el mundo desde otros puntos de vista. Una de las cualidades más importantes que tiene el arte es ayudarnos a ver la realidad desde otros ángulos, comprenderla de otras formas. Y en lo personal ganas al meterte en un proceso de riesgo y construcción. En mi vida privada no es que haya hecho grandísimas locuras pero sí cuando he tenido que actuar, he actuado, reinventando el camino de mi vida cuando he sentido que era necesario. El proceso creativo me ha animado a ser valiente, a tener la valentía de la experimentación.

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David Jiménez – Aura

¿Tenés una búsqueda espiritual formal?

No específicamente. Me siento conectado con la filosofía oriental. He leído mucho sobre India. India me interesa no puramente por el trabajo fotográfico, sino que me parece un lugar fascinante donde se respira esa espiritualidad. Allá, está en conexión lo más espiritual y lo más bajo, lo más sagrado y lo más profano, lo más sucio y lo más elevado. Los sacerdotes de Benarés me alucinan. Ahí están los pobres crédulos, gente de las aldeas a la que los cabrones de los sacerdotes están sacándoles la pasta… Está la espiritualidad pero también está la parte más turbia del ser humano y está todo en una amalgama, en un diálogo de contrarios brutal.

Filosóficamente no tengo un camino ni tengo un credo. Me parece extraño pensar que la mayor parte de la humanidad cree en seres superiores personalizados que te vigilan, que piensan bien o mal de tí o que te juzgarán. No sé si puede llamarse espiritualidad, pero creo que el mundo que percibimos como real puede ser una construcción mental y una ensoñación, y que si hay algo que lo sustenta, posiblemente no nos sea accesible. Con sustancias como el Ayahuasca ves cómo la mente va a lugares ajenos a la realidad, así que quizás estemos soñando lo que es nuestra vida. A veces lo pienso. Por eso me siento próximo a la filosofía hinduista que dice que estamos viviendo una ficción, una irrealidad, una especie de sueño.

Ayahuasca Musuk
David Jiménez – Aura

Sobre tu rol docente hablás de abrirles el camino a otros y de las imágenes construidas como el resultado de las imágenes interiores de las que está hecha nuestra conciencia. Es una gran frase.

Es una idea antigua, incluso compartida por todas estas filosofías que hablamos. Ahí salió una frase bella pero son ideas compartidas. Me gusta dar talleres, es gratificante ver a gente que te dice que la has ayudado a cambiar, a mirar de otra manera, a transformar los esquemas. Esa es mi intención, abrir posibilidades. Gracias a la experiencia de años y a la lectura pude tamizar y filtrar todo eso mediante la experiencia personal y quedarme con lo que me sirve. La mayor parte de lo que me sirve también lo he encontrado en común en muchísimos testimonios de creadores de diferentes disciplinas, y un poco es esencializar esas preocupaciones del proceso creativo y algunas estrategias para hacer cosas. No como recetas, sino como opciones.

Los talleres tienen una duración limitada, muchas veces duran sólo un fin de semana, aunque intenso. Nuestra cultura nos lleva a tener tiempos cada vez más cortos y esos formatos empiezan a imponerse. Las clases alimentan en el sentido de la investigación a la que me obligo, me invito a hacer. Leo cosas que tienen que ver con ciencia, filosofía, neurología. Siempre tengo un poco activada la atención a qué idea puede resonar y contribuir.

Un libro que me gusta mucho es Teoría de la inteligencia creadora, de José Antonio Marina; es precioso, habla de los procesos del ser humano que es creativo en sí mismo a la hora de elaborar respuestas, de percibir. Obviamente el taller no es una recolección de citas, sino sobre todo de experiencias mías y de otros; todo eso se filtra y llega un momento en el que no sabes qué es tuyo y que no, porque al final eres una amalgama de lo que aprendiste, viviste y experimentaste. Esa mezcla indistinguible es interesante y nos forma a como personas.

Ayahuasca Musuk
David Jiménez – Aura

Estamos en un tiempo en el que dicen que la capacidad de atención es de 7 segundos. Sos una persona que trabaja en blanco y negro, que trabaja en digital pero empezó en película. Viste a la fotografía transformarse. Todo se vuelve más efímero, más volátil y vos hacés algo que viene con otro tiempo y profundidad. ¿Qué te pasa en el encuentro con este nuevo ritmo?

Hay presión social por hacer las cosas rápido. He visto a la sociedad ir a una mayor mercantilización de todo. Muchas veces me da pena cómo el mercado mercantiliza al arte, lo convierte en un producto. Desde mi punto de vista, las leyes del mercado y las de la creación tienen una convivencia difícil.

A las obras de arte, en mi caso, las vivo desde un tiempo de cocción lento. A veces creo que trabajo más como se trabajaba antes, con otro ritmo, y me apena la rapidez con la que se consumen las cosas porque creo que que la obra de arte viene del interior y se va fraguando poco a poco y tiene ese tiempo de cocción más lento, una idea que tienes o te ha llevado a algún sitio se te olvida y luego reaparece por otro lado. Años después estás haciendo fotos en otro lado y haces algo y eso conecta con esto otro de antes y lo que surge de ahí son los temas más interesantes y profundos.

El consumo rápido desvirtúa de alguna manera la obra. Soy reacio a publicar en Instagram, por ejemplo. De momento lo uso como un tablero de anuncios. De hecho tenía el propósito de reformarlo un poco y darle más contenido. El Instagram de la gente también tiene esa función de escaparate, de que alguien nuevo que llega puede ver un poco quién eres ahí. Me había puesto a pensar “deberías darle corporeidad, meterle contenidos” pero tendrían que ser cosas que ya están publicadas. Soy reacio a dejar que las imágenes se quemen de esa manera.

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David Jiménez – Roma

En The Game, Alessandro Baricco dice que la red creó una copia digital del mundo. Es un segundo corazón que bombea realidad al lado del primero, y que ya no hay diferencia entre lo virtual y lo real. Al principio, ni los relojes lograban captar lo que había en un segundo, y esa cosa pasaba en el cine, en ese espacio que había entre cuadro y cuadro; en lo digital dejó de existir pero con el avance de la tecnología se redujo tanto que no se notaba.

También debo reconocer que estoy contento con lo digital. La cámara digital tiene otra lógica pero tengo la sensación de seguir usando digital como usaba la de película, intentando no mirar a la pantalla. Estoy más interesado en las imágenes que en el proceso químico que entiendo que era bonito, he revelado muchos rollos. Es cierto que me ha pillado el cambio de tecnología en la mitad de mi carrera. Estuve quince años con película y llevo quince años con digital. En el medio hubo muchas horas de laboratorio, sentí la magia de la copia que aparecía en el cuarto oscuro pero me interesan más las capacidades que me da el digital, la cantidad de imágenes que puedo hacer, el tiempo que le puedo dedicar a la edición. La copia digital ha sido muy denostada, pero a mí ahora me gusta más que la copia química tradicional. El papel de algodón y su textura como de grabado, los negros mate que da, me encantan y ahora son los que conforman mi lenguaje.

He visto mucha más gente joven interesada por la película que gente de mi generación querer volver a ella. Lo entiendo por la magia, por la cosa física que lo digital ha perdido y es algo esencial: la imagen latente. No poder ver una imagen hasta que la revelas, salvo que sea una polaroid. Tomarla a ciegas te obliga a visualizar, a imaginarla. Lo digital es tan inmediato que esa función imaginativa, la idea de previsualizar, una herramienta importante para los fotógrafos, se relaja o se pierde. La gente olvida que a la cámara digital la puedes usar como de película , si no miras la pantalla. Hay incluso cámaras digitales que se han creado sin pantalla y creo que es invitando a esa experiencia de previsualizar.

Eres el fotógrafo del tiempo. Pones al espectador a cuestionar el tiempo de la imagen. Tus libros requieren tiempo para verlos, no se pueden hojear. Cuando miras Infinito o Aura necesitas ponerte a pensar.

Hay dos cuestiones ahí. Una es el tiempo de lectura, el tiempo al que se le invita al espectador que está en relación al tiempo de realización del trabajo. En Versus, que son dos libros, uno muy blanco con imagenes que van hacia la claridad, hacia el límite del blanco, a la desaparición hacia ese lugar blanco; el otro es negro. Es tan obvio que al cogerlos a los dos la propia cubierta tiene una imagen minimalista que es casi un positivo-negativo la una de la otra. Ambos están pensados para ser hojeados de manera individual o juntos. Al verlos juntos se abren infinidad de posibles relaciones.

Es un libro que podría ser exigente, aunque no quiero usar esa palabra porque al espectador no le exijo, al espectador se le invita, nada es obligatorio. Le invito a que le dedique tiempo para encontrar más cosas porque la secuencia de relaciones, de interacciones, de resonancias que se pueden abrir entre los dos libros es muy amplia. Esa ha sido la propuesta. Fue un trabajo de encaje y muy de partitura musical. Hay un montón de hilos de los cuales tirar. Ese era el intento. Me gusta sentir que los proyectos, los libros especialmente, son obras vivas en el sentido de que van a cambiar dependiendo de la mirada, de la lectura de cada espectador.

Ayahuasca Musuk
David Jiménez – Roma

Hay una cuestión que es el tiempo tal como se percibe en el trabajo. No recuerdo quién pero alguien dijo que había una sensación de tiempo cero, de tiempo suspendido. No es narrativo ni secuencial, es simultáneo. Infinito, Aura y Versus tienen una estructura secuencial que no puede medirse como una película con inicio, cresta y la copa final como posible estructura, una estructura que acelera y luego frena. En el caso de estos tres libros es más cristalina y homogénea de principio a fin. No hay un ritmo que suba y baje. El ritmo fue muy estudiado, de hecho es lo que más trabajo me dio pero sin embargo no tiene un hilo narrativo sino que es más transparente.

Me explicó un amigo músico una cosa muy interesante, que me resonó, no quiero compararme con Bach ni en sueños, pero me explicó algo sobre su música. Mi amigo me dijo que al igual que hay composiciones musicales como de Strauss que emula valles y montañas, las composiciones de Bach puedes empezar a tocarlas por cualquier sitio, diciéndolo de manera genérica y salvando excepciones, porque son más lineales, sin principio y sin fin, podrían empezar o terminar en cualquier momento.

¿Cuál es el lugar para tu fotografía?

El libro me ha encantado como formato y tiene dos cosas muy buenas: la democratización, porque todos pueden tener un libro en su casa, y la perdurabilidad en el tiempo. Es el formato que más me ha interesado pero no el único. Estoy muy contento de haber podido hacer la exposición Universos, que mencionabas al principio. Es la primera vez que he tenido a mi disposición los medios para hacer algo de esta envergadura. La experiencia espacial es muy importante. Normalmente la limitación es el presupuesto, el tiempo, el espacio. Y el presupuesto es importante para poder hacer ciertas cosas como pintar todo de negro y poner un cierto número de proyectores. Hice maquetas físicas y maquetas 3D en ordenador. Me encantaría hacer más cosas así, lo que no sé es si tengo años en la vida como para poder dedicar tanto tiempo a ello.

Ayahuasca Musuk
David Jiménez – Exposición Universos

Cuando un espectador sale de tu exposición, ¿qué quieres que le quede en la cabeza?

Es difícil de responder. Lo que me gustaría es que viviese una experiencia, y que esa experiencia conecte con el misterio en cierto modo. Puede sonar pretencioso pero era uno de mis objetivos y deseos. El misterio puede darse en muchos grados, desde luego. Lo incompleto, lo ambiguo, lo indefinido son aspectos que me interesan mucho. Para intentar acercarme a eso trabajé con el espacio, la luz, la atmósfera, e intenté medir bien cada cosa y que todo estuviera relacionado entre sí, tal como pretendo hacer dentro de mi trabajo. Y mi deseo es que cualquiera pueda encontrarlo bello e inspirador, no solamente el público especializado. Me encontré con que entraba gente del barrio que entraba casi por casualidad, y alguno me dijo “qué bonito es esto, no?” sin saber que yo era el autor.

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