Visualidades
Nicolás Janowski
Argentina / Uruguay -
junio 30, 2020

La vida secreta del Cannabis

“Nuestro genio mecánico data de ayer, mientras que la mecánica floral funciona desde hace miles de años”, dice el poeta y ensayista belga Maurice Maeterlinck, que vivió en la primera mitad del siglo XX, en su libro La inteligencia de las flores.

“Cuando la flor hizo su aparición en la tierra, no había en torno de ella ningún modelo que poder imitar; tuvo que inventarlo todo. En el tiempo —como quien dice el año pasado— en que nuestras obras maestras eran la catapulta, el reloj y el telar, la Salvia había construido los espigones giratorios y los contrapesos de su báscula de precisión.”

El artista visual y antropólogo argentino Nicolás Janowski leyó a Maeterlinck hace muchos años. Cuando empezó a trabajar en un proyecto audiovisual sobre marihuana que está publicado en la plataforma Drogas, Políticas y Violencias, decidió homenajearlo desde el título. El trabajo La inteligencia de las flores es una exploración plástica, sonora y fotográfica sobre el cannabis, su vínculo con las personas y el modo en que transforma las experiencias sensoriales.

Janowski siempre estuvo vinculado con activistas cannábicos y con cultivadores que trabajan en la producción, el desarrollo de plantas y la preparación de aceites de uso medicinal. “Había en mí una necesidad de explorar el vínculo con la planta desde otro lugar y esto era una oportunidad de profundizar en una experiencia más vivencial y experimental en función del cannabis, de regularizar los procesos de consumo y ver cómo se modificaban las obras”, explica ahora.

En la raíz del proyecto está la idea de “plantificación” de la vida. En contraposición con los procesos cada vez más intensos de antropomorfización del cannabis -la manipulación genética de semillas, el diseño de la vida vegetal para que se ajuste más y mejor a los deseos humanos- Janowski se inscribe en una corriente que busca alejarse de esos procesos de manufactura cannábica, regresar al origen y reformular ese vínculo, para establecer con la planta de marihuana pero también con la naturaleza una relación de mayor respeto e igualdad.

“Estos procesos son parte de una lógica más grande que tiene que ver con la economía circular y la necesidad de un contacto más estrecho con el ambiente, con volver a lógicas más orgánicas», explica. No humanizar el cannabis: plantificar a las personas.

Para entrar en La inteligencia de las flores, es mejor ponerse auriculares y entregarse a la experiencia. La obra combina una intervención artística performática, una producción fotográfica desarrollada en la costa atlántica argentina y uruguaya, obra plástica de técnica mixta (óleo, acrílicos y aceites de cannabis) y tres piezas sonoras vinculadas a estas intervenciones plásticas.

“Trabajé con Ivan Deiana y Matías Menarguez, dos amigos músicos que hacen cosas que me encantan. Fue una linda oportunidad de desarrollar la obra con ellos, empezar a contarles del viaje y del proceso para profundizar en el estudio”, cuenta.

“La idea fue desarrollar piezas sonoras que refieran a tres ejes emocionales muy vinculados al uso del cannabis medicinal: ansiedad, trastornos del sueño y depresión”, cuenta Nicolás. Trabajaron con sonoridades procesadas entre 900 y 1000 Hz, que son activadores de la glándula pineal, que influye e incide en el mismo proceso fisiológico que se activa cuando una persona consume cannabis en cualquiera de sus formas.

Con las pinturas y esculturas desarrolladas y luego fotografiadas, Janowski buscó volver a la forma primigenia de la estructura molecular del cannabis. “En algunas imágenes hay hexágonos, que hice con piezas de hierro y que venían de la representación del átomo del cannabis”, cuenta.

Ese fue el primer sustento del desarrollo de obra: volver a la estructura primigenia del cannabis. “Después, pensando un poco más en el desarrollo de las piezas, estaba la idea de producir en paralelo a este proceso de obra una obra más inorgánica y digitalizada”. Por eso cada pieza empieza con sonoridades que tienen que ver con lo industrial y procesos de hibridización. Y luego, dice el artista, se transforman en una idea más orgánica.

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