Entrevistas
Elena Navarro
México -
abril 24, 2024

Itinerario de una mujer en la frontera: entrevista a Persia Campbell

Por Elena Navarro

Artista multidisciplinaria, nacida en Ciudad Juárez, Chihuahua, Persia Campbell (1993) realizó sus estudios en Artes Visuales en la UACJ y una maestría en Procesos Creativos y Dirección Artística por la UNAM. Divide su vida entre El Paso, Texas, y aquella ciudad fronteriza desde donde centra su mirada en la violencia impuesta en México a consecuencia de la Guerra contra el narcotráfico. A través de un trabajo autorreferencial construye espacios ficticios al interior de la casa donde escenifica la cotidianidad y usa elementos de la cultura visual de la región. La artista reúne sus vivencias frente a la violencia y la identidad femenina en tres series fotográficas: Itinerario de una mujer en la frontera (2020) retrata la historia de amor entre una joven juarense y un soldado nacido en Fort Bliss. Reminiscencias de Ciudad Juárez (2021) aborda el confinamiento involuntario en espacios íntimos que se vuelven refugio. Su trabajo más reciente Ficheras: el último cabaret recupera la imagen cinematográfica de las protagonistas del género de ficheras.

En su joven trayectoria ha recibido numerosos reconocimientos, entre ellos el primer lugar en International Photography Awards 2021, el premio Colors de Life Framer y el premio Female in Focus del British Journal of Photography 1854. Es becaria Jóvenes Creadores del Fonca (2020-2021) y finalista en Lens Culture Art Photography Awards 2021. Hacia fines de 2023 presenta su primera exposición individual Cabaret del Norte en la galería Almanaque fotográfica en la Ciudad de México. Una selección de obra de esta muestra es presentada por la galería en Zona Maco 2024.

1. Ciudad Juárez es considerada una de las ciudades más importantes del norte de México pero también es violenta. Como artista y mujer fronteriza, háblame de tu contexto y de cómo ha influido en tu vida y obra el haber crecido en esta ciudad.

Para las personas que nacimos, crecimos y seguimos viviendo en Ciudad Juárez, tenemos en mente dos cosas: la primera, no permitir normalizar la violencia ni dejar de enunciar lo que sucede en esta región; la segunda, que las personas que trabajamos allí, luchamos contra la estigmatización de una ciudad que ha sido señalada y encasillada por los medios de comunicación, lo que ha dado como resultado la creación de narrativas romantizadas alrededor de la cultura del narcotráfico, como por ejemplo, las series de televisión. Es por eso que, específicamente en la serie Reminiscencias de Ciudad Juárez, elijo crear las fotografías manifestando la normalización de la violencia porque es la forma en que se ha vivido. Recuerdo haber visto en la televisión cuando llegaron los militares, fue una situación muy impactante, pero al poco tiempo había desarrollado dinámicas para lidiar con ello. Por otro lado, el contexto geopolítico de Ciudad Juárez: ubicada junto a Estados Unidos, donde se nos presenta la idea de “la vida americana” a través de la cultura pop y se nos vende la fachada de este estilo de vida pero lo que la sostiene y permite que exista tiene un trasfondo que no siempre queremos ver. Por eso, en esta serie vemos primero un mundo idílico con colores llamativos donde no encuentras el conflicto hasta que te fijas en los detalles.

2. En la década de los noventa la frase “muertas de Juárez” fue empleado por la prensa para hablar del incremento en los casos de feminicidios, entonces no se usaba este término. Habiendo nacido en 1993, ¿de qué manera te ha afectado “las mal llamadas muertas de Juárez”, como tú dices?

Me percato de lo mucho que me ha afectado cuando salgo de Ciudad Juárez. Al haber crecido en Satélite, una colonia cercana a donde se encontraron los cuerpos del caso Campo Algodonero, mis papás, para protegerme, me decían que no confiara en nadie, que todas las personas, aunque las conociera, me podían hacer daño. A la fecha Ciudad Juárez sigue siendo muy violenta, allá no tomo Uber. Por ejemplo, aquí en la Ciudad de México cuando utilizo este sistema de transporte, se me hace completamente impresionante poder subirme al auto de otra persona y llegar a salvo a mi destino.

3. Con motivo del 8M que recién tuvo lugar, se divulgó ampliamente el aumento en las cifras de feminicidios en México, ¿cómo es la situación en Juárez actualmente?

Me parece que el fenómeno ha cambiado en cierto sentido. En la década de 1990 la violencia ocurría desde un nivel estructural, es decir, había una organización de poder compuesta por varios agentes (el Estado, empresarios y narcotraficantes) que se dedicaban exclusivamente a ejercer violencia sobre las mujeres que habitaban la región y que compartían ciertas características, como subirse al autobús de una misma ruta, entrar a trabajar a la maquila muy temprano e incluso algunos rasgos físicos. Ahora siento que los feminicidios están más relacionados a la violencia doméstica, pero claro que los sigue habiendo relacionados a la estructura de la que te hablo.

4. ¿Consideras que tu trabajo es una forma de activismo con el que contribuyes a denunciar una situación con la que estás en desacuerdo y, sin duda, hay que luchar contra ella?

Es difícil para mi enunciar mi práctica como activismo porque siempre hay una responsabilidad que me hace pensar que lo que hago no es suficiente, y más frente a la temática tan grande y caótica sobre la que he decidido trabajar y que sólo puedo equiparar con el Leviatán. A veces siento que me quedo corta frente a la situación, permaneciendo con el sentimiento de que siempre queda algo más por hacer.

5. Y ahora, como adulta joven, ¿te planteas salir de Ciudad Juárez o estás en la misma situación que antes: por un lado, te quieres ir; por otro lado, la ciudad te atrapa?

Ahora no me iría a vivir a otro lugar. A pesar de la violencia vivo en Juárez porque mi familia se estableció ahí, por los amigos que he hecho y porque es el lugar donde he construido un mayor número de relaciones a nivel personal. Y sí, es triste aceptar como vamos desarrollando dinámicas para normalizar la violencia.

6. En tus series fotográficas hay reminiscencias a épocas pasadas, tanto por los iconos empleados como por los elementos a los que se hace alusión. Cuéntame sobre la construcción de tus imágenes, ¿son elementos que tienes muy presentes de tu niñez o cómo es que los seleccionas? ¿Son representativos de la feminidad, o de cómo se piensa la feminidad de antaño?

Todo surgió desde mi primera serie Itinerario de una mujer en la frontera, donde en el mismo título aparece la práctica que estaba realizando. Una de las cosas que he sentido desde la adolescencia, y creo que pasa en general en México, es que a las mujeres se nos quita el derecho a tener acceso a ciertas cosas por el contexto en el que habitamos. En mis series el cuerpo es recurrente y se debe a que una de las formas de defensa o estilo de vida que hemos adoptado para sobrevivir es cuidar el empleo de elementos femeninos, como no usar falda, ropa entallada, sin maquillaje o poquito maquillaje. A través de los alter ego que creo en mis fotografías, recupero ese derecho de expresión que muchas veces no ejercemos por miedo a ser violentadas.

En cuanto al tema de la época, surgió de un par de preguntas personales que sobre todo me hacía en la adolescencia: ¿Por qué vivo en la ciudad más peligrosa del mundo? ¿Por qué las cosas son como son en este lugar? A partir de éstas, comencé a indagar en la historia de la ciudad para entender históricamente qué es lo que había sucedido para que llegara a ser lo que es. Mi investigación desembocó en revisar la forma en que se ha representado a la mujer de forma pública a través de los años tanto en Ciudad Juárez como en el país. Logré vislumbrar también cómo se había representado la feminidad en la esfera pública con las figuras de las bailarinas y las ficheras, por ejemplo.

7. Estos mismos accesorios que empleas para construir los sets para tus fotografías, como las figuritas de cerámica, los teléfonos celulares de los años noventa, las lámparas de coffee table, etcétera, ¿de dónde vienen?

La elección de esos objetos viene de un diario de artista que llevé en la maestría, donde rescaté un catálogo de objetos de decoración para el hogar, muy popular en la frontera llamado Home Interiors, a través del cual venden objetos muy baratos pero que simulan un material costoso, aunque son de plástico. Es sin duda una cuestión que alude a la aspiración por la vida americana.

8. La gama cromática en tus puestas en escena es muy particular y atractiva a la vista. Por un lado, te permite proyectar la autopercepción femenina; por otro lado, vincular los escenarios íntimos con las problemáticas políticas, sociales y económicas de Ciudad Juárez. Dado que tu formación es en Artes Visuales y Dirección Artística, ¿cómo es que estructuras tus fotografías ¿Qué necesitas para que una imagen esté completa o todo lo completa que necesitas que esté para lo que quieres representar?

Me dedico también al diseño de producción en el cine, y la forma en que estructuro las imágenes viene mucho de esta interdisciplina. Cuando realizo el diseño de la habitación de alguien, por ejemplo, cada uno de los elementos que empleo debe hablar de la biografía del personaje, y todos y cada uno son muy importantes y deben ir acorde al contexto. Considero mi proceso creativo muy académico porque comienza con un documento donde abordo el concepto y lo que quiero representar; primero a través de palabras clave y más adelante con objetivos y descripciones; en el caso de querer escenificar la frontera, busqué varios símbolos que hablaran culturalmente de cada uno de los países, añadiendo el hecho de que estos han sido símbolos impuestos por el Estado y la Iglesia. También incorporé algunos objetos para contextualizar el año que estoy simulando, como la televisión y el radio de 1970.

9.El trabajo que haces es autorreferencial y la paleta de colores que has elegido me recuerdan al trabajo de otros(as) artistas. ¿Hay algunos(as) (fotografxs, cineastas, pintorxs) que sean referencias para crear tus piezas? ¿Quiénes?

Cindy Sherman fue mi primera referencia. Es una artista que al conocer su trabajo —gracias a mi asesora de licenciatura, Gabriela Durán—, dije quiero hacer eso. Más adelante fue Juno Calypso, quien también trabajaba el autorretrato; William Eggleston en términos de color y Vivian Maier en cuanto a los encuadres, como el retratarse en los espejos que encontraba cuando caminaba por la calle. Recuerdo también que cuando yo tenía 16 años, Alex Prager tuvo su auge. Me encontraba con muchas revistas que contenían sus imágenes, y además como me comenzaba a interesar el diseño de producción de cine, me fascinó su trabajo.

Persia, muchas gracias por permitirnos conocer cómo vives la violencia desde tu propio espacio de refugio. ¿Te gustaría agregar algo más?

Trabajo mucho sobre la imagen en momentos privados, estos siempre aparecen en las habitaciones. Por ejemplo, en la serie Reminiscencias de Ciudad Juárez, muestro las imágenes que no han sido públicas dentro de un contexto como la Guerra del narcotráfico, donde sólo existen imágenes hegemónicas que han acaparado los medios de comunicación y que son fotografías muy muy violentas. Para mí es importante mostrar las cosas que no siempre se ven porque todo el mundo imagina Ciudad Juárez en la guerra contra el narco, con las calles acordonadas con la cinta de precaución, pero había muchísimas realidades más que se vivían en ese momento en la ciudad y no quería que pasaran desapercibidas