Entrevistas
Elena Navarro
México -
abril 10, 2024

Un juego de espejos: entrevista a Sonia Madrigal

Por Elena Navarro

Fotógrafa y activista, nacida en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, Sonia Madrigal (1978) centra su trabajo alrededor del cuerpo femenino y el espacio público como territorios sobre los cuales se ejerce la violencia. En las series Tiempos muertos (2009-2019) y El Abance (2018) documenta el desplazamiento de las personas que hacen uso del transporte público entre el lugar que habitan y su destino laboral o de estudio. También con su cámara toma las calles del municipio donde vive para invitar a las mujeres a intervenir sus muros con propuestas artísticas. Imágenes que recoge en la serie Mujeres desde la periferia (2018). 

En 2014 inicia uno de sus trabajos emblemáticos La muerte sale por el Oriente, con el propósito de denunciar la violencia feminicida desde distintas narrativas: fotografía documental, intervención del territorio y mapeo digital de feminicidios en México. El proyecto se ha exhibido en múltiples espacios, entre ellos la tercera edición del Festival Internacional de Fotografía FotoMéxico celebrada en 2019. Un año más tarde, con Tiempos muertos obtiene el tercer lugar en la edición en línea del London Street Photography Festival, donde el resto de los finalistas eran hombres. 

Sonia es cofundadora de la galería Mal d3 ojo y del proyecto online de fotografía vernácula Everyday Neza, dedicada a recuperar la memoria visual de Ciudad Neza. Recientemente presentó su primer libro fotográfico Te, editado en 2023 por Miau ediciones, Nohacernada.org y Gato Negro.

1.El cuerpo, el territorio y la violencia han sido los ejes del corpus de tu obra, y su exploración se ha dado desde distintas narrativas, llevándote a crear reflexiones de forma personal y colectiva. Puedes ahondar en ello.

Así es, esto tiene que ver con mi contexto. Nací en Ciudad Neza, una de las entidades federativas del país con mayor índice de feminicidios, donde el territorio y el hecho de ser mujer me ponían en riesgo, y más aun portando una cámara fotográfica. A cierta hora de la noche ya no podía andar sola trabajando en la calle. Me di cuenta de esto hace diez años, en 2014.

 

2.Como habitante nativa del municipio de Ciudad Nezahualcóyotl en el Estado de México, has elegido éste como territorio de documentación, denuncia y exploración. En tu manera de fotografiar, ¿cómo ha influido haber nacido y crecido en una zona periférica de una gran ciudad como Ciudad de México?

La violencia de mi contexto permea mi trabajo, nunca lo he podido separar. Decidí abordar la violencia hacia las mujeres en territorios como el mío, ya que esta situación siempre afecta nuestra práctica, en cualquier ámbito en el que nos desempeñemos. Así comenzó mi serie La muerte sale por el Oriente (2014-2019). En ese momento, el promedio de víctimas de feminicidio al día era de siete. Hoy en día hablamos de once. 

3. Uno de tus intereses ha sido el desplazamiento de las personas que viven en el Oriente de la Zona Metropolitana hacia distintos puntos de la Ciudad de México, donde trabajan o estudian. Al mismo tiempo que haces un registro de las distancias recorridas por la población flotante, pones en evidencia las deficiencias del servicio de transporte público, la infraestructura de las vialidades y la oferta laboral, dejando como documento El abance (2018), serie que fue seleccionada en la XVIII Bienal de Fotografía del Centro de la Imagen. Háblanos de este proyecto y de la referencia del muro de contención.

Recuerdo que cuando era niña, había momentos en que mi mamá no me dejaba salir a jugar, y curiosamente desarrollé un juego con espejos, donde creaba otros escenarios a partir de las imágenes reflejadas. Para mí ésta era una forma de crear paisajes quedándome en casa. Más adelante, al entrar a estudiar la licenciatura, hacía dos horas de camino a la UNAM y dos de regreso. Ésta fue la prima vez en que me desapegué de mi territorio, algo que tomé de forma natural, ya que las personas que queríamos estudiar debíamos desplazarnos hacia las universidades ubicadas en la Ciudad de México. Esta experiencia quedó registrada en Tiempos muertos (2009-2019), mi primer proyecto fotográfico en el cual abordé esta temática y era también parte de mi contexto. Mucha gente desconoce el gran esfuerzo de movilidad que una gran parte de la población realiza. En 2018 surgió El abance también a partir de mi interés por los trayectos y desplazamientos. Registré el cruce a pie de la gente por un distribuidor vial ubicado en el municipio de Ixtapaluca, en el cual no se construyó un puente peatonal para cruzar la avenida.  Ésta ha sido la única manera de llegar al paradero de camiones. También es un ejemplo de cómo no se concluyen los proyectos de vialidad y no se le da a la comunidad los servicios necesarios de movilidad y transporte. Hay que añadir que a las mujeres nos resulta doblemente difícil transitar por lugares sin iluminación y sin pavimento.

4. A partir de los datos arrojados por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio en 2014, que señalan que en México mueren siete mujeres cada día a causa de la violencia, registrando al Estado de México como una de las entidades con mayor índice de feminicidios, te adentraste en el tema para crear La muerte sale por el Oriente. Esta propuesta fue creciendo hasta convertirse en un proyecto multidisciplinario que se ha mantenido en proceso desde hace diez años. ¿Por qué representar el cuerpo femenino violentado o desaparecido con un espejo? 

Me parecía una gran responsabilidad generar una imagen, tratándose de temas tan sensibles. No quería revictimizar los cuerpos femeninos, como ocurre en la nota roja, más bien quería crear una imagen que evocara e invitara a los espectadores a acercarse a mi trabajo, así como al hecho de que el símbolo de la mujer es representado por el espejo de Venus. Al emplear este elemento en mis fotografías, la gente se vería reflejada en la silueta de una mujer y sabría que es parte de la situación.

5. La tercera edición de FotoMéxico. Festival Internacional de Fotografía que se llevó a cabo en 2019, estuvo dedicada a la obra de creadoras y sus reflexiones alrededor del cuerpo y las identidades femeninas. La muerte sale por el Oriente formó parte de su programación de exhibición. ¿Cómo se dio esta participación en el Festival y qué impacto tuvo para ti presentar este trabajo en la Ciudad de México? 

Guardé mucho tiempo este proyecto por inseguridad hacia mi propio trabajo. Lo comencé en 2014 y lo exhibí por primera vez en 2019. La decisión de que se colocara en los muros exteriores del Complejo Cultural Los Pinos y no dentro del edificio, fue muy importante: mostrar imágenes realizadas en el espacio público a la gran cantidad de gente que transita por esta zona, porque es una temática que ocurre en todo el territorio mexicano. Al mismo tiempo, exhibí estas fotografías en las calles de Ciudad Nezahualcóyotl. 

6. Recientemente salió a la luz Te (2023), tu primer libro en coedición con Miau ediciones, Nohacernada.org y Gato Negro, que empezó a gestarse desde hace seis años. En él reúnes una serie de pintas con declaraciones de amor en las calles de colonias en el Estado de México, donde se tiene registro del alto porcentaje de casos de feminicidio y violencia hacia las mujeres. ¿Cómo es que dialogan o se contraponen estas expresiones con el número de mujeres asesinadas a diario? ¿Qué es lo que le da nombre a este proyecto?

Te es el resultado del Seminario de Producción Fotográfica que cursé en 2016, en el Centro de la Imagen, donde realicé fotografías de pintas con declaraciones de amor en los muros de espacios públicos, imágenes que tenemos normalizadas y pasamos desapercibidas. Al comenzar la investigación me encontré con mujeres que decían que les daba miedo salir de casa y descubrir su nombre escrito en la pared, o que tenían pena de que su familia supiera que tenían una relación con tal persona y se enteraran a través de un grafiti en la calle. 

El acusativo te anticipa una acción y un sujeto, en este caso a las mujeres que muchas veces sufren violencia por parte de sus propias parejas. De ahí el título de este proyecto.

7. En lo personal me encanta tu trabajo como activista: la manera en que has liderado y contribuido a organizar manifestaciones y marchas de protesta con mujeres en los municipios de Ciudad Nezahualcóyotl y Ecatepec. ¿Qué tan seguras se sienten las mujeres alzando la voz en barrios con altos índices de violencia, donde sus rostros quedan expuestos? 

Antes de 2014 mis proyectos eran individuales, salía yo sola a la calle con mi cámara, pero me di cuenta que no podía seguir haciéndolo. Si bien es cierto que los proyectos son personales y aparecen con mi autoría, no podía continuar sosteniendo mi trabajo sin las redes de mujeres. La fotografía que yo hago es un acompañamiento a muchas otras mujeres, sin estar sobre o debajo de ellas, sino haciendo comunidad. Igualmente con las redes de mapeadoras de feminicidios nos acompañamos mucho porque sabemos lo que implica y conlleva ser activista y mujer en México. Con ellas he aprendido a hacer compañía, a cuidarnos entre nosotras, a saber a quién acudir para ciertas situaciones, qué hacer si te detienen en una marcha y a continuar documentando y registrando los hechos ocurridos.

8. Además de tus búsquedas como fotógrafa y activista, actualmente llevas a cabo proyectos en conjunto con el fotógrafo Tonatiuh Cabello, tal como Everyday Neza, dirigido a construcción de la memoria visual de Ciudad Nezahualcóyotl a través de la recuperación de fotografías vernáculas al que han nombrado. Háblanos de esta iniciativa.

Ahora estoy buscando leer otro tipo de violencias en esta misma comunidad, a través del archivo de fotografía vernácula de sus habitantes. Tonatiuh y yo realizamos visitas a las casas de vecinos y sesiones de conversación donde las personas nos comparten sus álbumes familiares y conocemos la historia de sus antepasados. Es así que también hemos podido trazar líneas en común entre otras familias, reformular, construir y conocer nuestra historia. El interés en dar a conocer esta crónica reside en que las generaciones más jóvenes sean partícipes. Los espacios que eran icónicos en la zona están despareciendo a causa de que el nivel adquisitivo en Ciudad Neza ha aumentado.  

9. Participaste en London Street Photography Festival en 2020. Cuéntanos al respecto.

Apliqué a la convocatoria de este concurso de fotografía de calle y fue muy importante para mí ser la única mujer finalista. No es lo mismo para una mujer que para un hombre salir al paradero de Pantitlán a hacer fotos, no puedo gozar de la misma libertad que ellos, menos portando una cámara de noche y en el Estado de México. Es por eso que he desarrollado un diálogo con la mirada y a través de gestos con las personas que estoy próxima a fotografiar, mostrándoles la cámara y lo que estoy por hacer, nunca escondiéndome. Quedé en tercer lugar en el concurso, pero para mí fue maravilloso.

Sonia, muchas gracias por permitirnos conocer tu trabajo y tus intereses, pero sobre todo tu compromiso por crear comunidad en tu lugar de origen. ¿Te gustaría agregar algo más?

No puedo no hablar de la violencia, pero sigo pensando en cómo darle la vuelta a que nuestros territorios sean abordados exclusivamente desde esta temática. Me encuentro en la parte de cómo contar las otras cosas que suceden y han sucedido en Ciudad Neza, desde su creación, donde principalmente participaron las mujeres y los niños, ya que los hombres salían a trabajar. Eran ellas quienes se quedaban en casa y fueron creando la comunidad.