Una ofrenda para mi amiga Belén
El 6 de julio 2016, la fotógrafa Karen Toro recibió un mensaje de una amiga, contándole que había una “publicación extraña” en el muro de Facebook de Belén Peralta, amiga de ambas. El texto pedía contactar a la familia de Belén pues había sufrido “un accidente”. Karen llamó al número indicado en el post y se identificó como una amiga cercana. La persona al otro lado del teléfono le dijo que algo grave les había pasado a Belén y a Matías, su compañero. Él estaba en el hospital. Ella no había sobrevivido.
Karen no entendió lo que le dijeron, solo fue hasta unos días después que pudo asimilar mejor la noticia. “Un tipo había entrado en la madrugada a la casa de Matías, de una sola patada abrió la puerta y disparó directo a Belén”, recuerda. “Cuatro impactos para ella y dos para él. Nada más, solo entró, disparó y se fue.”
Tres meses después de la muerte de su amiga, Karen Toro encontró en medio de unas fotos recién reveladas una imagen de Belén. Aparecía casi como un fantasma: el retrato “tenía poca luz, estaba movido y con mucho ruido, pero la reconocí inmediatamente”, cuenta la artista. No recordaba esa imagen, aunque podía ubicar con cierta precisión la fecha: tal vez un verano a finales del 2015 o a comienzos del 2016. Lo que sí recuerda es que la tomó un día en que salió con Belén y su compañero a comprar tierra. Después fueron a una plaza a sentarse y a tomar algo. Entonces hizo la foto. La única de ese día.
“Esa fotografía de Belén por poco se me escapa, hoy la entiendo como una imagen presagio, y la sostengo una y otra vez para no dejarla escapar más”. A partir del encuentro con esa imagen y del ejercicio de memoria que siguió, Karen Toro desarrolló el proyecto «Sostengo su imagen: Belén 1987-2016». Un intento por recordar a partir de la repetición de la última fotografía que le hizo a su amiga antes de que muriera de forma violenta en un feminicidio.
En un momento de su duelo, Toro se animó a ver los videos grabados por las cámaras de seguridad que registraron el lugar del crimen. En las grabaciones se escucha un ruido, probablemente disparos, en cuestión de unos 30 segundos se ve a un hombre caminando que acelera el paso y sale de cuadro. Su cómplice lo esperaba en un carro cerca, la orden era asesinar a una mujer que en realidad vivía en la casa vecina. Los sicarios se equivocaron de dirección. En la crónica que acompaña el proyecto, la fotógrafa afirma que “para ellos no importaba quién era, buscaban a una mujer y fue Belén a quien encontraron.”
Con el gesto de repetición de la imagen de Belén, Toro busca pistas, explora caminos para sanar y sobre todo para no olvidar. A las imágenes de su amiga, les ha sumado fotografías de objetos que le pertenecieron o que, en alguna medida, hablan de su muerte. “En la exploración insistente de esta imagen intento hacerla aparecer, hacerla de nuevo presente», dice la fotógrafa. «La invoco y le hago una ofrenda».
