Visualidades
Mara Sánchez Renero
México -
septiembre 04, 2020

El cimarrón y su fandango

El fandango es una antigua danza de origen español en la que se utilizan castañuelas y que llegó, igual que las personas esclavizadas, a América. El cimarrón es un un alma rebelde que escapa del control de “los amos” y decide crecer en libertad. De este vaivén de identidades surge El cimarrón y su fandango, el proyecto fotográfico de Mara Sánchez Renero que es parte de la plataforma Africamericanos

“En las Américas, en la época de las colonias, se llamaba cimarrón al esclavo negro fugitivo que llevaba una vida de libertad en rincones apartados de la civilización”: así empieza la descripción de Mara sobre su trabajo, que nace de una reflexión a lo largo del espacio y del tiempo. 

En México los pueblos afroamericanos se asentaron principalmente en Veracruz, Guerrero y Oaxaca. Mara había estado en la zona hace quince años. En aquel entonces, cuenta, “no había conciencia de la negritud y de la historia de la tercera raíz, se contaba que un barco había naufragado y la comunidad negra había bajado de él”.

Mara vivió durante una década en Barcelona, España. Al regresar a su país tuvo necesidad de “volver a conectar con el territorio” y se empezó a mover por el mapa local. Cuando volvió a la zona, más específicamente a Marquelia, se encontró con una situación totalmente diferente, el relato de la cultura afrodescendiente se contaba distinto, como si la identidad cobrara otro protagonismo. “Era la historia de la esclavitud que compartíamos con toda Ámérica”, analiza. Entonces el fenómeno adquirió una dimensión nueva ante los ojos de Mara. “Conocí tradiciones muy importantes en cuanto a energía y movimiento que, al mismo tiempo, son sutiles y melancólicas”, describe.

 Buscó retratar lo violento de la llegada de “los españoles conquistadores hombres blancos” en una foto en la que hay un barquito de papel sobre un agua quieta que hace las veces de espejo. Lo artificial del objeto contrasta con la naturaleza de todo lo demás y el blanco de la hoja juega con el filtro negro que recubre toda su serie. “La patina negra que tienen las imágenes funciona como una reflexión sobre qué sucede con el color y con el color negro en particular”, precisa.

Para hacer el proyecto viajó hasta ahí tres veces. La primera, para hacer contacto, conocerse, charlar. La última, para mostrar los resultados. En el medio pensó el barquito, buscó materiales, referencias visuales y pinturas. Pero le costó encontrar, notó que había “mucha invisibilidad visual” y se puso a dibujar lo que se imaginaba fotografiar.Los dibujos sirvieron como un modo de contarle a la comunidad lo que ella quería hacer.

 Ese diálogo, para su forma de concebir el trabajo, es clave. Porque no se considera una observadora: “Me acerco como colaboradora para crear algo nuevo. Me interesa hablar desde un lenguaje más simbólico y alegórico. Los invito a construir la historia que quiero contar”.