Entrevistas
Boris Kossoy
Brasil -
junio 22, 2023

La fotografía (también) fue inventada en Brasil

Ciento noventa años después de los experimentos fotográficos de Hercule Florence, investigadores se reunieron en un seminario para discutir los logros del franco-brasileño, el único representante de las Américas en el panteón de los pioneros inventores de la fotografía. En una entrevista, el profesor y fotógrafo Boris Kossoy, quien fue el primero en estudiar en profundidad los procesos fotográficos de Florence, reflexiona sobre su legado.

Por Miguel Vilela

Primero, se analizaron a simple vista las tres copias fotográficas y el dibujo matriz producidos a principios de la década de 1830. Luego, se utilizó un estereomicroscopio para examinar los detalles de las partículas entre las fibras del papel. A continuación, se sometieron las imágenes a un análisis mediante espectroscopia de infrarrojo, que reveló la naturaleza y densidad de las moléculas que las componen. Posteriormente, se examinaron mediante tres técnicas diferentes de espectrometría de fluorescencia de rayos X, que detectaron la presencia de oro y plata. Finalmente, un potente microscopio electrónico de barrido amplió las imágenes a escala de nanómetros, que es un millón de veces más pequeña que un milímetro, y reveló las pequeñas partículas de esos metales preciosos  incrustadas en las fibras.

Todo este proceso, el más amplio uso de esas tecnologías de punta para examen de fotografías, forma parte del esfuerzo más reciente para demostrar algo que aún es poco conocido fuera de los círculos de expertos: la fotografía fue descubierta de manera aislada en Brasil en 1833, seis años antes del anuncio del daguerrotipo en Francia.

Los estudios fueron presentados por primera vez en mayo por los investigadores Art Kaplan, del Getty Conservation Institute en Estados Unidos, y António Candeias, del laboratorio Hércules de la Universidad de Évora en Portugal, en el seminario 190 años de los experimentos fotográficos de Hercule Florence, organizado por el Instituto Hercule Florence y el Instituto Moreira Salles en la ciudad de São Paulo. El seminario discutió las contribuciones de Florence no solo a la fotografía, sino también a todo el universo de las imágenes técnicas.

Nacido en Niza, Francia, en 1804, Florence llegó a Río de Janeiro a los 20 años. Después de trabajar como dibujante en la expedición hasta la Amazonía del naturalista ruso Barón de Langsdorff, se estableció en 1830 en la villa de São Carlos, actual Campinas, una ciudad a 100 km de São Paulo.

Florence era un hábil artista, sus dibujos son una ventana importante al Brasil del siglo XIX, y tenía una vocación de inventor. En la pequeña villa, que en 1838 contaba con 6.689 habitantes, incluyendo 3.917 esclavos, y en cuya provincia había solo una imprenta, él creó su propio sistema de impresión de texto e imágenes, al que llamó poligrafía, y en 1832 comenzó sus experimentos con la impresión mediante la luz solar y la fijación de imágenes en la cámara oscura.

Conjunto de etiquetas para frascos farmacéuticos impreso mediante procesos fotográficos. Instituto Moreira Salles.

A pesar de haber relatado sus logros en repetidas cartas a autoridades en Francia y en artículos de periódico, Florence nunca recibió reconocimiento por sus invenciones en vida, y toda esta historia quedó prácticamente olvidada durante casi 140 años. Hasta que, en 1976, Boris Kossoy, fotógrafo, historiador de arte y profesor titular de la Escuela de Comunicación y Artes de la Universidad de São Paulo, publicó el libro Hercule Florence, 1833: el descubrimiento aislado de la fotografía en Brasil, donde reveló su extenso análisis de manuscritos, documentos e imágenes que habían sobrevivido al tiempo (principalmente un diploma masónico y etiquetas de farmacia impresas por el método fotográfico). A petición de Kossoy, el Instituto de Tecnología de Rochester, en los Estados Unidos , reprodujo los experimentos de Florence y confirmó la viabilidad química de las fórmulas descritas por él. El profesor también demostró que Florence utilizó la palabra fotografía (en francés, photographie) para describir su invención en 1834, cinco años antes que el inglés Sir John Herschel, aclamado mundialmente como el inventor del término.

Desde entonces, otros investigadores se han dedicado a demostrar sus experimentos en un esfuerzo por situar a Florence en el panteón de los inventores de la fotografía, siendo el único representante de las Américas junto a franceses como Niépce, Daguerre y Bayard, y a ingleses como Wedgwood, Talbot y Herschel, entre muchos otros.

En esta entrevista por correo electrónico traducida para el español, el profesor Boris Kossoy relata su trabajo historiográfico, que culminó con el seminario celebrado el mes pasado. Además de los minuciosos análisis realizados en estas etiquetas de farmacia y diplomas masónicos, el encuentro permitió que los investigadores mostraran los diversos trabajos realizados a partir de la obra de Florence: cámaras reconstruidas basándose en sus indicaciones, reflexiones sobre su espíritu inventor, sus contribuciones a la pintografía brasileña, y artistas contemporáneos inspirados por él.

Diploma masónico impreso mediante procesos fotográficos. Instituto Hercule Florence.

Dibujo posiblemente utilizado como matriz para las impresiones fotográficas de los diplomas masónicos. Instituto Hercule Florence.

«La fotografía tuvo varios inventores y en cualquier lugar donde un investigador se encontrara, podría haber realizado experimentos con la cámara oscura e ‘imprimir’ dibujos y escritos ‘por acción de la luz’ en papeles sensibilizados con nitrato de plata, cloruro de plata, cloruro de oro y otros preparados químicos. Esto ocurrió en Inglaterra con Fox Talbot, en Francia con Niépce, Daguerre y Bayard, y en Brasil con Hercule Florence.»

Durante los 51 años en los que ha investigado el trabajo de Hercule Florence, ¿ha tenido algún momento especial de asombro? ¿Descubrió algún documento o registro que lo convenciera de su importancia?

Tuve varios momentos de asombro a lo largo del proceso de confirmación histórica y técnica de las experiencias de Florence, especialmente en la década de 1970. Cuanto más me adentraba en esta investigación, más emoción sentía al revelar un hecho nuevo en la historia de la invención de la fotografía. Otros momentos únicos que podría mencionar son los textos y presentaciones internacionales en simposios y conferencias en Estados Unidos, Europa y América Latina, el reconocimiento del gobierno francés, las ediciones de mi libro Hercule Florence, el descubrimiento aislado de la fotografía en Brasil en varios idiomas, entre otras formas de difusión. Por último, debo mencionar que mi mayor asombro fue haber hecho justicia a Hercule Florence, autor de una invención aislada de la fotografía que permaneció en la oscuridad durante unos 140 años, sin reconocimiento científico y observada con desconfianza o considerada de menor importancia por muchos. Sin embargo, es necesario reconocer que los hechos y personajes de la historia de la fotografía en los ‘espacios periféricos’ aún no habían sido objeto de estudios sistemáticos y profundos por parte de los investigadores locales. En la década de 1970, estos estudios prácticamente no existían. Todo aún estaba por investigar. En América Latina, un número significativo de investigadores se ha dedicado, de manera gradual, a rescatar el pasado fotográfico de sus países a partir de esa década.

Usted mencionó en el seminario que el hecho de que Florence estuviera en Brasil, viviendo en una ciudad con poco más de 6.000 habitantes, en una provincia con solo una imprenta, tuvo una influencia en sus motivaciones para inventar la fotografía que sus compatriotas en Europa no tuvieron. ¿Podría ampliar un poco más sobre eso?

La constatación de las dificultades para imprimir en la pequeña Vila de São Carlos, así como en toda la provincia de São Paulo y en Brasil, estimuló a Florence a buscar un sistema sencillo y económico de impresión gráfica, lo que lo llevó a inventar la Poligrafia, un proceso que desarrolló a partir de 1830. Dos años después, aunque el proceso aún se encontraba en una etapa rudimentaria, ya podía aplicarlo para la impresión de textos y dibujos. Florence puso inmediatamente sus servicios a disposición del público y, al mismo tiempo, siguió perfeccionando el proceso durante muchos años. La idea de la fotografía le llegó poco después. La falta de posibilidades de impresión en su entorno motivó a Florence a explorar la propia naturaleza de la fotografía y aplicarla a las artes gráficas con el fin de obtener copias en serie de dibujos y escritos a partir de una matriz.

Años antes de que se anunciara el descubrimiento de Daguerre, Florence ya utilizaba de manera práctica su proceso fotográfico para obtener en serie «impresos» de varios objetos, como diplomas masónicos, etiquetas para productos farmacéuticos y etiquetas para otras actividades comerciales, evidenciando el espíritu europeo de su época al asociar el concepto de arte e industria. La genialidad de los diferentes investigadores Niépce, Daguerre, Fox Talbot, Bayard y Florence radicó precisamente en la feliz combinación de descubrimientos previos, y estos conocimientos podían ser aplicados de manera más o menos eficiente por cualquier investigador, sin importar dónde se encontrara. Al igual que otros descubrimientos científicos y técnicos, la fotografía no escapó a esta regla: tuvo múltiples paternidades.

Dibujo de indígenas Apiacás en el río Arinos, estado de Mato Grosso, 1828. Instituto Hercule Florence.

Dibujo de paisaje en Cocais (hoy Nossa Senhora do Livramento, Brasil). Instituto Hercule Florence

Dibujo de mujer y niño Mandurucus del río Tapajós, Brasil, 1828.

En el seminario se habló de que aún queda mucho por descubrir sobre el trabajo de Hercule Florence. ¿Tiene alguna curiosidad que aún no haya sido respondida?

El legado de Florence se extiende a las investigaciones que realizó en diferentes áreas del conocimiento. La fotografía, los procesos de impresión y las artes gráficas han sido objeto de estudios específicos. Del mismo modo, su obra iconográfica, en toda su amplitud, realizada durante la Expedición Langsdorff entre 1825 y 1829 en el interior de Brasil, así como sus dibujos, retratos y pinturas, ofrecen un vasto campo de investigación en diversos campos de la ciencia y las artes.

En lo que respecta específicamente a la fotografía, el abundante material documental que ha sobrevivido al tiempo fue fundamental para nuestra confirmación histórica y técnica de sus experimentos pioneros en las Américas, contemporáneos a los que ocurrían en Europa. Estos documentos, preservados por los descendientes del inventor, especialmente por Cyrillo Hercules Florence y Arnaldo Machado Florence, fueron decisivos para el rescate de esta historia. Tuve el privilegio de contar con la colaboración de ambos en la consulta de sus archivos para llevar a cabo esta investigación, en la década de 1970. Es poco probable, pero no imposible, que aún se puedan descubrir otros documentos originales en algún archivo.

¿Cuál es la importancia de seguir estudiando las experiencias de Florence con la fotografía? ¿Qué pueden aprender los jóvenes fotógrafos de él?

El siglo XIX fue pródigo en invenciones como la lámpara eléctrica, la locomotora a vapor y posteriormente eléctrica, el telégrafo, el teléfono, la fotografía, el cine, la litografía, entre muchas otras. Estas invenciones contribuyeron al avance científico, técnico, económico y social de la humanidad.

Creo que el estudio de la obra de Florence, no solo en relación con la fotografía, sino también en cuanto a sus otros logros como artista e inventor, es fundamental, ya que se trata de una invención realizada en este país. Los jóvenes necesitan conocer los hechos de Campinas y el contexto de esa época para comprender la importancia de su obra. El alcance de sus experiencias pioneras ha recibido el debido reconocimiento a nivel internacional.

La fotografía tuvo varios inventores y, como mencionamos anteriormente, en cualquier lugar donde un investigador se encontrara, podría haber realizado experimentos con la cámara oscura e ‘imprimir’ dibujos y escritos ‘por acción de la luz’ en papeles sensibilizados con nitrato de plata, cloruro de plata, cloruro de oro y otros preparados químicos. Esto ocurrió en Inglaterra con Fox Talbot, en Francia con Niépce, Daguerre y Bayard, y en Brasil con Hercule Florence.