Obra ¡Maricona resiste! por Mar Coyol
Entrevistas
Identidad Marrón
Argentina -
septiembre 02, 2022

La piel de Argentina también es marrón

El Colectivo Identidad Marrón nació como respuesta al racismo estructural en su país. Elles se definen como marrones, hijes de indígenas, campesinos y migrantes del interior y de países vecinos. Asumen un activismo antirracista con conciencia de clase y reivindican los derechos de les invisibilizades por el mito de que Argentina es el país más blanco de América Latina.

Por Marcela Vallejo

Las preguntas no son inocentes. No solo porque se hacen con la intención de saber algo, sino porque ellas ocultan ideas detrás de sí. La pregunta “¿de dónde eres?” parece no tener mayores problemas, pero todo depende de quién la hace y a quién se la hace. La artista visual y activista argentina América Canela (o Amé, como le gusta que la llamen) ha tenido que responder esa pregunta toda su vida. En muchas ocasiones, estando en compañía de otras personas, ha sido la única persona que ha tenido que responderla.

Al principio se incomodaba, a veces llegaba a pedir que, por favor, no le preguntaran. Lo que Amé notaba es que, generalmente, solo se le pregunta eso a la persona de piel marrón que estuviera presente. ¿Qué esconde esa pregunta, en apariencia, tan inocente? Para ella y para quienes integran el Colectivo Identidad Marrón, esta pregunta implica que quien la hace, asume y cuestiona la identidad de las personas que no son blancas. En el Colectivo entienden que eso se debe a la forma en que Argentina ha construido y reforzado un mito, una imagen que indica que toda su población es blanca, que desciende de quienes llegaron en barcos atravesando el Atlántico y que es el país más europeo del Sudamérica. Se trata de una idea extendida incluso fuera de su país. En España, donde ahora se encuentra Amé Canela, también le preguntan de dónde es. Cuando dice Argentina, no pueden creer que sea cierto.

Ahora toma esos episodios con gracia y se han convertido en impulso para su trabajo artístico y para las reflexiones que desarrolla en su colectivo. Hasta el momento, Identidad Marrón ha curado dos exposiciones, la primera fue el proyecto ¿Qué necesitan aprender los museos?, realizado en 2021 en compañía de Escritores Villeres. Juntos crearon una muestra antirracista tomando como base el acervo del museo Palais de Grace, “la primera muestra en Argentina donde nosotros no somos objeto de estudio, si no constructores de conocimiento y de imágenes”.

No querían hacer una afirmación sino plantear preguntas que invitaran a los diferentes públicos a cuestionarse dinámicas racistas invisibilizadas y naturalizadas. Para elles la pregunta más compleja de responder era “¿El arte en Argentina es sólo oficio de blancos?”. Inspirades en la obra Destino de Graciela Taquini, también se preguntaron “¿Dónde estamos las personas marrones – indígenas en el arte? ¿Quiénes tienen más derecho a elegir su destino?”. Además, aprovecharon para plantear preguntas respecto a quiénes son las personas que habitan los museos y consumen arte. Elles no veían a sus familiares en esos espacios a pesar de que son abiertos a todo el público y de acceso gratuito, desde ahí plantearon la idea de las puertas de cristal que se cierran para ciertas personas.

La otra exhibición la hicieron en el marco del proyecto CARLA en la Universidad de Manchester. La exposición digital fue curada por América, Flora Nómada y Abril Caríssimo. Los trabajos seleccionados buscan mostrar las realidades contemporáneas de personas marronas. Elles se posicionan en este trabajo como hijos-semilla pues se enuncian como “los hijos de campesinos y migrantes, la clase trabajadora, los cabecitas negras de quienes la historia ha arrebatado su individualidad».

La Venus Marrona por Flora Nómada, fotógrafx

¿Cómo nace el Colectivo Identidad Marrón?

Fue a partir del encuentro de personas que veníamos trabajando en distintos lugares o haciendo activismo en nuestros espacios, y nos dábamos cuenta de que éramos la excepción: éramos pocas las personas racializadas en estos contextos del circuito del arte. En Argentina es un espacio bastante elitista y de clase media y alta. 

Empezamos a notar que muchos de los artistas marrones siempre estábamos transitando individualmente esos lugares. Al encontrarnos en eventos empezamos a preguntarnos qué sucedía y empezaron a surgir preguntas: ¿Por qué somos las únicas personas dentro de estos lugares? ¿Cuál es la barrera que no permite que haya más personas como nosotros en esos contextos?

Ahí fue cuando decidimos pensar y preguntarnos: ¿qué es lo que sucede con el racismo estructural en Argentina? y ¿qué pasa con los procesos de racialización que vivimos las personas migrantes, de ascendencia indígena, marronas, con otro color de piel? Identidad Marrón nace de todas esas preguntas. El encuentro y el diálogo nos permitió ver que hay muchos puntos en común que se conectan con estos procesos de racismo estructural en nuestro país. 

Nuestro colectivo se autopercibe antirracista con conciencia de clase y con una perspectiva interseccional. Algunes de nosotres tenemos una ascendencia indígena autopercibida, otros están en ese proceso, somos hijos, hijas e hijes de familias migrantes, del campesinado. Provenimos del conurbano, de las villas, de sectores donde la población tiene otro color.

Lagrimas caen por TUXAMEE

«En Argentina, se asume que el racismo no es racismo, sino que es una cuestión más de clases o de xenofobia. En mi país, decirte boliviano, peruano, paraguayo es un insulto. A partir de esa construcción, ya entendemos cómo una nacionalidad en un país se puede entender como algo que es extranjero, feo, insultante.»

En este momento hay alrededor de 60 personas en el colectivo. ¿Cómo se organizan para trabajar creativamente estos temas? 

Nos gusta trabajar mucho desde la pregunta porque también dejamos muy en claro que no somos una bajada de línea. Somos una propuesta que invita a repensar el racismo estructural en Argentina y en Latinoamérica. Nos interesa diferenciar todo lo que conocemos a través del racismo que es algo que está invisibilizado por las dinámicas que tenemos en nuestros territorios. Estas dinámicas son distintas, el racismo no opera de la misma manera que en el norte global.

Eso nos hace también repensar qué entendemos por racismo, social y culturalmente. A través de eso invitamos a cuestionar y a intentar desarmar la idea de una Argentina blanca, una Argentina que construye y refuerza el mito de la París de Latinoamérica, del país más europeizado del continente. En ese sentido, estamos trabajando en conjunto con los compañeros prietos en México, con otros colectivos afrodescendientes de Argentina, Brasil, Colombia. Nuestra idea es empezar a hablar de un antirracismo desde Latinoamérica.

Obra Uniforme por Mar Coyol

Cuando en Colombia se habla de racismo se piensa que opera solo hacia la gente afrodescendiente, como si esa fuese la única forma de racialización. El racismo es contextual e histórico, es decir, no funciona igual en todas partes. ¿Cómo funciona en Argentina?

En Argentina, nuestra historia hace que los procesos de racialización se confundan con ideas que tienen que ver con el clasismo y la xenofobia. Se asume que el racismo no es racismo, sino que es una cuestión más de clases o de xenofobia. Argentina es un país donde puntualmente decirte boliviano, peruano, paraguayo es un insulto. A partir de esa construcción ya entendemos cómo una nacionalidad en un país se puede entender como algo que, primero, es extranjero; segundo, algo que es feo; tercero, algo que es insultante.

La construcción de una Argentina europea que desciende de los barcos ha invisibilizado el proceso de destierro de nuestros pueblos originarios y de nuestra ascendencia indígena. El 70% del territorio argentino tiene ascendencia indígena, entonces más allá de los procesos de extranjerización hacia personas migrantes a nuestro país, en Argentina hay argentinos que tienen un color de piel igual al mío, que tienen el mismo fenotipo que yo y que no venimos de los barcos, descendemos de otros pueblos de nuestro territorio nacional. 

Es tan fuerte la creación de nuestro estado-nación a través del colonialismo europeo que se han eliminado otras identidades que no sean la blanca. Por eso, ahora podemos ver, por ejemplo, que personas que tienen este color de piel son marcadas como extranjeras. Las dinámicas son invisibles y por eso el argentino promedio no reconoce que es racista. Aquí aparece la criminalización y el gatillo fácil hacia jóvenes marginalizados con un fenotipo marrón, los estereotipos reforzados por los medios de comunicación que indican que personas como yo o mi familia sólo podemos existir en ciertos lugares y ocupando ciertos roles en empleos precarizados, el acceso a la educación de calidad.

Por eso muchas veces cuando hay que hablar de racismo, la gente dice que es clasismo, xenofobia o bullying. Desde el colectivo, poco a poco, llevamos ese debate a distintos espacios y sectores, buscamos generar aperturas para poder nombrar esas dinámicas en Argentina diciendo que esto es racismo estructural y no otra cosa.

Presentación de Identidad Marrón en Casa Rojas (Foto: Adhemar)

¿De qué se trató la primera muestra y cómo se hace una exposición desde una perspectiva antirracista? En todo caso, ¿qué deberían aprender los museos de un proyecto como este?

La primera exposición surgió de algo muy interesante y fue que el museo nos convocó. Trabajamos con el Palais de Grace, uno de los museos más importantes de Buenos Aires que está dentro de los circuitos de los museos más prestigiosos. La invitación era a pensar una primera muestra en Argentina donde nosotros no seamos objeto de estudio, sino constructores de conocimientos y de imágenes. Es decir, una muestra curada y creada por artistas y curadores marrones, constructores de una nueva manera de habitar el Museo. 

La hicimos en conjunto con Escritores Villares que es otro colectivo también que activa mucho actualmente en Argentina. Son jóvenes que escriben poesía, vienen de Villa Soldati, un barrio popular de Buenos Aires. Juntes seleccionamos obras del acervo del museo que nos permitieran generar un diálogo construyendo otras imágenes o generando cápsulas visuales, vídeos cortos. Es decir, poner en diálogo las dos imágenes y generar un díptico para pensar qué es lo que los museos nos enseñan y cómo queremos empezar a pensar el museo. 

La propuesta que hicimos tenía una perspectiva pedagógica para pensar a través de las preguntas y así invitar a los espectadores a cuestionarse estas dinámicas, que están tan invisibilizadas. No queríamos decir de lleno “Argentina es racista por esto y esto”, sino invitar a las personas a cuestionar también sus privilegios, las dinámicas que naturalizamos en nuestro contexto argentino.

«Los museos han sido espacios que han reforzado una historia de una Argentina europea blanca, colonial, han sido espacios pensados desde el lugar de conquistar comunidades como las nuestras. Nos apropiamos de obras de artistas del acervo que en su mayoría son blancos para cuestionar quiénes son los que hablan por nosotros, quiénes narran nuestras historias.»

Obra Tendido por MARIOMUCHO 

Entiendo que hacer una muestra antirracista no pasa únicamente por quiénes la dirigen o quienes exponen, sino también por quiénes acceden a ella. ¿Cómo lograron mover eso?

Algo que también cuestionábamos era quiénes son las personas que habitan de los museos quiénes consumen arte. Digo, no son personas como mi familia, como mi madre, que no estamos vinculados con un capital cultural o no tenemos acceso a un capital cultural. ¿Cuántas de esas personas podemos ver dentro de los museos? Más allá de que los museos son espacios públicos gratuitos y de libre acceso para todas las personas, la realidad es que no los habitan todas las personas. A partir de eso nos interesó politizar el acceso a los derechos en este caso a los educativos, culturales y artísticos. Lo que hicimos fue invitar a nuestra familia, a los vecinos del barrio de los Escritores Villeres a que vengan a la inauguración y puedan ser parte de esa muestra.

Los museos han sido espacios que han reforzado una historia de una Argentina Europea blanca, colonial, han sido espacios pensados desde el lugar de conquistar comunidades como las nuestras. Nosotros nos apropiamos de obras de artistas del acervo que en su mayoría son blancos y cuyas obras hablan sobre este acceso a derechos de personas racializadas. Con ello cuestionamos quiénes son los que hablan por nosotros, quiénes narran nuestras historias, quiénes problematizan los accesos de las personas racializadas. Y por qué nosotros que tenemos el capital cultural educativo o artístico, que somos muchísimos, no ocupamos esos lugares. Qué sucede con esas puertas de cristal, dentro de las instituciones, que no podemos atravesar las personas racializadas.

Observación por Ñeko

Obra Latinomarica por Mar Koyol

Sueña por Wara Vargas

Obra La útima hija de K’ojj – IIItem por YHOMARA MUÑOZ DIAZ

Esa imagen de las puertas de cristal es muy interesante en todos los niveles que planteas. A mí particularmente me ha llamado mucho la atención esa pretensión universal de los museos y esa declaración de ser democráticos que a la hora de la verdad no se da. ¿Qué pasó con la gente que ustedes invitaron a la muestra?

A la inauguración vino la familia estaba retratada en una de las obras. Un díptico que mostraba unas fotos de la celebración de un cumpleaños en una familia de clase alta, junto a fotos de una familia de Villa Soldati. Ellos reforzaron todo el tiempo que se sintieron a gusto. Y eso me llamó mucho la atención. No es solamente que al Museo vaya una persona de una clase social distinta a la tuya, sino que también está la idea de que vas a ir a ver obras que no tienen nada que ver con vos.

Tenemos un imaginario de que en los museos hay manchas de colores, hay kandinskis. Obras que no entendés y que necesitás un capital cultural para entenderlas. También está la idea del museo como un espacio de aburrimiento porque al no ver nada que sea cercano a vos, no te parece nada interesante. Ver a las personas en un museo y sorprenderse de ver cosas cercanas a ellos, era lo que queríamos generar. Es decir, pensar el museo como un espacio realmente para todos y hacer que el museo también aprenda qué tipo de arte generamos, qué tipo de exposiciones hacemos, para qué público pensamos el arte, para quiénes construimos historia del arte.

Abrazando Derechos | Identidad Marrón

 ¿Cuál fue el díptico más representativo de esa exposición?

Una que trabajamos mucho fue una instalación de Graciela Taquini, que es como un tubo que por fuera dice «destino». Al entrar al tubo se hablaba mucho sobre el deseo y el destino, qué es lo que una persona desea. Al lado teníamos una proyección audiovisual donde leíamos entre distintas personas del colectivo párrafos cortos y escritos donde decíamos que las personas marronas también somos personas deseantes.

Nosotros estamos sujetos a estereotipos de personas empobrecidas que no tenemos decisiones propias, que somos el tumulto en una manifestación. Siempre estamos construidos a través de otro. Nos gustó mucho generar esta dualidad.

La otra exposición que han organizado fue parte de Cultures of Antiracism in Latin America (CARLA) en la Universidad de Manchester. ¿Qué hicieron en ese caso?

CARLA es un proyecto de investigación que surge entre el área de Antropología de la Universidad de Manchester y distintas universidades en Colombia, Argentina y Brasil. Articula proyectos que se dieron en cada país con colectivos antirracistas e investigadores de cada lugar. Manchester nos convoca a pensar no el típico proceso de investigación de un país británico que estudia las culturas latinoamericanas, sino generar archivos y registros de estos colectivos desde el activismo en sus contextos. 

La muestra se divide en partes, y son más de 20 artistas. Está curada para pensarnos como hijos semilla de todo ese trauma colonial, y para reflexionar qué hacemos respecto a todas estas estructuras de racismo cómo pensamos en el futuro. Con el antirracismo queremos pensarnos lejos de la folklorización, desde otro lugar. Invitamos a varios  artistas que trabajan con la animación digital esta cuestión del futurismo, es decir, cómo deseamos vernos en un futuro. El arte nos da la posibilidad de otra manera de existir.