Entrevistas
Marcela Bonfim
Brazil -
diciembre 07, 2023

Los colores de la Amazonia

Marcela Bonfim, natural de Jaú, São Paulo (Brasil), es licenciada en Economía y hoy trabaja como fotógrafa y artista visual, además de cantante, compositora y poeta. Vive en Porto Velho, Rondônia, desde hace aproximadamente 13 años y afirma que fue tras vivir en la Amazonia brasileña que emprendió un profundo proceso de redescubrimiento de sí misma, de su identidad, ancestralidad, deseos y propósitos. El encuentro con la Amazonia, además de provocar una transformación significativa en su vida, en su autopercepción y en su conciencia, la acercó a la fotografía.

Por Maíra Gamarra

En 2012, Marcela comenzó a fotografiar a niños, jóvenes y ancianos, hombres y mujeres negros de la Amazonia, estableciendo un largo y dedicado proyecto de investigación para el reconocimiento de esas tierras y su gente, recuperando sus propios orígenes mientras investigaba la constitución y la memoria de la población negra brasileña en la región amazónica, epicentro de gigantescas disputas políticas, territoriales y una verdadera guerra contra la naturaleza y las personas que la ocupan.

El proyecto «(Re)conociendo la Amazonia Negra: pueblos negros, costumbres e influencias en la floresta» revela una Amazonia aún poco conocida, que demuestra cómo las innumerables fotografías que circulan sobre este territorio no dan cuenta de la diversidad de pueblos, costumbres y experiencias que pulsan en la región que abriga la mayor biodiversidad del mundo. Una vez más nos enfrentamos a la perpetuación de prácticas racistas y exploratorias que recurren a los borramientos y estigmatización como formas de reducir la pluralidad de la construcción y constitución de las diferentes historias que caben en esta tierra, hogar de diversos pueblos indígenas, ribereños, negros, cimarrones, migrantes, campesinos y una rica fauna y flora, que lucha por su supervivencia y respira con dificultad en medio de los ataques de un sistema que no respeta su existencia, ni reconoce la importancia vital de preservar el territorio amazónico como sinónimo de preservar la humanidad.

(Re)conocer la Amazonia Negra a través de los ojos de Marcela Bonfim es adentrarse en un territorio que guarda la mezcla de generaciones, culturas y formas de vida que han aprendido en y con la selva, en equilibrio y respeto, incluso en medio de los desafíos. La historia y la inconmensurable contribución de los pueblos negros que componen la Amazonia encuentran en las fotografías de Bonfim un lugar para afirmar y salvaguardar su fuerza, su lucha, su belleza y su memoria, recordándonos que la Amazonia es colorida y plural.

Ayahuasca Musuk

Marcela, naciste en São Paulo, pero sólo después de mudarte a Rondônia empezaste a fotografiar. Y fue también durante este proceso de mudanza para la Amazonia, la experiencia en una nueva ciudad y las movilizaciones que esto provocó, que te reconociste como mujer negra. ¿Qué papel desempeñó la fotografía en este viaje de autodescubrimiento?

La fotografía desempeñó el papel de puente hacia lo desconocido. Suelo decir que el proceso de reconocimiento de estas imágenes partió de mis sombras, asumiendo mi total desconocimiento de mi propia historia. Y las imágenes de la ciudad de Porto Velho vinieron como un vehículo para llevarme a lugares importantes de acceso a estas historias que también son mías, incluyendo el hecho de que no sabemos nada sobre nuestros orígenes; y para hacer del afecto una forma de vínculo, de reconstrucción de esta historia. A partir de este proceso, la fotografía me brindó la oportunidad de un posible y poderoso álbum familiar por la similitud con estas personas, tanto por sus historias en relación con las mías, como por sus rasgos en relación con las personas de mi familia. Una frase que ha surgido de todos estos 13 años es: el afecto es tiempo. El desamor es prisa. Rememorando este viaje de (re)conocimiento y afecto que me ha proporcionado la fotografía.

Ayahuasca Musuk
Ayahuasca Musuk

El proyecto Amazonia Negra, en el que llevas trabajando más de diez años, es una experiencia que presenta una Amazonia desconocida para la mayoría de nosotros, con personas invisibilizadas y experiencias no reconocidas. Cuéntanos sobre este proyecto y qué significa para ti. 

La Amazonia Negra, aunque no sea muy aparente, es una formación que existe desde hace cientos de años. Para mí, reconocerla fue una especie de salvavidas. La salvación de una cabeza en la que las estructuras estaban blanqueadas. Es un proceso muy común para los negros en Brasil. Tiene que ver con la inclusión social. Yo nací en los años 80 y cuando iba a la escuela, por ejemplo, tenía que ser blanqueada. Sin embargo, aunque seamos más conscientes de ello, hay espacios que siguen teniendo la estructura de los años 10, 20, 30, 40… generalmente son espacios de poder. Espacios en los que se exige a los negros que se comporten según el rito del colonizador, y esto incluye rechazar a otros negros. 

Para mí, la Amazonia Negra fue una escuela. Aquí, además de las imágenes, la principal herramienta pedagógica es toda una oralidad que circula de espacio en espacio, enseñando sobre una serie de negritudes latentes y viscerales por su contribución histórica, económica y social. Aquí aprendí que el cuerpo negro no es singular. Que la pluralidad es también una forma de intelectualidad negra. Porque muchas de las historias que he escuchado de familias y personas me cuentan que cuando llegaron para realizar un trabajo determinado, empezaron a desarrollar la propia ciudad por las necesidades de la época, con la falta de acceso en el caso de los barbadianos, por ejemplo, que, por la dificultad del idioma, que era diferente por ser extranjeros, implementaron formas de acceso en la educación y socialización en otras áreas a principios de siglo. También vieron nacer la ciudad de sus propias manos negras, como los negros del Valle del Guaporé, que desempeñaron papeles fundamentales en la economía local, pero también crearon el mayor evento cultural y binacional de la región, el Festival Divino del Valle del Guaporé, que es la combinación de la cultura negra con la portuguesa y amazónica, porque es fluvial, y ocupa las orillas de Brasil y Bolivia llevando la fe de todo un pueblo que surge y permanece en las márgenes del río Guaporé, construyendo el día a día de importantes identidades culturales.

Ayahuasca Musuk

¿Quiénes son estas personas que has estado retratando por tantos años y qué historias cuentan? ¿Qué importancia tienen estas narraciones para la historia de la Amazonia?

Son personas que hicieron del suelo de Rondônia el soporte de sus raíces. Contribuyeron a todo el proceso de formación de las ciudades y de la cultura local. Incluso son invisibilizados por los de fuera cuando pensamos en la Amazonia en singular. Ya sea asignando un color: el verde, ya sea asignando la economía por delante de las personas que viven aquí en los márgenes y en los espacios de la memoria, como los indígenas, que también sufren la estigmatización del lugar cuando pensamos en este cuerpo sólo como circunscrito en la Amazonia. El cuerpo indígena es un cuerpo americano. El indígena está en todas partes de América, no sólo en la Amazonia. Esta reflexión también nos lleva a afirmar que el cuerpo negro no está sólo en el nordeste de Brasil, sino en todas partes, incluida la Amazonia, así como en el sur de Brasil, donde poco se habla de esta presencia. 

Las personas fotografiadas nos hablan de sus raíces a través de su presencia. Cuentan no sólo en términos de indicadores, sino de historias reales sobre una existencia y mucha resistencia que significó ocupar este territorio a principios de siglo y convertirlo en una tierra negra.

Con una historia marcadamente colonial, la fotografía tiene una línea muy tenue entre acercar a las personas y crear vínculos, o estereotiparlas y estigmatizarlas. ¿Cómo te enfrentas a esta dualidad? 

Me enfrento a los estigmas y estereotipos precisamente estando presente con mi cuerpo en esas líneas, en esos límites, que es una forma de confrontación; situándome delante y detrás de la cámara, haciendo de mi cuerpo un acto político por un lado con la representatividad, por otro con la acción que puedo desarrollar manejando un aparato de poder, como es la cámara, porque se pueden contar historias a partir de la imagen, y sacar a la luz existencias que han sido invisibilizadas por el tiempo y la regionalización de los territorios. 

Dices que la fotografía no es suficiente para contar historias, que no todo se puede fotografiar. Por favor, comenta un poco más sobre esto. 

Creo que no todo puede ser capturado por una cámara debido a la propia historia de la fotografía, que es en gran parte responsable de las formas en que se estigmatiza la piel negra. Por eso fue necesario (re)pensar mis formas de exponer y contar este proceso; sobre todo, (re)posicionarme dentro de este lugar que es Rondônia y que es esta Amazonia ennegrecida, trayendo la oralidad y la reflexión sobre mi viaje de ennegrecimiento con el encuentro de estas imágenes negras que son históricas y pedagógicas porque están vivas y reales en sus territorios.

Ayahuasca Musuk

Amazonia Negra se ha convertido en un proyecto de múltiples lenguajes y pronto se publicarán un álbum y un libro. Háblanos de tu relación con las diferentes manifestaciones artísticas y de cómo se confluyen en tu trabajo. 

Sí, dentro de estas formas de entender la imagen y difundir esta presencia que vive y convive en las sombras de la Amazonia creada desde fuera, han surgido herramientas esenciales como la música, la oralidad que contiene la reflexión de este proceso, y el texto que tiene la poesía como base importante para encontrar posibilidades importantes que nos traigan la magnitud de esta Amazonia que tiene el color de mi piel negra. Porque hablar de la gente en un espacio que durante mucho tiempo ha sido reconocido y recordado sólo por sus «reservas», «riquezas», economías y empresas, como Madeira Mamoré, se convierte en una tarea que, además de ser política, debe y tiene que destacar los aspectos de belleza que significa el legado construido dentro de estas regiones. 

Por ejemplo, tenemos la imagen de Teresa de Benguela, que es una historia que ocurrió en la Amazonia y de la que se habla poco, porque hay poca investigación y datos sobre la presencia de esta mujer negra, y esto es histórico en Brasil. La falta de acceso nos lleva muchas veces a recrear estas imágenes para que no desaparezcan del todo porque se han resistido al borrado de la oficialidad brasileña en términos de historia y política. Aquí es donde el arte se convierte en un apoyo importante. Y el año que viene, además del libro, tendremos la oportunidad de cantar estas historias a través del álbum Amazonia Negra, con el sello Natura Musical. Es más que una oportunidad, es un honor aprender sobre mi color haciendo lo que es más posible dentro de mi cuerpo, el arte.

Ayahuasca Musuk