Entrevistas
Judith Romero
México -
mayo 26, 2023

No soy madre ni deseo serlo

La fotógrafa mexicana Judith Romero reflexiona sobre su propia decisión de no ser madre en el proyecto Sin hijxs: un trabajo que ilumina un tema poco discutido, poniéndo en diálogo las vivencias de la autora y su mirada fotográfica, con los testimonios de otras 19 mujeres de distintos orígenes.

Por Alonso Almenara

Sin hijxs, el proyecto que Judith Romero empezó hace 10 años, es una conversación prolongada que nace de una urgencia: entender y mostrar que sigue siendo difícil compartir los motivos que llevan a las mujeres a decidir, libremente, no ser madres. “¿Por qué estos relatos siguen siendo poco públicos?”, pregunta la fotógrafa mexicana. “¿Qué relación guarda la visibilización de esta elección con la exigencia del control de nuestros propios cuerpos? ¿Qué implicaciones sociales y políticas tiene este hecho?”.

Natural de Oaxaca, Judith es, además, diseñadora editorial y coordinadora de la Galería Resplandor. Su trabajo aborda temáticas contemporáneas y sociales con perspectiva de género; también explora aspectos vinculados al cuerpo, las identidades y las decisiones que asumen las mujeres frente a los mandatos sociales.

Sin hijxs es uno de sus trabajos más introspectivos, pues parte de una reflexión personal sobre su propia decisión de no ser madre. Con la colaboración de la curadora Rían Lozano, el proyecto se fue expandiendo y se convirtió en la exposición Sin hijxs. 20 respuestas, en muestra hasta el mes pasado en el Centro Nacional de las Artes de ciudad de México. 

Este trabajo combina la fotografía con el relato oral, incluyendo las palabras de 20 mujeres de diversos estratos sociales y orígenes étnicos. Sus testimonios reflejan puntos de encuentro, pero también dan cuenta de historias de vida y experiencias muy distantes, en términos de goce de la sexualidad, los proyectos de familias alternativas, la violencia sexual, el aborto, la discriminación capacitista, la producción de identidades que escapan del mandato social. La fotógrafa cierra este viaje con su propio testimonio: un punto y seguido a una conversación que, ella espera, sea completada por la experiencia de lxs visitantes.

“Después de que logras entender cuál es tu verdadero deseo y decidir el no a la maternidad, se puede pensar que ahora lo hablamos desde una mirada del privilegio, pero no, todas las mujeres que entrevisté de cierto modo enfrentaron adversidades, dudas, temores, presiones”, cuenta Judith. No es fácil hablar en voz alta de que has decidido no tener hijos: se ve con malos ojos, se sospecha, se juzga, se estigmatiza en los distintos estratos sociales. “Es tiempo de pensar nuevas formas de vivir, de reconocer otro tipo de relaciones y familias que pueden ser del mismo género, de tomar conciencia de la decisión de ser o no madres”.

Ayahuasca Musuk

“Lograr las imágenes implicó muchas horas de conversaciones y varias sesiones, pues el tema requiere de un fuerte nivel de confianza. Las reflexiones que las entrevistadas iban poco a poco desentrañando se combinaban con imágenes que yo realizaba en nuestros encuentros: algunas vinculadas con su infancia, con momentos significativos, con objetos conectados a instantes emotivos, con lugares donde vivieron antes de emigrar.”

¿Cómo nació el proyecto Sin hijxs?

 La pasión por la fotografía y su práctica, muchas veces te lleva a imaginar cómo sería afrontar algunos temas de manera visual. Hace 17 años comencé de forma más constante a ejercer la fotografía, aprendiendo de manera autodidacta, así como a partir de talleres, de conversaciones, de exposiciones, de enseñanzas de maestras(os) fotógrafas y del diseño editorial-gráfico que he trabajado por dos décadas. La experiencia de profundizar en algunos proyectos de fotografía documental me ha hecho tomar conciencia de sus potencialidades, ya que puede vincularte a otras culturas, personas y formas de vida, pero también a un conocimiento distinto en torno a la cultura visual, impensable antes de indagar a partir de la cámara.

Por ello, cuando reflexioné en una experiencia tan significativa para mí, como lo fue la decisión de no tener hijos, surgió la inquietud de emplear la fotografía como un medio social, político y creativo para aproximarme a las historias de diversas mujeres. En ese momento entendí que no había tenido ningún referente familiar o de personas cercanas, y mucho menos visual, sobre la no maternidad. 

Gisela. Foto: Judith Romero

Si bien la idea de esta serie nació como una reflexión íntima y personal, pensé en llevarla a una reflexión compartida con otras mujeres, articulada sobre la potencia que tiene el decidir sobre nuestro propio cuerpo y, en este caso, decidir sobre no ser madre. Me di cuenta de que la fuerza (conceptual, vivencial y artística) estaba en la decisión. Ante la constante disyuntiva a la que nos enfrentamos las mujeres, sería más fácil tomar una decisión —sin temores ni prejuicios— si se visibiliza que hay múltiples formas de vida y diversos referentes, incluyendo a las no madres.

Es bajo esta noción que tuve ese afán de iniciar y después ampliar este proyecto con mujeres de diversas nacionalidades, estratos sociales y culturas, para enriquecer las visiones de un tema que es global, aunque contiene singularidades según cada contexto. Hay similitudes al confrontar adversidades, pero también hay diferencias respecto al territorio y a la familia de donde se proviene, a los aspectos legales (como la despenalización del aborto o interrupción legal del embarazo), a las luchas feministas y sociales de cada lugar. Es decir, aparentemente es un tema solamente personal, pero está ligado a los derechos conquistados en el ámbito de lo social, político y cultural de cada país o región.

Foto: Judith Romero

El tema de la maternidad —de los prejuicios y los mandatos en torno a ella— tiene una larga historia dentro de los pensamientos feministas. ¿En qué punto se encuentra la discusión hoy en día, y cuáles son los aspectos de esta discusión que más te interpelan?

Creo que lo importante de Sin hijxs son sus implicaciones políticas feministas, ya que son las mujeres quienes deciden sobre su propio cuerpo. No sólo es importante manifestar: “mi cuerpo es mío”, también queremos dar a conocer que existe la decisión, que podemos ejercer el derecho y el disfrute de ser visibles, que existan otros referentes de alternativas de vida. Para mí ha sido fundamental llevar a la imagen la representación de las mujeres. Y la maternidad en las artes ha sido más recurrente a lo largo del tiempo (en el mundo entero), ha sido representada con los procesos del parto o cuando se evoca la presencia de las criaturas junto a la mujer. En las artes, la no maternidad se ha representado mucho menos o no se ha hecho de manera premeditada, y como dijo la filósofa feminista Eli Bartra en una charla que tuvimos sobre este tema: “la ausencia de la maternidad es la gran ausente dentro de las artes”. Así que podemos preguntarnos: ¿Cómo representar la no maternidad en las artes visuales o en la fotografía? 

Tal vez la ausencia suscita la presencia (de otras vivencias, de cultivar oficios o proyectos distintos). Para algunos esa ausencia deriva en representarlas a partir de un vacío, de la soledad. Pero las imágenes son polisémicas, pueden tener distintas interpretaciones —y se puede poner en una imagen a una mujer sola aunque haya tenido hijos— entonces para entenderlas se requiere de un contexto, por ello para mí el testimonio de sus formas y elecciones de vida, es vital. En las imágenes que propongo en “Sin hijxs”, más bien hay una ausencia que evoca libertad, mujeres en una soledad activa, libres, autónomas, emancipadas, integradas en la vida laboral y cotidiana, pero también por “indicios” de su vida en la no maternidad, como por ejemplo, objetos personales y fotos familiares, piezas artísticas, cocinas, dormitorios, viajes y paisajes emotivos, altares minuciosamente conformados, su conexión con la tierra y las plantas, etc. 

Fabiana. Foto: Judith Romero

En estas imágenes la mujer “aparece” como protagonista central, emerge la persona-mujer que las instituciones, las religiones y la sociedad más conservadora no quieren ver, que las invisibiliza, que las estereotipa. No ser madre no es negarse a un proyecto en común, es cuestionarnos también las formas de ser representadas, es poner en entredicho el sistema que hoy reproducimos —con sus inercias reproductivas o bajo un mandato social—, muchas veces de manera automática y sin detenernos a pensar en los distintos procesos implicados en esa reproducción. Por eso es necesario cuestionar también el estereotipo de la romantización de la maternidad —así como lo están haciendo diversos proyectos contemporáneos—, y sobre todo incluir en todo debate, la posibilidad de no ser madres.

Y aquí retomo a Adrienne Rich, quien puso el tema en la mesa del debate en los setentas, en torno a la maternidad como experiencia e institución: “Sabemos mucho más acerca del aire que respiramos o de los mares que atravesamos, que acerca de la naturaleza y del significado de la maternidad”. Y que bien podemos parafrasearla y decir lo mismo “…del significado de la no maternidad”.

Guadalupe. Foto: Judith Romero

Aunque iniciaste el proyecto como una reflexión íntima y personal, decidiste luego incluir testimonios de otras mujeres. ¿Qué descubriste en ese intercambio?

Ha sido un recorrido de largo aliento –una década– que ni yo misma imaginaba en sus inicios hacia dónde me conduciría, cuánto tiempo me llevaría. Poco a poco, el proyecto me fue exigiendo más tiempo y desplazamientos, y se fue prolongando su desarrollo; además, al tener que cubrir los viajes y la producción con mis propios recursos, lo tuve que ir realizando de manera intermitente, cuando mi trabajo me lo permitía. Resultó ser más profundo y revelador de lo que inicialmente había imaginado, gracias al intercambio y al diálogo generado con ellas. La intención ha sido visibilizar la compleja realidad que asumen las mujeres que han decidido no ser madres, mostrando la diversidad cultural, social y sexual que está implicada en las múltiples historias y narraciones visuales surgidas a partir de sus propias vidas y contextos. Cada una revela desde sus imágenes y sus testimonios, aspectos importantes para entender sus formas de socialidad, de comunidad y de construir su decisión en ámbitos tan diversos como son las megalópolis, ciudades medias o comunidades indígenas.

Inicié primero en Oaxaca, con amigas cercanas; después surgió la oportunidad de vivir por unos meses en Argentina, lo cual me abrió la posibilidad de entrevistar a algunas mujeres de Sudamérica. Lo que propició otras rutas, preguntas y reflexiones tanto de mujeres en México, como de otras partes de Latinoamérica, principalmente (así pude entrevistar a mujeres de México, Argentina, Chile, Brasil, España, Estados Unidos, Francia y Polonia). Pero esa diversidad geográfica y cultural también la he buscado en lo que respecta al nivel socioeconómico y las sexualidades asumidas por las entrevistadas, incluyendo mujeres de diversos estratos sociales, así como a mujeres lesbianas.

Foto: Judith Romero

Ha sido un tema delicado, íntimo, polémico y arduo para llevar a cabo. Difícilmente podemos conocer “a simple vista” qué mujeres han tomado esta decisión. Una dificultad ha sido hallarlas, después lograr su confianza y colaboración, ya que se exploran aspectos íntimos, privados o muchas veces secretos. Otra dificultad fue cómo visualizarlas, pues ha sido más común la representación de los distintos procesos de la maternidad. Todo esto me llevó a entender que la decisión no se da en un momento determinado, no hay ese “instante decisivo”, porque la decisión se construye en diversas etapas. 

Por ello, realicé una serie de imágenes vinculadas a sus experiencias, escenarios y momentos significativos en torno a esta decisión que atraviesa su (nuestra) existencia: recuerdos y sitios de la infancia, espacios y elementos de trabajo, paisajes emotivos, atmósferas de cotidianeidad o de intimidad como los dormitorios, cocinas, así como la minuciosa colección de objetos y elementos decorativos. Estas visualidades muestran una diversidad que se afirma en los cuerpos, las posturas, las historias de distintas mujeres quienes, al decidir no tener hijos, han confrontado los estereotipos y la visión dominante de cómo debe ser una mujer.

¿Hubo testimonios que te sorprendieron o que te obligaron a adoptar una nueva perspectiva sobre el tema?

Claro, hay una gran diversidad de formas de vida, de sexualidades, de cómo ejercer esa decisión; el propio proyecto me fue dando la pauta para desarrollarlo, por lo que fue fundamental estar abierta al diálogo, el cual retroalimenta toda ruta trazada, la enriquece, orienta sobre escenarios inesperados. No es homogéneo el pensamiento de quienes deciden no tener hijos, hay distintas formas de vida con todo y sus problemas, recogimientos, subjetividades, contradicciones propias de la vida moderna.

Una de las sorpresas fue conocer la historia de Guadalupe. Fue a partir de la primera exposición realizada en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) —a los cuatro años de iniciado el proyecto— como se entera y se siente identificada con el tema. Se animó a buscarme en Oaxaca y al visitarme, me preguntó: ¿Has considerado a una mujer ciega en tu proyecto? Quedé asombrada, pero inmediatamente le respondí: pues preséntamela. Y me dijo: pues aquí estoy, yo también decidí no tener hijos. A la primera oportunidad que tuve fui a Puebla a verla y a convivir con ella. Aprendí mucho de su fortaleza y autonomía.

Rufina. Foto: Judith Romero

¿Qué fue lo que te interesó captar en la serie de fotografías incluida en el proyecto? 

Difícilmente podemos conocer “a simple vista” qué mujeres han tomado esta decisión, por lo tanto siempre fueron preguntas constantes: ¿Cómo retratar o visibilizar una decisión? ¿Cómo llevar a la imagen una ausencia o una decisión de algo que no tiene una presencia visible (como sí es posible hacerlo en las distintas etapas de la maternidad)? ¿Cómo documentar las historias y el sobreponerse a las adversidades que implica la decisión? ¿Cómo representarnos en visualidades frente al caudal de expresiones dominantes que muestran la maternidad? ¿Cómo derrumbar los estereotipos a los que estamos estigmatizadas las mujeres sin hijxs?

Desde entonces supe que emplearía mucho tiempo, porque no se llega y se retrata enseguida; no, son varias horas de conversación, de empezar a conocernos, de lograr cierta confianza para poder sacar la cámara, para empezar a tomar fotos sin ser invasiva, para ir poco a poco deshilvanando las historias de vida, por lo que el proyecto requirió de una relación más profunda y directa. Era necesario entablar un diálogo y varias conversaciones para llegar al fondo de cuestiones personales que no se habían reflexionado o que aún no habíamos nombrado. Algunas de ellas, incluso me dijeron que las charlas eran como hacer psicoanálisis, refiriéndose a cómo esa decisión está conectada a vivencias profundas que las pláticas hacían emerger, dándoles un significado distinto.

Rufina. Foto: Judith Romero

¿Cómo fue el proceso de entrevistar y escuchar las historias de estas mujeres?

Lograr las imágenes implicó muchas horas de conversaciones y varias sesiones, pues el tema requiere de un fuerte nivel de confianza. Las reflexiones que las entrevistadas iban poco a poco desentrañando a partir de nuestras charlas se combinaban con imágenes que yo realizaba en nuestros encuentros. De hecho, muchas de las fotografías se derivaron de los testimonios y del diálogo: algunas vinculadas con su infancia, con momentos significativos, con objetos conectados a instantes emotivos o familiares, con lugares donde vivieron antes de emigrar, etcétera. Pero también hubo sesiones donde solamente conversé ampliamente con las entrevistadas, sin que pudiera realizar una sola fotografía, para no romper con los relatos.

Por ejemplo, el retrato de Deyanira, en la playa de su infancia, surgió por que fue constantemente nombrada en su charla, así que emprendimos el viaje a su comunidad zapoteca de Ixhuatán (en la región del Istmo), con la cual ella mantiene una vinculación. Esa playa fue muy significativa para ella antes de emigrar a los 14 años para ir a trabajar a Juchitán, es ahí donde ella conecta con su pasado-presente evocando los recuerdos de su madre, de su padre y de su familia dedicados a la pesca. Pudimos hacer una sesión de fotos significativa para su memoria y su historia de vida.

Creo que fue necesario trabajar las imágenes a color y usar la luz que cada una usaba en sus espacios para que pudiera captar la atmósfera en la que viven. No conté con una gran producción, así que yo misma realicé los audiovisuales que implicaron un gran trabajo y en algunos casos el dilema de grabar, fotografiar o solamente escucharlas. Hubo momentos en que elegí grabar de manera directa, y no con tripié, ya que así se pudo grabar de manera más natural e inmediata, pero llevada por la emoción del momento, creo que se lograron testimonios valiosos.

Deyanira. Foto: Judith Romero

¿Consideras que el proyecto ha llegado a su forma final, o sigue en curso? 

Creo que es parte de un proyecto de vida y en su trayecto hay todavía otras fases por abordar. Recientemente se expuso en la galería central del Centro Nacional de las Artes (CENART), en la Ciudad de México. Y a la fecha, se ha presentado en algunos museos y espacios fotográficos de Chile, Polonia, Eslovenia y México. En esta ocasión es la primera vez que se exhibe en su totalidad a las 19 mujeres que entrevisté más mi posicionamiento, testimonio y autorretrato, por lo que la expo derivó en Sin hijxs. 20 respuestas

A la par, en colaboración con la curadora de la muestra, Rían Lozano, doctora en Historia del Arte, organizamos tres mesas de análisis sobre el tema que fueron muy necesarias y complementarias para poder dialogar sobre la exhibición: “Sin hijxs. Respuestas desde los feminismos”, en el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG-UNAM); “Sin hijxs. Respuestas desde las prácticas artísticas”, en el Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE-UNAM); y “La decisión de no tener hijxs. Perspectivas desde el arte y la escritura”, en el CENART. Invitando a estas charlas a feministas, investigadoras, historiadoras del arte, filósofas, escritoras, editoras y artistas, a quienes les agradezco mucho sus reflexiones así como las nuevas preguntas en torno a este tema global que nos convocó a todas. 

Esperamos que en los próximos meses se concrete la difusión y circulación de esta exposición en ciudades del país. Después de varios años de trabajo, lograr esta exposición en el CENART, fue una distinción que le dio una gran difusión y resonancia. Llevarlo a esta fase expositiva provocó un diálogo, principalmente con mujeres jóvenes, quienes me han expresado que se han identificado con el tema o han sido conmovidas por los relatos y las imágenes que interpelan su propia experiencia.