Entrevistas
Carlos del Carmen
Chile -
junio 05, 2023

Retratos virtuales de una mente desnuda

En proyectos como Ejercicios para el fin del mundo, 10 pasos para mantener la salud mental y Fibriosíntesis múltiple degenerativa, Carlos del Carmen aborda el tema de los desórdenes mentales entrelazando hábilmente la ficción y la realidad. El artista chileno se nutre de la cultura visual de las redes sociales, la propia experiencia con la enfermedad y de intensas sesiones de fotografía con desconocidos a través de la web. 

Por Alonso Almenara

Lograr un momento de absoluta intimidad con otra persona a través de una webcam es un ejercicio delicado: esto lo saben de sobra los amantes a distancia. El artista visual chileno Carlos del Carmen lo descubrió durante la pandemia, mientras trabajaba en el proyecto 10 pasos para mantener la salud mental, en el que experimentó pidiéndoles imágenes a desconocidos a través de un instructivo. Inspirado en el movimiento Fluxus y el accionismo vienés podría pensar uno, ya que la obra consiste en el registro de acciones desencadenadas por un conjunto de indicaciones del artista. Pero no. Carlos se inspira, más bien, en publicaciones de autoayuda sobre salud mental y tests psicológicos de revistas de moda. Sus instrucciones son una versión paródica de estos discursos ligeramente peligrosos que se han popularizado desde que el confinamiento nos dejó encerrados en casa, prendidos para siempre de la pantalla.

Hay un trasfondo sincero en todo esto. Carlos reconoce que su obra está motivada, en parte, por la experiencia de vivir con una enfermedad mental. Pero sus obras abordan esta temática —y otras vinculadas a ella, como la soledad y el anonimato— desde la mordacidad y la ironía. Fibriosíntesis múltiple degenerativa, por ejemplo, tiene la forma de un tratado médico que describe una enfermedad inventada. Además de fotografías descargadas de Internet, Carlos introduce en la publicación grabados suyos que hace pasar como dibujos de pacientes internados en hospitales psiquiátricos. 

En estos proyectos suele combinar textos, material de archivo, videos, capturas de pantalla, fotos tomadas con celular: es un exponente de una estética sucia o low-fi en la que el pixel y la imagen en baja resolución tienen un protagonismo tan marcado como la presencia humana. 

“Trabajo con lo que los fotógrafos llamarían imágenes feas o erróneas, imágenes basura”, comenta el artista nacido en la ciudad de Concepción. No se considera parte del gremio. Pero las imágenes que acumula consiguen captar algo a lo que aspiran los retratistas: las personas le entregan no solo su imagen, sino la posibilidad de observar sus traumas e inseguridades, su cultura y formas de vida. “Es un acto de intensa observación mutua”, propone.

Ayahuasca Musuk

Ejercicios para el fin del mundo

Me gustaría empezar hablando de tu proyecto más reciente, 10 pasos para mantener la salud mental

Es un trabajo que realicé en pandemia y que fue motivado por la cantidad increíble de anuncios e información que aparece hoy en redes sociales en torno a la salud mental: me refiero sobre todo a mensajes de autoayuda, muchas veces de corte new age, que publican empresas para obtener más likes y más dinero online. A mí esa situación me empezó a molestar porque siento que se habla de la salud mental con mucha ligereza. Se cree que basta con comprar un par de velas o un incienso, recitar un mantra y ya está, se obtiene el bienestar mental como si fuera un hechizo. 

El trabajo parte de ese hastío, pero está hecho con un espíritu un poco sarcástico. Es un instructivo que consta de diez pasos que hay que cumplir. Para compilar ese texto googleé “cómo mantener la salud mental”, y eso me llevó a un montón de páginas de autoayuda, así como a tests psicológicos de revistas de moda. Crucé uno de estos test de la revista Vogue con resultados de otras páginas web y obtuve una suerte de instructivo modelo que condensa el tipo de tonterías que uno lee en Internet sobre el tema.

10 pasos para mantener la salud mental

10 pasos para mantener la salud mental

En cuanto a las imágenes del proyecto, yo no creé ninguna. Lo que hice fue generar estímulos para que distintas personas me enviaran sus respuestas, que podían ser fotografías o videos de cualquier tipo: una grabación de celular, un pantallazo, fotos de archivo. 

¿Cómo estableciste el contacto con estas personas?

Trabajo siempre con mucha gente, por lo que ahora ya no me cuesta mucho invitar personas. En este caso, la mayoría era gente que yo jamás había visto. Algunas de las imágenes que te envié, por ejemplo, son el resultado de sesiones con un performer chileno. Teníamos reuniones muy simples, les enviaba el instructivo y coordinábamos por Whatsapp. A veces las personas me pedían que las guiara en tiempo real, aunque muy pocas lo necesitaron. Los 10 pasos son claros y son esas típicas frases cliché sobre la salud mental que uno encuentra en Internet, como: “aliméntate bien”, “acuéstate temprano”, “báñate todos los días”, etc. Parte del trabajo tiene que ver con reconocer que nada de eso te asegura la salud mental, todos somos humanos y somos bastante más complejos que eso.

10 pasos para mantener la salud mental

“Del mismo modo que yo observo a estas personas y configuro el proyecto a partir de sus imágenes, ellas también me observan a mí en mi intimidad. Y esa intimidad no tiene que ver con el hecho de estar en pelotas. No me interesa la hipersexualización del desnudo, sino llegar a un lugar donde las personas entran a una intimidad mayor, más allá del desnudo”.

  

Ejercicios para el fin del mundo

El hecho de trabajar con fotógrafos no profesionales le da a tu propuesta una cierta estética punk o low-fi. ¿Es algo que buscas activamente?

En este trabajo me interesaba que hubiera fotos erróneas, de baja calidad y quizás hasta ingenuas. Es verdad que siento una resistencia con respecto al mundo de la imagen. Mi formación es en diseño gráfico: ahí uno aprende a manejar muy bien la imagen para que todo esté ordenado y en una súper alta resolución. Pero luego me empecé a dar cuenta de que las imágenes descartadas o las “malas” para mí eran mucho más interesantes. Por eso me gusta trabajar con formatos como la webcam

Otro de los proyectos que he desarrollado durante la pandemia, Ejercicios para el fin del mundo, consiste en una serie de fotografías a la pantalla de mi computador. Si bien fotografío a personas al otro lado de la pantalla, el protagonista aquí es el pixel, o una maraña de píxeles. Jamás busqué esa situación que otros describirían como la “buena fotografía”. En Chile hemos tenido a una figura como Sergio Larraín, un defensor acérrimo del “instante decisivo”, ese momento en el que tú fotografías y todo conspira para que la imagen sea perfecta: la luz, la situación, la persona. Ese pensamiento afrancesado me carga, la verdad. Entiendo que a otros les funciona, y lo respeto, pero a mí me gusta que las imágenes no sean tan agradables, que tengan cierta suciedad.

Ejercicios para el fin del mundo

¿De dónde viene ese impulso?

Cuando estudié fotografía tenía una réflex típica de 35 milímetros que me serviría para aprender. Pero al mismo tiempo me puse a buscar cámaras viejas que había en mi casa y con esas cámaras automáticas con un flash muy burdo, empecé a sacar fotos. Esas fotos me parecían mucho más interesantes que las que sacaba con mi cámara “oficial”. Desde ahí empecé a darme cuenta de que tenía como una obsesión, me interesaba que hubiera algo un poco oculto en las imágenes, algo como un miedo que alejara al público en vez de acercarlo, o que le causara extrañeza. Quería jugar con la pregunta de por qué esta imagen está acá en vez de una imagen “buena”. Y hasta hoy me pasa que hay gente que ve mi trabajo y me dice: “oye, te salieron todas las fotos pixeladas” (ríe). Pero todo bien con eso.

Ejercicios para el fin del mundo

El desnudo es prominente en tu producción. ¿Es parte de una estrategia de provocación? 

Te diré que me han invitado muchas veces a espacios de arte erótico, pero yo siento que no es lo mío. De hecho, creo que hay una desexualización del cuerpo en lo que hago. La gente ve mucho sexo en estas imágenes pero no hay sexo en ningún lugar, hay personas simplemente desnudas. En uno de mis proyectos que se llama Soportar la existencia, por ejemplo, hay mucho desnudo, pero es gente enferma. Es un proyecto no solo sobre la enfermedad mental sino sobre la enfermedad física: son imágenes de cuerpos muy maltratados. 

Ejercicios para el fin del mundo

Son imágenes que captan momentos de extrema vulnerabilidad. ¿Cómo estableces ese lazo tan delicado con estas personas?

No sé quién dijo que cuando alguien te ve, es porque realmente estás vivo: es como comprobar que existes. Estos proyectos son de observación del otro. Del mismo modo que yo observo a estas personas y configuro el proyecto a partir de sus imágenes, ellas también me observan a mí en mi intimidad. Y esa intimidad no tiene que ver con el hecho de estar en pelotas. No me interesa la hipersexualización del desnudo, sino llegar a un lugar donde las personas entran a una intimidad mayor, más allá del desnudo. Los modelos con los que trabajo a veces nunca los he vuelto a ver, porque todo es online. Pero, al menos en algunos proyectos, la conexión es profundísima. Siento que es como cuando te enamoras muy rápido y después se te olvida. No es un amor romántico pero sí es una forma de atracción, por lo menos una atracción a sentirse tan cómodo con esa persona.

En las sesiones había gente que se quedaba dormida o que me terminaba contando cosas de su vida de las que en realidad nunca conversan. Hay una fuerza en esto que busca no olvidar al ser humano, casi como un rescate. Y es algo de común acuerdo, como decir: “tú no me olvidas a mí y yo no te olvido a ti”. Esa interacción da pie a que se generen imágenes que no se podrían sacar tan fácilmente en otras situaciones

Fibriosíntesis múltiple degenerativa

Para terminar, hablemos del libro Fibriosíntesis múltiple degenerativa. ¿Cómo surgió ese proyecto?

Es una publicación que está configurada como un libro de medicina: aborda los síntomas de la enfermedad, la posología, las publicaciones. Pero lo interesante, creo yo, es que esa enfermedad no existe, es una ficción. El libro tiene el enganche de que al inicio todo parece muy real o muy creíble, pero luego te empiezas a dar cuenta de que hay ciertas disfunciones en la publicación, tanto a nivel de texto como de imagen. 

Fibriosíntesis múltiple degenerativa

Fibriosíntesis múltiple degenerativa

Yo tengo una enfermedad psiquiátrica diagnosticada. Fue una experiencia muy compleja y muy confusa, y este libro es la respuesta. Todo el mundo me decía cómo debía comportarme, qué debía hacer para encauzar mi vida y sobrevivir. Hice este libro para tener de algún modo una voz en ese relato. Los recursos que usé son básicos: un papel súper barato, una impresora súper simple, tipografía e imágenes bajadas de internet. Era el juego de hacer una publicación formal con puros desechos.

Quizás el libro había sido como una especie de vómito de lo que yo estaba pasando, pero era un vómito bastante ordenado. Eso es lo que hace el arte, creo: ordenar cierto caos propio para arrojar al mundo una obra, o un espacio de expresión.