Visualidades
Natalia Roca
Argentina -
abril 20, 2023

Y el bosque ardió frente a nosotros

En Guardianes del fuego, la fotógrafa argentina Natalia Roca documenta el trabajo de las Brigadas Forestales Comunitarias de las Sierras de Córdoba, dedicadas al combate contra incendios en una zona atravesada por una aguda crisis socioambiental. Las imágenes de Roca dan cuenta del riesgo extremo al que se exponen estas personas, pero son también una celebración de su labor: un trabajo invisible que no cuenta con apoyo del Estado en un contexto en el que el mundo empresarial se beneficia de la devastación. 

Por Alonso Almenara

Reconocida como fotógrafa y activista, Natalia Roca no empezó su camino en la fotografía buscando expresarse: lo hizo de manera casual, registrando la intimidad de bodas de amigos para salir del apuro. “Fui una madre muy joven y encontré en este oficio una forma de sustento económico”, recuerda. La pasión por la imagen de esta autora argentina de 47 años llegaría mucho más tarde: precisamente, cuando en 2008 volvió a ser madre. 

“Empecé a investigar sobre el tema de los partos respetados, a documentarlos y a involucrarme en el activismo por los derechos de las mujeres y la visibilización de la violencia obstétrica. Con ese trabajo entendí que la fotografía me interesa, no sólo como lenguaje, sino como una herramienta al servicio del activismo”. Esa experiencia la llevó a capacitarse en talleres y a conectar con Sub Cooperativa, un afamado colectivo de fotógrafos argentinos. “Ahí aprendí mucho, tuve acceso a nuevos referentes y fui puliendo mi mirada”.

Guardianes del fuego es resultado de esa búsqueda. Este proyecto en curso documenta el trabajo (invisible) de las Brigadas Forestales Comunitarias de las Sierras de Córdoba y sus procesos de organización colectiva ante el avance de conflictos socioambientales como los incendios forestales. 

La pérdida del bosque nativo en la provincia de Córdoba —la segunda más poblada de Argentina, después de Buenos Aires— es crítica y se debe a muchos factores: principalmente, el avance de la frontera agrícola con cultivos transgénicos, la ganadería intensiva, los negocios inmobiliarios y las rutas de conectividad como las carreteras. Los incendios tienen un papel importante en ese contexto: en la mayoría de casos son provocados y se utilizan como herramienta para la deforestación y el cambio de uso del suelo. Debido a la influencia de las altas temperaturas y al cambio climático global, son además cada vez más rápidos, agresivos y difíciles de controlar por el ser humano.

Las Brigadas Forestales Comunitarias surgieron como una alternativa autogestionada para enfrentar esta problemática. Conformadas por grupos de vecinos organizados, realizan tareas de combate, acciones de reparación, reforestación y difusión del conflicto socioambiental en sus localidades. Es un trabajo voluntario que no recibe apoyo técnico o financiero del Estado argentino: una actividad, por lo demás, altamente riesgosa, emprendida por ciudadanos movilizados por la defensa del monte ante el abandono de las autoridades.

Ayahuasca Musuk

En 2020, Natalia Roca se unió a una de esas brigadas y desde entonces ha estado documentando su trabajo. Ese año, una serie de incendios forestales arrasaron con más de 300 mil hectáreas de monte nativo en Córdoba, una provincia a la que solo le queda un 3% de monte nativo en estado de buena conservación. Fue un cataclismo ecológico comparable con los incendios en el Oeste de Estados Unidos que ocurrieron durante el mismo periodo.

Las fotografías de Roca son impactantes porque registran a las brigadas en acción: dan cuenta del riesgo al que se exponen estas personas, pero también de la intensa preparación y el cuidado con el que efectúan sus tareas cotidianas. 

¿Qué te motivó a crear el proyecto Guardianes del fuego?

Córdoba está en un momento crítico: la sierra está siendo arrasada por el agronegocio, los emprendimientos inmobiliarios y los incendios forestales, que se utilizan generalmente para habilitar el uso del suelo para el agro u otros emprendimientos. De hecho, los grandes incendios de 2020 me impactaron muchísimo porque yo vivo en zona de sierras y vi durante una semana quemarse la montaña frente a mi casa. Fue una sensación terrible de impotencia… Se quemó el patio de mi casa,  por así decirlo. Y muchos vecinos fuimos a apagar el fuego y nos comenzamos a organizar.

Yo pasé a formar parte de una brigada forestal en mi pueblo y ese mismo año tuve una capacitación en conductas seguras para el combate de incendios forestales. Fue un entrenamiento muy duro, y ahí realmente me di cuenta de la importancia del trabajo que hacen los brigadistas. A la segunda sesión empecé a llevar la cámara de fotos y a registrar esas reuniones a las que acuden vecinos, habitantes comunes de pueblo, para aprender a combatir los incendios. ¿Por qué? Porque el Estado no está haciendo nada al respecto, dado que la destrucción facilita la llegada de nuevos negocios. Los bomberos, por otro lado, protegen los hogares de las familias y a las personas, pero el monte lo dejan quemar.

Las brigadas forestales nacen con el impulso de proteger el monte nativo. No trabajan en las ciudades ni en los pueblos: son personas que están preparadas para caminar durante horas por el monte hasta dar con un incendio y apagarlo.

Yo me formé como brigadista y lo sigo siendo en la actualidad. En realidad, desde el 2020 he sido más brigadista que fotógrafa… He estado en prácticas, en incendios, he estado combatiendo el fuego, y muchas de las imágenes que he captado han sido en un contexto de combate directo.

¿Hasta qué punto te has sentido en peligro durante tu actividad como brigadista?

Es una situación de riesgo extremo: el trabajo de los brigadistas forestales es considerado uno de los más peligrosos del mundo. Pero incluso antes de formar parte de una brigada y de capacitarme, me vi en una situación bastante riesgosa la primera vez que fui a registrar los incendios en 2020. Me quedé medio encerrada en mi auto entre unos cortafuegos que hicieron los bomberos. El fuego estaba muy cerca de nuestra fila de autos: es algo que no estaba previsto y nadie nos comunicó las vías de escape.

Desde que soy brigadista siento que todo el tiempo nos estamos formando para evitar este tipo de situaciones. De hecho, hacemos diagnósticos según un protocolo llamado Sistema de Gestión de Riesgo, en el que se evalúan los riesgos y luego se traza un plan para combatir el incendio de la manera más segura posible.

“Es importante que se sepa que los brigadistas son personas capacitadas: quiero romper con el estereotipo de que son los vecinos hippies que van a apagar el fuego. Son personas organizadas que están actuando según protocolos internacionales de seguridad y son actores que están muy conectados con sus comunidades, con las necesidades reales de las personas que habitan los territorios.”

Hablemos de tu tratamiento fotográfico de la actividad de los brigadistas. ¿Qué es lo que te interesa plasmar en estas imágenes?

Lo que me interesa es visibilizar a las brigadas forestales como actores relevantes de la lucha contra los incendios. Más allá de que el espíritu de las brigadas se nutre de sus comunidades y de que no desean pertenecer a las instituciones porque se manejan con otros códigos, el Estado no los reconoce y hasta obstaculiza su trabajo. Es importante que se sepa que son personas capacitadas: quiero romper con el estereotipo de que son los vecinos hippies que van a apagar el fuego. Son personas organizadas que están actuando según protocolos internacionales de seguridad y son actores que están muy conectados con sus comunidades, con las necesidades reales de las personas que habitan los territorios.

Entiendo que el proyecto sigue en desarrollo. ¿Qué dirección piensas tomar con esta serie fotográfica en el futuro?

El año pasado, a raíz de algunas situaciones de violencia de género que hubo en ciertas brigadas, las brigadistas mujeres comenzamos a organizarnos y así nació la Unión de Mujeres Brigadistas. Yo me dije: acá hay una historia que contar y se la presenté a National Geographic, que me ha otorgado una beca para desarrollar el proyecto. 

La iniciativa de las brigadistas de Córdoba es muy interesante: nos reunimos en una organización que se llama Fuegas para conversar sobre nuestras estrategias de cuidado, teniendo en cuenta que, aunque la violencia de género puede existir en cualquier clase de organización, esta se ve a menudo exacerbada en contextos extremadamente riesgosos, por el componente emocional que despiertan estas situaciones. El estrés que ocasiona la lucha contra los incendios puede llevar a las personas a reaccionar de maneras excesivas, y en esos momentos la violencia de género puede recrudecer aún más.

Ser testigo del nacimiento de una brigada de mujeres es muy enriquecedor y muy lindo. Y a la vez estamos descubriendo que existen otras experiencias similares, como en la Amazonía, donde hay brigadas de mujeres indígenas. Me parece muy esperanzador lo que está pasando con este movimiento de respuesta, de resistencia, de resiliencia en defensa de los territorios, del monte y de las selvas. Un esfuerzo desplegado no sólo en Argentina, sino en el mundo.

 

E·CO/23]

Este trabajo es una de las inspiraciones de E·CO/23], la nueva edición de nuestro encuentro de colectivos fotográficos, que este año tendrá como ejes temáticos: Ecologías, Territorios y Comunidades.

A través de esta convocatoria, nos interesa reunir historias que hablen de desarrollo sostenible, movimientos comunitarios y modos de habitar la tierra en comunidad para lograr nuevas narrativas construidas desde la pluralidad de la creación colectiva.

Cada proyecto seleccionado recibirá un apoyo de 5.000 euros para su producción. Los proyectos pueden ser presentados por colectivos ya existentes o por grupos de personas que trabajen en colaboración para este proyecto, de forma interdisciplinar.

Los grupos seleccionados participarán en un proceso colectivo de producción y reflexión que contará con un acompañamiento pedagógico junto a especialistas en las temáticas.

Una vez finalizada la etapa de producción se presentarán los resultados del proyecto en una o varias exposiciones que pueden itinerar y en las plataformas digitales de Fundación VIST, de la AECID, y de los Centros Culturales de España participantes o de las instituciones que éstos designen. De ese modo se busca consolidar redes para la creación y circulación de narrativas visuales en el territorio iberoamericano.

 

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