Entrevistas
Colombia -
septiembre 17, 2021

Africamericanos en el Chocó: representar el pensamiento colectivo en una imagen

“Había una vez un pequeño paraíso terrenal, un terruño a orillas del litoral que Dios dejó en este pequeño pueblito llamado El Valle, Chocó”. Ese paraíso es uno de los corregimientos del municipio de Bahía Solano en el Chocó, allá llegó el equipo de Vist para realizar uno de los talleres de formación apoyados por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) y  dirigidos por Jorge Panchoaga en diferentes comunidades afrodescendientes de Colombia.

Chocó es parte del litoral Pacífico, junto con las zonas costeras de Valle del Cauca, Cauca y Nariño. Este andén del Pacífico tiene su frontera norte en ese departamento. En términos porcentuales, el Chocó es el departamento de Colombia con más población afrodescendiente. En Bahía Solano, al menos el 86,1% de los habitantes se autorreconoce de esa manera y han convivido históricamente con grupos indígenas que hoy representan el 9% de la población.

La mitad de los pobladores de este municipio habitan zonas rurales como el corregimiento de El Valle a orillas del océano Pacífico. La población afro de esta zona data de finales del siglo XIX, a pesar de que el vecino caserío de Cupica fue considerado un “palenque bi-étnico” unos años antes de las guerras de Independencia.

Johana Córdoba Bermúdez, docente de la Escuela Normal Superior Santa Teresita  del corregimiento de El Valle, fue una de las participantes del taller y recuerda cómo en los encuentros con los mayores, una de los temas que trataron fue la llegada de los primeros pobladores. Johana también migró desde la Bahía de Humboldt un poco más al norte. Ella nos contó cómo fue su experiencia en el taller.

Ayahuasca Musuk

Colectivo Selvallena @colectivoselvallena

¿Qué personas participaron en el taller?

En el taller participaron jóvenes del corregimiento y también adultos. Los adultos compartieron sus saberes de manera oral, sus saberes ancestrales, todo lo concerniente a la cultura, las vivencias, los mitos, las leyendas, las historias. Compartieron también formas de crianza, gastronomía, danza. Y los jóvenes que fuimos quienes nos enriquecimos de los conocimientos.

 

Entre los participantes había algunos estudiantes tuyos.

Sí. Me encontré que habían estudiantes míos y también exalumnos. Algunos muchachos que están estudiando ya por fuera, en universidades, pero que también participaron. Fue una experiencia muy bonita para mí encontrarme con ellos, en un momento en el que todos hacíamos las veces de aprendices.

 

¿Qué aprendiste de nuevo en el taller?

En el taller enfatizamos en el tema de la cultura de cómo uno logra captar en una imagen, aspectos relevantes de su cultura, de lo que fue, de cómo pasó, de cómo vivió. Porque también nos hicieron recordar y plasmar en imágenes aspectos relevantes de la cultura. Fue muy bonito poder, en una imagen, representar el pensamiento colectivo. Yo no sabía tomar una foto desde esa perspectiva. Normalmente uno toma fotos con sus celulares, y a mí de forma natural me gusta mucho el tema de la foto pero nunca había cogido una cámara.

Colectivo Selvallena @colectivoselvallena

¿Antes habías hecho ejercicios de imaginación?

No, yo no había hecho eso antes e imagínese que en estos momentos en mi asignatura —yo soy licenciada en lengua castellana— ya empecé a aplicar esos ejercicios que aprendí en el taller con mis estudiantes de la formación complementaria. Hago ejercicios de escuchar sonidos y luego a través de esos sonidos llevarlos a imágenes y también a palabras. Aprendí que un sonido también representa también, porque generalmente lo que uno proyecta en su mente cuando escucha el sonido hace referencia a lo que uno ha vivido o a lo que uno ha pensado.

En el taller escuchamos un sonido de campanas, cuando lo escuché, inmediatamente viajé a través del tiempo cuando viví un episodio muy fuerte en mi vida que fue la masacre en mi pueblo en Bahía Humboldt, una zona muy afectada por la violencia. A mí me mataron unos familiares muy cercanos de parte de mi mamá.

Un sonido me llevó a ese momento que me trajo un pensamiento muy fuerte y me sentí mal. Cuando yo abrí los ojos y compartí con mis compañeros, resulta que a ellos ese sonido los había hecho pensar en cosas gloriosas y celestiales.

Colectivo Selvallena @colectivoselvallena

¿Cómo fue el encuentro con los mayores?

Los mayores tienen una forma particular de contar y entretener, en eso tiene mucho que ver la experiencia. Cuando ellos empiezan a contar, uno inmediatamente empieza a recordar, a identificarse con elementos que hacen parte de su cultura y que muchas veces uno tiene olvidados.

Ellos contaron cómo eran ciertas cosas antes, cómo se celebraban las fiestas, que era la madredeagua, los mitos. Elementos que hacen parte de la cultura y que están vivos aunque muchas veces uno los ignora.

Los abuelos nos permitieron en esos espacios también recordar y repensar todos esos temas. Además nos llevaron a preguntarnos ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos? y ¿cómo nos queremos proyectar hacia un futuro?

 

¿Recuerdas alguna de las imágenes que pensaste al escuchar a los mayores o de las que hicieron?

Sí, por ejemplo, me acuerdo de que ellos hablaban de los padrinos y las madrinas. En el tiempo de antes los padrinos ocupaban un lugar muy importante en la crianza del joven, porque también hacían las veces de papás. En ese tiempo había mucha presencia de los espantos, y si, de pronto, llegara la madremonte y entundaba a un niño,  la única persona que podía llegar al monte a sacar al niño eran los padrinos. Ese espíritu con la presencia del padrino se iba. Ahí nosotros empezábamos a dibujar todo eso mientras ellos hablaban.

También hablaban del machismo, de cómo en en el tiempo antiguo los hombres eran muy machistas, y no les dejaban la posibilidad a las mujeres de que se prepararan, de que estudiaran. Los papás tampoco. Si había más hombres que mujeres normalmente le daban estudios a los hombres, las mujeres solo se encargaban de los oficios del hogar.

Colectivo Selvallena @colectivoselvallena

 ¿Cuál de las fotos que hiciste fue la que más te gustó?

La verdad me gustaron muchas, pues fueron así garabatos. Ellos también nos hablaron de cómo eran los viajes. Antes eran muy largos por el tema del difícil acceso, no había posibilidades de carro ni de avión y muchos de ellos están viviendo aquí pero les tocó venir de otros lugares del departamento del Chocó desde muy lejos. Entonces, ahí yo dibujé el camino, las montañas, los ríos, todas las travesías que a ellos les tocó hacer para llegar a este terruño.

 

¿Cómo fue el proceso de convertir esos dibujos a fotos?

Fue un proceso creativo. Yo lo estoy adaptando a mis clases porque es una metodología muy bonita: cómo uno logra a través de un dibujo plasmar una historia en la que se pueden ver representadas muchas personas y que también después  de estar plasmada puede tener diversos significados  de acuerdo a la experiencia cada persona que la vaya a ver.

 

Se formó un colectivo en medio del taller, ¿cómo fue eso?

El Colectivo Selvallena fue un grupo que quedó conformado después del taller. Lo que queremos hacer es seguir conservando la memoria oral y transformando las realidades. Nuestra idea es hacer actividades que vayan encaminadas al empoderamiento, a la conservación de las historias, también a la recreación de nuevas historias. Queremos aportar a la memoria histórica, a la memoria colectiva , a todos esos procesos que son importantes para la conservación de nuestros valores ancestrales desde el grupo.

Ayahuasca Musuk

Colectivo Selvallena @colectivoselvallena

Coordinación del proyecto | Jorge Panchoaga 

Realización Audiovisual | Lina Botero

Sonido Directo | Pablo Tobar Panchoaga 

Edición, Montaje y Colorización |  Lina Botero y Paolo García Nigrinis 

Con el apoyo de AECID y el Centro de Formación de la Cooperación Española Cartagena (Colombia)

Este proyecto no se habría podido realizar sin un equipo grandioso:
Claudi Carreras, Miguel Angel Ramírez, Marcela Vallejo, Aquelarre.
Laboratorio de diseño y comunicación visual, Natalia Ines Sierra, Jahleel Shiloh, Lucía Junquera Ramos y Sebastián Hacher.