Entrevistas
Nicolás Janowski
Argentina -
julio 03, 2023

Afroargentina, la tercera raíz

Rumbos. Ensayos fotográficos 2010-2020 reúne y pone en diálogo cinco trabajos de Nicolás Janowski. El centro de la muestra es Afroargentina. Ensayo sobre el blanqueamiento sistemático, un proyecto político realizado en colaboración con la organización Diáspora Africana de la Argentina, para deconstruir el mito fundacional de la nación y repensar la identidad nacional argentina.

Por Marcela Vallejo

En 2017, al igual que otros fotógrafos y artistas visuales del continente, el argentino Nicolás Janowski recibió una invitación para participar en la primera exposición de Africamericanos:  un proyecto multiplataforma que buscaba discutir la construcción de los imaginarios de las comunidades afrodescendientes en América Latina y el Caribe. Al principio, dicha tarea le produjo cierto ruido por su lugar de enunciación (no es afrodescendiente), pero al trabajar de la mano con la organización antirracista Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR), Janowski pudo desarrollar un trabajo colaborativo, no desde la exotización del otro, sino pensando el proyecto desde la lectura blanca sobre lo afrodescendiente en su país.

A inicios de junio, el artista inauguró, en la Fundación Arte x Arte de Buenos Aires, la exposición Rumbos. Ensayos fotográficos 2010-2020, donde incluye una versión ampliada de aquel trabajo al que llamó Afroargentina. Ensayos sobre el blanqueamiento sistemático, acompañada de otros proyectos realizados durante la misma década.

Los proyectos de Janowski ponen en diálogo varios soportes narrativos, con énfasis en la imagen fotográfica aunque cada vez más en niveles profundos de abstracción. Sus procesos parten de hipótesis de trabajo, y considera que no es un fotógrafo que llega fácilmente a las imágenes, por ello necesita la investigación como herramienta de construcción.

En el caso de Afroargentina, el artista cuestiona la hipótesis de que no existen afrodescendientes en Argentina, una idea difundida y sostenida en un país que se asume blanco. Eso, por supuesto, le llevó también a cuestionar su lugar de enunciación. En esta entrevista, Janowski reflexiona sobre ello: desde que posición construimos los discursos sobre los otros y así entender cuál ha sido la mirada blanca sobre la raíz afrodescendiente en su país.

Me llama la atención que el nombre de la exposición, Rumbos. Ensayos fotográficos 2010-2020, de entrada propone una manera de entender los trabajos que están exhibidos. En el texto curatorial que abre la exposición, la curadora Florencia Battiti llama a tus trabajos “ensayos fotográficos de largo aliento”. Ya no es tan común usar ese apelativo para las series o proyectos fotográficos. ¿Cómo piensas en tus trabajos?

Me interesa la fotografía y la cámara fotográfica como una herramienta (otra) para narrar una historia. La construcción de las visualidades, pero pensándolas también desde otras lógicas, más ligadas a procesos sociales, de construcción política, o vinculados hoy, tal vez, a lógicas que podrían acercarse más a las estrategias propias del arte contemporáneo. 

Florencia Battiti, la curadora del proyecto, enmarcó estos procesos de los últimos 10 años como ensayos fotográficos, y eso implica pensar que los ensayos se vinculan a desarrollos narrativos. Aunque estas construcciones no trabajan únicamente desde la fotografía, sino que se amplían hacia otros soportes narrativos.

En los últimos 15 años, me he interesado en desarrollar procesos de construcción de la imagen a partir de narrativas transmediales, es decir, a partir del uso de diversos soportes narrativos para contar una historia. Gran parte de mis proyectos se articulan a partir de la imagen, de la fotografía, que es el soporte narrativo principal para mí. Aunque también me interesan los proyectos que se vinculan a páginas webs, o incorporando sonoridades, videos, pintura, texto o escultura. Creo que Florencia le da este título a la exposición pensando que mis imágenes son el centro de mis ensayos, que abordan temáticas específicas relacionadas con derechos humanos, políticas sociales, procesos de aculturación y territorialidades. Para mí, todo esto también tiene que ver con mi lugar de enunciación.

Entiendo que durante el último año, tú y Florencia trabajaron en esta exposición. ¿Cómo fue el proceso curatorial?

La exhibición Rumbos está planteada para el espacio de Arte X Arte, una fundación aquí en Buenos Aires. Lo que pensamos fue presentar un proyecto en profundidad, en este caso: Afroargentina. Ensayo sobre el blanqueamiento sistemático y recortes de los otros cuatro proyectos que ya habían sido presentados en Buenos Aires. Tanto para la DIAFAR como para mí, presentar este ensayo en Argentina era una deuda pendiente, sumamente necesaria sobre todo después de que el proyecto había itinerado por México, Uruguay, Holanda e Inglaterra pero no se había presentado en Argentina. Decidimos junto a Florencia y Diafar presentarlo completo, y ponerlo en diálogo con otros proyectos  del mismo periodo, es decir, 2010-2020.

Además de Afroargentina, presentamos La Serpiente Líquida, Adrift in Blue, La inteligencia de las flores y Paraíso, ya que creemos que hay puntos de conexión y diálogo entre estos proyectos. Honestamente, yo no era del todo consciente de ello. Para mí empezaron a tener sentido en diálogo, vinculándolos en función a los procesos históricos como articuladores de estos proyectos y en un código de repetición de cierto tipo de  imágenes. Todas ellas en relación con las territorialidades, los ejes de enunciación estaban en estos lugares.

Hablemos sobre Afroargentina, trabajo que hiciste junto a la organización Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR) y que inició como parte del proyecto Africamericanos de VIST.

Afroargentina es un proyecto que nace a partir de una investigación de Claudi Carreras sobre la tercera raíz del continente americano, que es la africana. Claudi convocó a varixs artistas visuales a desarrollar proyectos en relación a esta temática en distintos países latinoamericanos.

En Argentina fue tan efectivo este proceso de blanqueamiento e invisibilización de la afrodescendencia, que incluso teniendo una formación en ciencias sociales, jamás me había cuestionado ni planteado esta tercera raíz en mi país. Aquí tenemos históricamente este imaginario sobre la raíz blanca de nuestro país, esta idea de que “todos descendemos de los barcos”, en una clara referencia a la inmigración europea, sin contemplar que en la parte de abajo de estos barcos traían personas esclavizadas.

Cuando VIST y el Centro de la Imagen de México me dieron la posibilidad de desarrollar este proyecto, en principio, me hizo mucho ruido. La primera pregunta que me vino a la mente fue por qué debería trabajar en este proceso si yo no soy afrodescendiente. Me empecé a formar en los ciclos educativos con DIAFAR, y empecé a hablar con personas como el fotógrafo Nicolas Parodi y el politólogo Federico Pita, activistas antirracistas que forman parte de la DIAFAR. Luego de este proceso empecé a pensar que si aceptaba esta comisión, el proyecto debía ser en colaboración y tenía que subvertir el orden de enunciación del proyecto, abordandolo no desde una exotización de la otredad, sino partiendo desde como se ha tratado a la afrodescendencia desde la construcción histórica (blanca) de nuestro país.

Un eje central del proyecto es repensar las lógicas de apropiación cultural, así como cuestionar cómo fue ese proceso de asimilación y blanqueamiento sistemático de la tercera raíz argentina que se fue desarrollando, de manera tan efectiva, en la construcción de nuestro relato fundacional, de nuestro estado-nación. 

¿Cómo está estructurado el proyecto?

El proyecto se presenta a partir de una página web, donde planteamos un relato histórico desarrollado en cinco capítulos. A mí me interesan particularmente estos procesos históricos así como sus vínculos con el concepto de territorialidad, desde donde poder pensar el estado de cuestión actual. 

El primer capítulo del proyecto lo desarrollé a partir de una investigación en el Archivo General de la Nación. Ahí empecé a trabajar con los catálogos de los buques que llegaban al Río de la Plata, uno de los mayores puertos de la región, entre 1700 y 1750. Encontré los registros que mostraban qué mercancía traían estos buques que venían de Europa. Ahí también encuentras otros barcos que no dicen de dónde vienen, y curiosamente son los buques que llegan con esclavizados. Entonces hago un gesto mas bien simbólico, donde expongo los catálogos de los buques marcando en negro aquellos que no indican el lugar, que son los que a su vez transportaban esclavizados en el período de la trata transatlántica.

Después continué trabajando con los primeros censos del país (1753,1813) y empecé a darme cuenta de que existía una intención explícita de eliminar cualquier referencia a nuestra raíz africana. Sostenidamente y durante más de 210 años fuimos eliminando cualquier referencia racial en nuestro país. Es como el primer ejercicio de posverdad que hace el Estado Nacional Argentino, el cual fue sumamente efectivo.

Esto que mencionas es muy interesante, porque no es solamente un ejercicio retórico, no registrar la diferencia racial para ese tiempo y luego étnica para otro momento, es literalmente borrar personas del registro histórico.

Es que lo que no se nombra no está visible y lo que no está visible “desaparece”. Hoy me parece que somos mucho más conscientes de estas lógicas y procesos. También por el momento histórico que estamos viviendo, también vinculado a las discusiones que levanta el uso de la inteligencia artificial. Estamos cuestionandonos qué es verdad y qué no y llevándolo a este ejercicio de construcción identitaria de lo que queremos ser. Aunque también somos más conscientes, lo que nos permite percibir esta invisibilización y blanqueamiento donde sistemáticamente se eliminó una de nuestras tres raíces identitarias.

Luego viene el segundo capítulo en el que incluyes discursos racistas de los próceres argentinos. Entiendo que en la exposición usaste espejos en este punto. ¿Cómo está estructurado y cómo funciona en la exhibición?

Este capítulo en la web irónicamente lo titulé “Héroes nacionales” y está íntimamente ligado a este proceso de racismo institucionalizado en nuestro país. Estas obras presentan frases y dichos de la Generación del 37 instrumentados por la Generación del 80, aquella a la que pertenecen los próceres nacionales, quienes construyeron la idea de este Estado Nación Argentino a imagen, usanza y semejanza de un país europeo.

Ahí, encontramos frases que hablan de esta construcción de una población unificada para formar una «nueva y hermosa raza blanca”, una frase de Sarmiento, uno de nuestros próceres nacionales, quien fomentó la educación pública y gratuita. O la frase de Bartolomé Mitre, entre otras, resignificando esta idea de que todo lo civilizado es europeo. Hay una lógica de opuestos binarios en esta construcción: si lo civilizado es europeo, ¿qué es lo incivilizado? Lo gaucho, los pueblos originarios y lo afro.

En la exposición lo que planteamos fue poner estas frases sobre espejos para que quien las mire pueda pensar sobre su identidad. También nos interesaba presentar los espejos en clave histórica: encontrarnos con los próceres desde el inicio de la historia nacional, hasta presidentes neoliberales de nuestro país como Carlos Menem o Mauricio Macri reforzando esta idea. No solamente porque construyen estos relatos desde un lugar de total ignorancia, sino también porque siguen reforzando estos imaginarios donde lo afroargentino no forma parte de nuestra identidad nacional.

¿De qué se trata el tercer capítulo?

En este capítulo trabajamos con periódicos afroargentinos. En Argentina entre fines del siglo XIX hasta principios del siglo XX habia alrededor de 20 periódicos afroargentinos: La Luz, La Bondad, La Juventud, La Broma, La Perla, El Unionista, El Aspirante, La Igualdad, entre otros.

Y aquí también nos pasó algo interesante. Como no existen palabras claves como afrodescendientes o afroargentinos en nuestros catálogos, tampoco hay posibilidad de encontrar estos archivos, se ha eliminado esta referencia.

Y entonces ¿cómo los encontraste?

Básicamente, investigando con la DIAFAR. Sabíamos que había muchos periódicos, pero ellos tampoco los tenían. Con algunas pistas, empecé a rastrear en la Biblioteca Nacional y en un lugar de archivación de descatalogados encontré muchos de estos periódicos. Por lo general en la Biblioteca Nacional y en las grandes instituciones argentinas estos archivos históricos están no solamente bien catalogados sino que suelen estar en buen estado de conservación. Sin embargo, los documentos que encontré estaban muy derruidos, lastimados, algunos hasta quemados. Es decir, es otra manera más de invisibilizar.  Este estado de conservación sobre nuestro patrimonio también habla de cómo se piensa lo afroargentino.

Lo que hacemos para las presentaciones es escanear los archivos y dejarlos prácticamente como los encontré. En las instalaciones lo que hacemos es una superposición de estos archivos para visibilizar la cantidad de periódicos afroargentinos que había hasta principios del siglo XX. No se sabe con exactitud cuántos había, pero calculamos que entre 20 y 30. Hoy solamente hay uno que es el que edita DIAFAR: El Afroargentino.

El cuarto capítulo lo titulaste “Procesos de blanqueamiento” y en la introducción hablas de la invisibilización, el borramiento y, sobre todo, la migración blanco-europea. En este capítulo empiezan a aparecer imágenes.

Como te comentaba, cuando vas a investigar en el Archivo General de la Nación (AGN) hay prácticamente cero catalogación utilizando palabras como negro, negritud, afrodescendencia, afroargentinidad, o raza. No encontrás imágenes porque la gran mayoría no están catalogadas. Con las pocas que fui encontrando que claramente eran de afroargentinos porque se perciben los rasgos, lo que hice fue desarrollar la misma idea que se hizo sistemáticamente en nuestro país: blanquearlas. 

El proceso es muy simple, una vez que encontraba las imágenes, las escaneaba y digitalizaba, para luego imprimirlas en papel de algodón. Ahí empecé a tirar pintura blanca encima para después sacarla con capas o con reglas. Lo que quedaba era esa raíz afrodescendiente.

Este es un proyecto pensado desde la imagen que hasta el cuarto capítulo no tiene imágenes y estas últimas son intervenciones más plásticas. Pero el último capítulo ya tiene fotos, ¿cuál es la historia detrás de ese capítulo?

Aquí viene una anécdota con Claudi. Para mí el proyecto estaba cerrado, me hacía mucho sentido desde lo formal y desde la conceptualización pensando que no es un proyecto sobre la “afroargentinidad”, sino que es un proyecto sobre lectura blanca de lo negro. En las idas y vueltas, Claudi me hizo un comentario muy certero, me dijo “pero si planteas este proceso y no se muestra a la comunidad afroargentina actual, estás dando por sentado que el proceso de blanqueamiento sistemático fue tan efectivo y que, por ende, ya no hay afrodescendientes en Argentina”.

Me pareció acertado su comentario. A partir del diálogo con Claudi, decidimos con la DIAFAR desarrollar una serie de retratos muy directos de las y los integrantes de la organización. Para ello, armamos un estudio fotográfico en la sede de la DIAFAR.

Además de estos cinco capítulos ¿qué hay en la exposición?

Añadí algunas de las piezas con las que vengo trabajando en los últimos años. Empecé a trabajar con footage de cine histórico argentino, sobre todo de una época determinada que en Argentina se conoce como la década dorada del cine nacional, entre 1930 y 1950. Trabajo con extractos de vídeo con los que voy construyendo una pieza para pensar cómo se ha representado históricamente a lo afroargentino en nuestro cine.

Esta pieza tiene que ver con el concepto de representatividad. Por lo general en todas estas películas donde aparecen afrodescendientes se los presenta desde la exotización. En términos generales, como el proceso de blanqueamiento fue tan exitoso, prácticamente no tenemos referencias visuales más allá de la época del Virreinato, la época de la Colonia. Es decir, en cuanto a lo afrodescendiente, los imaginarios históricos que refieren a nuestra tercera raíz son de vendedores de velas o de lavanderas de ropa a la orilla del río en la época de la colonia.  Después de esto, hay muy pocas referencias visuales o históricas.

Entonces, esta pieza de tres vídeos vinculadas, en loop, muestra otra vez algunas ideas sobre lo velado y el proceso de blanqueamiento, no solamente a nivel simbólico, sino a nivel práctico. También hay dos piezas de “tangos negros”, que son dos dispositivos que reflejan aunque velandolas, sus raices negras, para hablar sobre el vinculo entre el tango y el tambor (los dos tienen el mismo tiempo del compás, el 2×4) y por ultimo una instalación, en la que presentamos a un santo negro, iluminado muy fuertemente para blanquearlo. Es una metáfora para trabajar sobre esta sombra que se proyecta y que está latente, que es afrodescendiente.

Al principio mencionabas la importancia del lugar de enunciación. ¿Cuál es en tu caso y cómo lo has construido con relación a este proyecto?

Yo creo que es necesario preguntarse y repensar constantemente desde donde uno está trabajando, tomándolo con mucha responsabilidad y sabiendo que muchas veces la cagamos o nos podemos equivocar. También entiendo que no es un juego, y para eso me tengo que formar y poder ser permeable en mi práctica. Eso es algo que yo aprendo día a día con los compañeros y las compañeras de DIAFAR. Te podría dar varios ejemplos de esto pero hay uno que me pareció ejemplificador.

Para nosotros era fundamental presentar el proyecto en Buenos Aires porque esta es una causa necesaria, que supera la lógica de presentación de un proyecto de arte. Y no solamente por pensar en términos de una necesaria justicia reparativa, sino por la necesidad de pensar en términos de un proyecto político que deconstruya nuestro mito fundante y que nos permita (re)pensar nuestra identidad como país.

Un año antes de esta exhibición, se nos había caído una presentación muy importante para nosotrxs en Argentina y cuando se los cuento a lxs integrantes de DIAFAR, ellxs no estaban para nada sorprendidos. Yo estaba indignado. La respuesta de mis compañerxs fue “esto nos pasa históricamente”.

Claro, es que además no ibas solo, ibas con todos estxs activistas afro.

Absolutamente. Ese es uno de los grandes puntos, pensar que en Argentina este proyecto en particular no solamente denuncia, sino que hay un doble juego entre la denuncia y también del lugar de enunciación de quien denuncia formando parte de.

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