CAPÍTULO#2

AUGE Y CAÍDA DE LOS
CONSEJOS CIUDADANOS

Eustacio Alcalá Díaz fue asesinado el 1 de abril de 2023, viajaba hacia su comunidad acompañado de tres misioneras como parte de su labor dentro de la iglesia cuando un grupo armado lo interceptó y solamente a él se lo llevaron, su cuerpo acribillado apareció más tarde.

Un mes antes de su asesinato estaba en su casa, hablando sobre el Consejo Ciudadano de Chinicuila, una organización a la que pertenecía y que había dado forma al levantamiento de autodefensa en la Sierra de Michoacán pero que llevaba años sin meterse en labores de seguridad por miedo a que sus integrantes se convirtieran en blancos de la delincuencia.

Para Don Tacho, como lo conocían en el pueblo y en los municipios donde participó activamente como parte del movimiento armado, un autodefensa era una persona dispuesta a sacrificarse por los demás, para cuidar a su comunidad de la entrada de la delincuencia organizada algo que hizo hasta el último momento de su vida.

En aquel momento, Eustacio señaló que la inseguridad estaba peor que antes del levantamiento pero que no querían arriesgarse a levantarse en armas como lo hicieron en 2014 porque le tocaba a la Guardia Nacional hacer su trabajo, esa misma institución que tardó tres días en buscarlo y que no actuó inmediatamente ante la noticia de su desaparición.

A una década del levantamiento de los grupos de autodefensas una cosa es clara: los únicos movimientos que sobrevivieron fueron en los que había un nivel de organización ciudadana que se adueñó de los grupos armados y logró mantenerlos bajo el control de un mando civil, ya sea mestizo o indígena, a fin de que no se salieran de control y se dispersaran sus esfuerzos en agendas personales y venganzas.

Durante mucho tiempo, después del levantamiento de 2013, varias personas cuidaban las barricadas y las mantenían activas en caso de ser necesarias. Febrero, 2014. / Heriberto Paredes

Puestos de control y barricadas de las autodefensas en diferentes carreteras de Michoacan. Fotografías tomadas entre 2014 y 2021. / Heriberto Paredes y Romain Le Cour Grandmaison

Los consejos ciudadanos municipales son una herencia de los movimientos cardenistas que clamaban democracia y elecciones justas desde finales de la década de 1980. Su cuna está en la región Sierra-Costa del estado entre los municipios de Aquila, Chinicuila y Coalcomán, donde representantes populares lograron impulsar al Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), uno de los antecesores inmediatos del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

“Lo que los armados trajeron fue una oportunidad”, dijo uno de los integrantes del Consejo Ciudadano para el Desarrollo Integral del municipio de Chinicuila. “¿Oportunidad de qué? De generar un nivel de organización social que habíamos tenido en mente desde hace mucho tiempo pero que hasta entonces no había tomado en cuenta la seguridad. Asumimos que la seguridad era labor del Gobierno. Un grave error que nos costó mucho”.

Luego de varios años subyugados por los Caballeros Templarios, quedó claro para los integrantes del Consejo que no bastaba con la exigencia de salud, educación, seguridad alimentaria y procesos electorales sin fraudes que enmarcaron su lucha desde finales del siglo pasado, también era necesario quitarse de encima a los grupos delincuenciales que causaban estragos en la región.

El neoliberalismo económico derivado del Tratado de Libre Comercio (TLC) y el estallido de la llamada Guerra contra el Narcotráfico durante el sexenio del presidente Felipe Calderón trajeron una ola de violencia nunca antes vista en la región, por lo que la reacción de las autodefensas fue igual de violenta y descontrolada.

Una vez que los grupos de autodefensas empezaron a llegar a la zona desde finales de 2013, los consejeros ciudadanos se vieron en la necesidad de controlar a los armados para evitar actos de venganza y saqueos que no sólo daban mala imagen al movimiento, sino que minaban la confianza de la población en torno al movimiento armado. “Entendimos que estábamos solos”, aseguraron miembros del Consejo Ciudadano, “ni el gobierno ni los otros municipios nos iban a ayudar y teníamos que ser nosotros, la ciudadanía, quienes controláramos el actuar de los armados o íbamos sólo a cambiar de opresores, iba a ser un quítate tú para ponerme yo, como decimos”.

Así como lo fueron los procesos indígenas de las comunidades p’urhépechas de Nurío, Cherán y la nahua de Santa María Ostula, el Consejo Ciudadano de Chinicuila influenció la creación de organismos de participación ciudadana en municipios cercanos como Aquila, Coalcomán, Tepalcatepec, Buenavista y Aguililla.

Esta práctica agarró fuerza desde finales de 2013 y para cuando el gobierno federal empezó a actuar y se designó la figura del Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral en el Estado de Michoacán, encabezada por Alfredo Castillo Cervantes, el 15 de enero de 2014, ya varios municipios estaban en proceso de formar sus consejos para regular a las autodefensas.

El panorama parecía prometedor para esta figura ciudadana, pero factores internos y externos como la lucha de poder entre integrantes, la falta de recursos, el descontento ciudadano, el exceso de confianza, la mala administración, la falla del proceso de reconciliación y la intervención federal provocaron que cada consejo perdiera momentum y uno a uno se fueron desmoronando.

“Particularmente en Buenavista, en Coalcomán, en Aguililla vimos la fuerza con la que el Gobierno Federal paró a billetazos a los consejos, ingresaron personajes oscuros cuya misión no era garantizar la seguridad, los Templarios ya se habían ido, su intención era hacerse de poder, desarticular con sus propios intereses, seguirle la agenda a la federación y eliminar cualquier resquicio de organización ciudadana”, dijo un integrante del Consejo de Chinicuila.

Un año después de la llegada del comisionado a Michoacán, en 2015, la mayoría de los consejos estaban desintegrados o cooptados por el gobierno federal, a través de figuras que con el tiempo cambiaron el panorama de las autodefensas e inauguraron una nueva era de violencia que persigue a la entidad hasta la fecha. Personajes como Luis Antonio Torres González, alias “Simón El Americano”; Juan José Farías Álvarez, alias “El Abuelo”; Estanislao Beltrán, mejor conocido como “Papá Pitufo”; María Imilse Arrué Hernández, “La Cubana”; Alberto Gutiérrez, “El Comandante 5”; Misael González Fernández; Adalberto Fructuoso Comparán y Juanita Reyes son algunos de los integrantes del movimiento que arrasaron con los Consejos Ciudadanos de la mano del comisionado Alfredo Castillo Cervantes, alias “El Virrey”.

Diez años después poco queda de los consejos conformados en la Sierra-Costa y parte de Tierra Caliente. Chinicuila, sin embargo, mantiene una figura de consejo que se reúne regularmente y toma decisiones en torno a la vida diaria sin tocar la seguridad, por temor a represalias, lo que los obliga a refugiarse en el anonimato.

El ingreso de nuevos grupos armados leales a organizaciones delincuenciales como Cárteles Unidos o el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) hacen imposible un levantamiento como el de 2013 y obligan a las organizaciones a mantener un perfil muy bajo, ya que la sola mención de un movimiento en la actualidad provocaría una agresión directa contra sus integrantes.

En Chinicuila mantienen reuniones comunitarias que giran en torno a problemas de la región, como los apoyos para el campo, las becas y los recursos para los adultos mayores, así como las necesidades de medicina y educación en la región, pero de momento la seguridad no está en la agenda, aunque aseguraron que las autodefensas siguen vivas.

“La autodefensa debe de existir, no debe desaparecer, para que mantenga un orden y no se coluda con ningún tipo de delincuencia, nosotros queremos transformarnos en una guardia comunal”, concluyeron los miembros del consejo, “pero eso va a ser a largo plazo, ahora no nos queda más que esperar”.

“No ha terminado, lo fuerte fue hasta el 2015, dos años tuvimos mucho trabajo, pero no ha terminado, para muchos ya terminó, pero para nosotros no ha terminado porque todavía vemos mucho peligro, no ha terminado y no va a terminar hasta que tengamos una paz completa”, dijo Eustacio Alcalá, quien no vivió para ver a su comunidad en paz.

Camioneta de la Guardia Nacional pasando por la carretera hacia Coahuayutla. Comunidad nahua de Santa María Ostula. Febrero, 2023. / Andrea Murcia

Los sacerdotes tuvieron un rol importante persuadiendo a la población para que brindara su apoyo a estos grupos. Febrero, 2023. / Andrea Murcia

Habitante de Buenavista Tomatán, con una camiseta del Chapo Guzmán, capo del cartel de Sinaloa. Febrero, 2023. / Andrea Murcia

Esmeralda es parte de la Policía Comunitaria, antes conocida como autodefensas. Tenía 10 años cuando comenzó en la organización, ayudando en la cocina, antes de convertirse en una de sus miembros. Febrero, 2023 / Andrea Murcia

Plantación de aguacate. Desde el inicio del levantamiento, los comerciantes de este producto ayudaron económicamente a los grupos de autodefensa. Municipio de Tancítaro, meseta P’urhépecha. Febrero, 2023. / Andrea Murcia