Entrevistas
Inon Sani
Perú -
septiembre 01, 2021

Desnudar la selva

“Inon Sani” significa “el hombre jaguar que todo lo ilumina”. Así decidió llamarse el fotógrafo peruano German Llerena, criado en Iquitos, la puerta de entrada de la Amazonía peruana. “Me doy cuenta que me han criado de un modo en el que el cuerpo ha sido una cosa muy familiar desde chiquito”, dice. Y cuenta: “Mi mamá, por ejemplo, dormía con las tetas afuera, mi papá andaba en calzoncillos por la casa”.

 

De a poco y empezó a retratar cuerpos. Especialmente de hombres. Especialmente vinculándose con la naturaleza, a la que le agradece. Aunque está fuera de su control y nunca sabe si estará nublado o saldrá el sol, dice que siempre termina ocurriendo que la naturaleza juega a su favor. Y fue así, explorando pueblitos y cuerpos, entre charlas y maestros, que Inon descubrió lo que quería hacer: “Voy a desnudar la selva”, prometió. 

¿Cómo fue tu camino hacia las fotos que tomas hoy?

Soy de Iquitos, nací aquí y viví aquí hasta los dieciocho años. Es una ciudad bien pequeña y en el arte no estaba pasando mucho, entonces decidí probar qué estaba pasando en Lima. Empecé a trabajar en casting. Filmábamos y también hacíamos fotos de chibolos, jugábamos con las cámaras, salíamos por el barrio. Yo no salgo en las fotos, porque yo las tomaba. Mis amigos se han quedado con las fotos, teníamos 15 años y al ver las fotos me parece loco, porque se parecen a las que saco ahora. 

O sea, inconscientemente, también, porque ha sido también de una manera muy orgánica. Cuando me fui de Lima empecé a buscar ese tipo de trabajos. Siento que ha sido muy sanador el proceso. Podría dormir con mi cámara, podría estar con ella todo el rato, de hecho estoy con ella porque ahora estoy en Iquitos. Es todo tan chévere que uno nunca sabe lo que se puede encontrar. 

Ayahuasca Musuk

En lo que haces parece haber  una mezcla de lo documental y lo personal.  

Yo hablo mucho de mi sexualidad a través de mis fotos, siento que hay una cosa que me hace sentir. Siempre hay como este pulsito sexual en lo que retrato, ir un poquito más allá de lo normal. Acá en la selva es chévere porque se correlaciona con la naturaleza, esos dos lenguajes juntos me encantan. Iquitos está en el corazón del amazonas peruana, selva baja, trópico, el contraste con la ciudad es grande. Iquitos es otra cosa, es una ciudad de la época del caucho que luego se ha expandido. Es como chica y grande al mismo tiempo. No hay carretera, se tiene que llegar en avión o en bote. Debes ir a Pucallpa, te montas al Henry que sube por el río Ucayali. El viaje puede durar entre 5 y 7 días navegando por el Ucayali que se encuentra en Marañón y esos dos ríos se juntan y forman el Amazonas. Es un viaje bien locazo. Justo lo he hecho ahorita, nunca lo había hecho. Pero finalmente lo hice en enero, que fui a pasar año nuevo a Pucallpa. 

Decías que hablas de tu sexualidad a través de la fotografía entremezclado con el paisaje, ¿cómo te diste cuenta de que todas esas cosas podían unirse en tu obra?

Estaba haciendo fotografía social en el 2011, 2012, por ahí, para un periódico de acá. Era asistente para una chica que tiene un blog. Nos conocimos, le vaciló mi chamba y me contrató. También me instruyó un montón. Ahí tenía amigos que hacían fotografía. Todo chévere con la foto, pero quería llevarlo al siguiente nivel. Hacia una onda artística, no sé. Yo soy bien suelto, me acerco y así. Soy medio hiperactivo, también. Es como mi personalidad, no puedo estar quieto.

Empecé a indagar sobre qué se había hecho en la fotografía amazónica, a investigar un poco también ese mercado. Me encontré con un pintor amigo en una piscina, accidentalmente. Me ayudó un montón con el tema de las referencias del arte. 

Había visto bastantes obras de varios fotógrafos que habían retratado Iquitos de una manera peculiar, de una manera inédita. Fue bien intuitivo en verdad, como que nos alineamos. Aquella vez me quedé como un año, fue muy nutritiva esa charla y me dije: «voy a desnudar la selva». No solo fálicamente, no solo el hombre como objeto, el pene. Sino desnudarla, siento que de algún modo desnudo no solo a selva, sino a la gente de algún modo. Sucede consciente o inconscientemente, pero bien natural. Es la energía que se plasma en el resultado de mi obra. 

Ese año me acuerdo que andaba así dando vueltas con mi cámara por todos lados, metiéndome a pueblecitos. Me pasa, por ejemplo, con los chicos que a veces yo retrato. Puede haber un coqueteo con la gente. Subes a una combi y encuentras un cobrador super hot. Y pienso: “si solo pudiera quitarse el polo, la foto está”. 

Creo que fue una forma también como de conocerme a mí, la foto también me lleva a muchas situaciones bien locas. Por ejemplo: ir y hacer fotos en el (puerto) del Callao. Algunos barrios bien locos, un poco como medio gangsters… 

Yo tomo una foto dependiendo como tú te vas abriendo la cámara, yo voy abriendo también el encuadre y me da más permiso: “oye, ¿te puedes quitar el polo?” El encuadre se va abriendo de acuerdo también como tú te podrías ir abriendo conmigo, de acuerdo a cómo la confianza se va desarrollando. Al final termino el documental de ese proceso, de ese retrato, de esa situación. Me gusta mucho esa relación. Creo que más allá de lo que aporta y de lo sanador que pueden ser no solamente para mí, sino también para mi entorno. Mucha gente tiene una personalidad que impone pero sí me tocó un montón de personas que realmente no se sienten seguras. Siempre me pongo un poquito en el papel de los modelos, de las personas que retrato.

El cuerpo humano del hombre me encanta, manejo un lenguaje con ellos. De algún modo siento que estos chicos tienen una energía mía. Busco que bajen la tensión, “relájate un poco más”. Termina saliendo algo chévere. Siempre me preguntan “¿cómo haces para que parezca sexual?” Pero yo no sé, no es un after sex ni nada. Igual hay tensión sexual en todo momento. 

Ayahuasca Musuk

¿Y cómo es la relación con la naturaleza?

La naturaleza se mimetiza con todo, con el humano, con el cuerpo, con con la lluvia, con el clima, como con el sol, con la luz. La fotografía documental narra de un modo este retrato.

Tengo el control de mis personajes, de mi modelo, pero no tengo el control realmente de la naturaleza. Entonces yo no sé qué cosas vayan a haber, qué nube esté a mi favor, la luz. Claro, calculo la luz pero podría llover, o las nubes estar muy despejadas. Pero, a veces, como te digo, todo está tan conectado y la naturaleza termina como ¡guau! Como que está en colaboración también, el universo, la naturaleza, están a mi favor. 

Pero podría decirse que el foco puntual de mi fondo, termina siendo la nube. Como que, al final, el ser humano termina siendo un elemento que acompaña esta nube gigante, hermosa, azul. Un poco romántico el asunto, pero bueno: sucede así.

Ayahuasca Musuk

¿Sientes que luego de tomar fotografías los sujetos a quienes fotografías se ven transformados?

Creo que, en muchas ocasiones, las personas logran una experiencia que transmuta totalmente la manera en la que se perciben, no solamente a ellos mismos sino también en cómo contemplan el mundo y su entorno, la vida misma. Es como que, sin darse cuenta, se sienten endiosados, con muchos se abre un tipo de poder interior, de confianza, se sienten hermosos, y es muy posible que la realidad que conocen se torne más segura, más bella.