Entrevistas
Josué Rivas
México -
abril 12, 2022

El futurismo indígena en la fotografia

Josué Rivas se presenta a sí mismo como un futurista indígena. Nació y vivió parte de su infancia en Guanajuato, es de origen otomi y mexica. Sus padres eran fotógrafos, y dice Josué que prestaban un servicio a la comunidad pues hacían fotos de fiestas, quince años, bautizos, bodas. Desde pequeño, él vio que la cámara tenía el poder de abrir puertas, y aunque eso le llamaba la atención, también sentía un fuerte rechazo. Su padre era alcohólico, y no podía evitar poner a la fotografía en el mismo nivel que al padre. 

A los 21 años decidió iniciar un proceso de sanar la relación con su padre y la fotografía fue una de las herramientas que le ayudaron a hacerlo. Para ese momento ya vivía en California. Dice que la foto lo ha llevado a muchas partes y eventos, con el tiempo ha entendido que su propósito es ayudar a la gente a verse a sí misma. Empezó haciéndolo con habitantes de calle, pero dice que logró definirlo de manera más clara cuando estuvo en las protestas de Standing Rock en Dakota del Norte, cuando las comunidades indígenas de esa Reserva lograron detener la construcción de un oleoducto que atravesaría sus tierras. Para él la fotografía está mal clasificada, cree que está más cerca de ser una terapia que otra cosa.

Josué es uno de los jurados del World Press Photo de este año y dice que la fotografía necesita cambiar de perspectiva. Ante todo, dice, es importante aprovechar la capacidad sanadora de la fotografía para poder hacer cambios en el mundo e imaginar otros futuros posibles. Salir de la idea de ‘tomar’ o ‘sacar’ fotos, ‘capturar’ momentos o personas, para pasar a colaborar y colaborar.

 

Ayahuasca Musuk

Josué Rivas

Standing Rock fue un momento decisivo en tu vida, ¿qué pasó allá?

En Standing Rock todavía no sabía bien lo que estaba haciendo en términos de la técnica fotográfica. Estaba guiado por la intuición, o sea, no estaba pensando mucho sobre cómo tenía que hacerlo. Yo sabía que tenía que estar ahí y que tenía que conectar los puntos. La batalla de los pueblos originarios aquí en Estados Unidos es muy similar a la de muchos pueblos de Latinoamérica y del mundo. En Standing Rock vi el poder que hay cuando la gente de diferentes partes del mundo se junta, o sea, había gente de Brasil, de Australia, los Sami de Noruega.

Me di cuenta de que lo que estábamos documentando llegaría a muchas otras generaciones futuras. Entendí que  no importaba mucho si tenía el ángulo y la luz, sentí que tenía que estar ahí y dejarme guiar por mis ancestros. De ahí mucha gente empezó a ver las imágenes, y más allá de quién las había hecho la pregunta era por qué esas imágenes estaban sobresaliendo de todo el mar de fotos que se estaban haciendo en ese momento. Creo que eso pasó porque yo no estaba ‘tomando’ fotos, yo estaba ‘dando’.

Tú hablas de que te interesa permitir que la gente se vea y también de contar las historias propias. ¿Cómo funciona eso?

A veces me imagino la fotografía como un carro viejito en el que, cuando estamos haciendo imágenes, constantemente estamos viendo hacia atrás por el espejo retrovisor.  Creo que es necesario que veamos hacia los 10, 25 años que vienen en la fotografía y en las historias visuales. Es como un tik tok, estamos en un momento en el que los humanos estamos usando y haciendo historias, pero desafortunadamente, estamos dependiendo de la guía que nos dan corporaciones como Facebook, Tik Tok o Google.

Como fotógrafos o personas que usamos las cámaras, es importante que reformemos las dinámicas de poder, y podemos lograrlo si quienes sabemos ayudamos a otros a contar sus propias historias. Es fácil, te puedo pasar la cámara y decirte cómo se usa. 

¿Qué es para ti el futurismo indígena?

Para mí, es que en el futuro, en cinco o en cien años vamos a estar ahí. Vamos a tener descendientes que continúen estas formas de vivir en la tierra. Cuando yo hablo de un futuro indígena pienso en uno donde la relación del humano con la tierra y con los seres alrededor está en balance. En la fotografía y las historias visuales es imaginar, o sea, ¿por qué no puedo usar la cámara para decir cómo se va a ver el mundo en 100 años? Es como Black Panther cuando dicen que el futuro es de nosotros. Los indígenas también decimos eso, el futuro es nuestro.

Es muy importante, además, cuando imaginamos y tenemos visiones del futuro que lo hagamos juntos, que lo construyamos juntos. No es la visión de un solo grupo. Imagínate cuando la gente está en balance y está sintonizada con una visión que incluya a todos. Es lo que intento hacer, crear ideas visuales y ver qué pasa. Así la gente al ver las imágenes puede sentirse identificada y traer lo que lo que tiene para alimentar esa idea.

¿Cómo sería una imagen del futuro indígena?

Tengo una imagen de mi hijo, Tonatiu, en un viaje que hicimos a un volcán aquí en California. Él tenía 5 años y yo le pregunté ¿qué es el futuro? Y él dijo: el futuro es cuando el sol brilla fuerte, entonces le dije que cerrara los ojos y viera ese sol brillante en su mente. Así es como creamos esas imágenes. A veces me pongo a pensar que la categoría en la que nos pusieron a los fotógrafos o a quienes hacemos historias visuales es la categoría incorrecta. En realidad esto es una combinación de ayudar a la gente, hacer un poco de terapia y tener una conexión con algo más grande que tú para poder guiar la imagen. Eso es el futuro para mí. Mucha gente dice que como fotógrafo debes solo observar el momento, yo creo que debes hacer parte de él. Las imágenes que creemos hoy son como semillas que le dejamos a las generaciones futuras. 

Ayahuasca Musuk

¿Cómo funciona Indígena, la plataforma, en términos de este futurismo?

Nosotros queremos crear un ecosistema para crear historias. Habrá muchas maneras de colaborar, por ejemplo, con individuos, con artistas, con directores creativos, fotógrafos. También queremos conectar con la comunidad. Pocas veces tenemos en cuenta a los abuelos, abuelas, los niños y la gente que está viviendo día a día cuando pensamos en creatividad. 

Queremos conectar con organizaciones que tengan visiones y valores similares a los nuestros, lejanos al extractivismo, y crear un sistema que otras personas puedan usar, modificar y adaptar. Es una educación abierta, porque queremos seguir explorando, alimentando la curiosidad. Todo esto con las historias en el centro, porque son finalmente las que nos van a mover hacia el futuro.

¿Cómo se puede evitar el extractivismo?

Es necesario asumir la responsabilidad que implica la cámara como herramienta porque ella puede abrir, pero también puede cerrar. El extractivismo existe, debemos ser conscientes de ello y ser proactivos para cambiarlo. Este año soy jurado del World Press Photo y puedo decir que me llama la atención que aun se presenten tantos trabajos de temas que a estos fotógrafos en realidad no los tocan. O sea, seguimos haciendo imágenes para darle gusto a otras personas, seguimos haciendo fotos hacia afuera. Es bien interesante ver cómo las estructuras quieren que creemos desde la extracción consciente o inconscientemente. 

No podemos darles siempre lo que quieren, podemos decidir enfocar proyectos en nuestras familias o nuestras comunidades, aunque no ganemos los premios. Lo más importante es que ayudemos a crear comunidades. Cuando llevas la foto de regreso es como dejar una semilla. Mi papá lo hacía, a mí mamá le disgustaba que regalara las fotos, pero cuando volvíamos o cuando necesitábamos algo esas personas siempre estaban dispuestas a colaborar con nosotros.