Entrevistas
Manne Stoller
Chile -
febrero 02, 2023

Ellas parecen danzar sobre la cancha

El Santiago Wanderers es el equipo de fútbol más antiguo de Chile: le dicen el Decano del fútbol chileno. En 2007, se creó su división femenina, y recién el año pasado logró ser declarada ‘profesional’. A ese equipo, llegó la hija de Manne Stoller. Movida por la pasión de su hija, la fotógrafa se sumergió en el mundo del fútbol femenino y descubrió historias de resistencia, belleza y rebeldía, que incluirá en su primer documental Decanas. Porteñas de Pasión Verde.

Por Marcela Vallejo

Un lunes de invierno del 2019 se jugaba la final del campeonato Copa de Oro en Valparaíso. Ese día habría dos partidos en la cancha María Eisler, un terreno encajado en el cerro Placeres que había sido donado por uno de los vecinos. La fotógrafa chilena Maria Stoller estaba en el lugar acompañando el evento.

El primer partido del día era una preliminar masculina. Alrededor del lugar se vivía una fiesta futbolera con muchos hombres tomando cerveza, comiendo choripan y comentando lo que sucedía en la cancha. Media hora antes de que terminara el partido, el ambiente empezó a cambiar: llegaron niños y detrás de ellos llegaron sus familias. El lugar se transformó y la fiesta futbolera dio paso a una fiesta familiar. Empezaba la final de fútbol femenino entre los equipos Sara Braun y Pedro Cabrera.

La fiesta era otra cosa, “había cabros chicos de dos años jugando, ya eran las ocho y media de la noche y estaba oscuro, era en invierno”. La fotógrafa dice que se sentía mucha tranquilidad y calidez. Ella, como fotógrafa, no se sentía amenazada, como sí podía sentirse en el ambiente exclusivamente masculino.

“Tiene esa calidez el fútbol femenino de hacer lo mismo que las mujeres históricamente hemos hecho: acoger y generar este espacio de tranquilidad”, afirma Stoller. Para ella, lo que pasó ese día es un ejemplo de la fuerza que tiene el fútbol femenino: “que tiene que ver con una belleza que pareciera venir de esta voluntad de hacer vida a pesar de todas las resistencias históricas”.

Stoller dice que la fotografía siempre estuvo en su vida, desde chica, pero fue cuando su hija decidió ser futbolista que la foto tomó el lugar que ahora tiene. A medida que la hija iba fortaleciendo sus habilidades como jugadora, Stoller se daba cuenta de la importancia de visibilizar lo que pasaba. Por que no se trataba únicamente de señoritas jugando fútbol: había discriminación, desigualdad e injusticia. De hecho, solo hasta el año pasado se dio la profesionalización el fútbol femenino en Chile. Para alzar la voz, para expresarse, para denunciar, pero también para celebrar, Stoller encontró en su cámara la herramienta ideal.

La fotógrafa prepara su primer documental audiovisual Decanas. Porteñas de Pasión Verde en el que cuenta parte de la historia de la profesionalización del equipo femenino del Santiago Wanderers y hace una crítica a la hinchada. Además pertenece al colectivo iberoamericano Hinchas Reales Cuerpas Reales, quienes se interesan por visibilizar “la pasión de mujeres y disidencias hinchas de clubes de fútbol.” El año pasado, participaron en la convocatoria anual que hace el Centro de Fotografía de Montevideo con una exposición en la fotogalería El Prado.

 

Ayahuasca Musuk

¿Tú ya tenías interés por el fútbol o esto es una cosa a la que te llevó tu hija a interesarte?

La verdad es que, en cierto sentido, el fútbol se burla un poco de mí. Esta historia ha sido una forma en que la vida de manera irónica me ha hecho ver lo que lo que me perdí. Para mí el fútbol era una molestia de fin de semana, era una invasión. No había nada que el fútbol me reportara afectivamente. 

Pero cuando vi que mi hija lo que quería más que nada en su vida era ser futbolista y la pasión y la decisión que tenía, todo cambió. Partimos en el 2017 y hoy día es parte de la formación femenina profesional del Wanderers. Ahí decidí que tenía que entender dónde estaba, si este iba a ser su mundo y yo iba a acompañarla, decidí que tenía que hacer algo por lo que estaba pasando. Decidí que no quería que haya una niña más que tenga que volver a pasar por esto para hacer lo que quiere y hay que decirlo fuerte, o sea, esto es un derecho: la pasión por hacer algo que te mueve la tripa no puede estar sujeta a un género. 

Ahí el fútbol y yo nos reconciliamos y empecé a conocer todas sus dimensiones desde la sociología, la filosofía, el cine. Así empecé a tratar de entender por qué no sólo era una imposición que parecía antojadiza desde el punto de vista deportivo, sino porque desde el principio de la historia nosotras habíamos sido marginadas.

 

La experiencia de acompañar a tu hija en su proceso como futbolista, te implicó a ti fortalecer tu relación con la fotografía. En el camino iniciaste el proyecto de Decanas. Porteñas de pasión verde un documental sobre las mujeres de Wanderers. ¿Qué fue lo que te impulsó con tanta fuerza?

Cuando mi hija y yo nos introducimos en el 2017 a la dimensión del fútbol femenino en Chile, me vi sumergida en un espacio que era nuevo para mí. Empiezo a rodearme de muchas situaciones que eran violentas desde la resistencia que tenían que estar habitando permanentemente ellas como jugadoras profesionales, como mujeres, como deportistas, como familias ante una realidad que estaba del todo de cabeza. Yo decía, tengo una herramienta que me permite visibilizar y decir lo que está pasando y hay que decirlo de alguna manera y yo estoy aquí adentro, entonces dije desde la fotografía, desde lo audiovisual hay que llamar la atención. 

Ese fue el puntapié inicial para lo que Decanas significa hoy día. Es el proyecto que levanté a partir de esta pregunta y de la necesidad de entender cómo esta dimensión del fútbol que es tan enorme, tenía tantas implicaciones. No solo tenía que ver con un par de zapatos que no tuvieran las cabras para jugar en la cancha, sino con una resistencia histórica en que las mujeres hemos sido desvinculadas de una realidad de organización social.

 La pregunta, que se instaló desde muchas formas distintas, me empujó a la necesidad de visibilizar permanentemente lo que estaba pasando y entender, hacerme preguntas y empezar a indagar en varios mundos distintos. Desde ahí la fotografía se transformó en una herramienta, una trinchera.

La pregunta con la que has trabajado es por el lugar de las mujeres en el fútbol. ¿Qué has encontrado?

En el 2017, en el Festival de Fotografía de Valparaiso participé en el taller del fotógrafo Nicolás Janowski y había que levantar un proyecto personal en esa ciudad. Yo tomé el fútbol femenino de la mano de las hinchas wanderinas y a partir de la pregunta de cómo la mujer estaba negada en ese espacio empecé a indagar sobre la realidad histórica de las mujeres wanderinas en su ciudad.

El Santiago Wanderers es el equipo de fútbol más antiguo de Chile, el decano del fútbol chileno. A las jugadoras hasta el 2017 les decían ‘Caturritas’, ahora les dicen ‘Decanas’.

La pasión y el trabajo que tienen las y los jugadores es exactamente el mismo, la diferencia está en los derechos que se hacen carne a la hora de ser sujetos sociales. Recién el año pasado se instaló el hito de la profesionalización del fútbol femenino en Chile.

Entonces, entré a la Asociación de Investigadores de Fútbol Chileno para poder entrar a investigar y buscar formas nuevas de reivindicar a las mujeres en el fútbol en Chile. Algo que me movía era que se siguiera hablando de que estas mujeres están siguiendo una moda, si en Chile hace más de 100 años que se juega fútbol femenino. Hay una historia que está sumergida porque los medios oficiales son masculinos.

“El fútbol femenino tiene una belleza que me empuja desde la fotografía a mostrar el esfuerzo que posee, es una pasión que parece que lo puede todo. Históricamente ha sido y permanece así. Es una fuerza que las mujeres tenemos y que siempre estamos retroalimentando. No tiene esta competitividad a muerte que hay entre hombres, pero es igual de pasional, y tiene sus complejidades”.

 

Mencionas que el fútbol te llevó a indagar en varios mundos, ¿cuáles fueron?

Al identificar la necesidad de rastreos o levantamientos de información que reivindiquen la posición que tenemos en este deporte, encontré en el cine otro espacio de difusión. Así entré a hacer parte del equipo de Festigol, Festival de cine + Fútbol, y el año pasado elaboramos un cartel que celebraba el hito de la profesionalización del fútbol femenino. También tuvimos un conversatorio respecto al fútbol y la resistencia en espacios de dinámicas de convivencia social. Nos interesaba valorar la importancia de que estas mujeres organizadas generan en sus espacios tejidos sociales a pesar de todas las negligencias estatales. 

El cine ha sido un recurso para poder decir fuerte que esto existe, que estamos acá, que hay un fútbol disidente y que este fútbol es virtuoso, porque genera este tejido social. Además, revoluciona los espacios sociales, donde está instalado, genera formas nuevas de comunicarse, de asociarse y de hacer sociedad.

Desde la fotografía y la investigación, me sumé al colectivo Cuerpos reales Hinchas reales también en virtud de visibilizar a las mujeres wanderinas. 

Hay una crítica que se le hace al fútbol, probablemente de personas que no están interesadas, pero que ven en el fútbol solo eso: hombres jugando en una cancha. Quizá no ven todo esto del tejido social que mencionas y para lo cual hay ejemplos interesantes.

En el fútbol el mercado se comió todo. Estamos como con una cortina de humo respecto a la situación y obviamente políticamente es mejor que sea un poco así. Aquí en Chile actualmente, si tú me preguntas cómo hacer que un país se reconecte después de todas las cosas que han ocurrido socialmente, cómo acercarnos de nuevo y volver a encontrarnos, de salir no solo de la virtualidad, sino de ese egoísmo intrínseco en que estamos todos separados y nos importa poco y de volver a recuperar ese tejido social es precisamente en las actividades deportivas y en los recintos deportivos de clubes de barrio.

Nadie te dice que no a una pichanga. Mira que es súper básico, pero es tremendamente real: ¿quién se resiste a compartir un tiempo en un espacio donde da lo mismo como juegues porque vas a disfrutar de la posibilidad de compartir?

La gente no ve todo esto porque se queda con la imagen del Alexis Sánchez: el éxito y el consumo desmedido, esa imagen aspiracional que en realidad puede ser simpática, pero si la bajamos al mundo real está lejos de lo que nos está pasando y de cómo hacemos vida. Entonces sí hay como un repudio a la imagen de este fútbol que no tiene alma.

En ese sentido ¿qué crees que podemos aprender del fútbol femenino, no solo en la cancha, sino con todo lo que lo rodea?

El fútbol femenino tiene una belleza que a mí la verdad me empuja desde la fotografía a mostrar el esfuerzo que tiene en sí mismo. Primero tiene una pasión que parece que lo puede todo, históricamente ha sido así y permanece así, es como esa fuerza que las mujeres parece que tenemos y que permanentemente estamos retroalimentando. 

No tiene esta competitividad como a muerte que existe entre los hombres, pero es igual de pasional, es súper intensa y también tiene sus complejidades. Pero pienso que tiene que ver también con esta energía, que también es femenina ya independiente de que estemos hablando de que hay disidencias jugando también y que hay un montón de dinámicas distintas que se van gestando. Incluso cuando se juega a nivel de fútbol mixto organizado por mujeres, la dinámica dentro de la cancha es otra.

Pedro Carcuro, un comentarista muy conocido aquí en Chile, habla de la danza del fútbol. Las mujeres sí parece que bailan detrás de la pelota y es que se genera un ritmo distinto. Este discurso feminista, si tú quieres, para mí es un discurso de resistencia que se ve en todo, lo llena todo. Es como un canto a la vida, eso tiene el fútbol femenino.