IAbuelas: cómo imaginar el rostro de un desaparecido
Entre 1976 y 1983, durante la dictadura en Argentina desaparecieron 30.000 personas: eran detenidos, en su mayoría opositores al régimen, que fueron torturados y algunos asesinados en centros de detención. Se calcula, además, que al menos 500 bebés nacidos en medio de esa barbarie fueron retenidos y entregados a otras familias. La organización de Abuelas de la Plaza de Mayo se levantaron para buscar a esos nietos. Para colaborar con ellas, el publicista Santiago Barros creó IAbuelas, proyecto artístico que usa inteligencia artificial para crear retratos posibles de los nietos cuya identidad fue borrada.
Por Marcela Vallejo
La galería de instagram de la cuenta de IAbuelas es un mosaico de rostros que miran de frente. Son mujeres y hombres que rondan los 45 años, la mayoría están sobre un fondo oscuro. Parecen fotos de gente real, pero al detenernos en sus detalles, nos damos cuenta que se trata de otro tipo de imágenes.
La primera es el retrato de un hombre o una mujer; la siguiente es una persona de sexo opuesto. Luego, vienen dos fotografías antiguas, en la mayoría de los casos en blanco y negro de un hombre y una mujer. El copy indica que las primeras dos imágenes corresponden al hijo o hija de las personas que aparecen en las dos últimas fotografías. El texto dice también la fecha estimada de nacimiento.
Se trata de retratos posibles de lxs hijxs de personas que fueron desaparecidas durante la dictadura en Argentina, entre 1976 y 1983: aquellas a quienes las Abuelas de la Plaza de Mayo buscan desde hace 45 años. En ese periodo tenebroso hubo centros de detenciones que funcionaron como maternidades clandestinas. Según la organización de las Abuelas, “unos 500 hijos de desaparecidos fueron apropiados como “botín de guerra” por las fuerzas de represión. (…) En todos los casos les anularon su identidad y los privaron de vivir con sus legítimas familias, de sus derechos y de su libertad”.
Abuelas es la organización de derechos humanos más importante de Argentina y en todos estos años de búsqueda han logrado restituir 133 identidades. El publicista Santiago Barros quiso aportar a esa lucha con un ejercicio imaginativo. Llevaba un tiempo experimentando con Midjourney y llegó a un punto en el que lograba, a partir de dos imágenes, crear una tercera en la que se conservaba cierta información de las imágenes de origen.
Cuando le da la orden a la aplicación le pide imaginar a una persona a partir de las otras dos imágenes. El resultado son estos retratos que interpelan con su mirada de frente. Al verlas, es inevitable imaginar quiénes son estas personas, qué hacen, a qué se dedican. Pero también sucede algo, un ejercicio poético de justicia: en estos posts se reúne una familia que fue separada de manera forzada y violenta.
En esta entrevista, hablamos con Santiago sobre este trabajo, la relación con la organización de las Abuelas, el procedimiento para generar las imágenes y, sobre todo, la importancia política de un ejercicio especulativo como este.
Caso Castillo Ovejero
¿De dónde surge la idea de IAbuelas?
Por una parte yo venía haciendo algunas pruebas con la inteligencia artificial para mi trabajo, trataba entender los alcances de cada una de las herramientas gráficas, sobre todo, en la generación de imágenes. Estuve unos seis meses probando, experimentando y un poco también “evangelizando”, porque a los que tenía cerca les decía “che, mirá, esto está buenísimo”. Otro tercio tiene que ver con mi militancia política. Para mí lo que tiene que ver con los derechos humanos y, puntualmente en este caso, con los desaparecidos es algo que siempre estuvo presente. Parte de mi militancia tiene que ver con recuperar esas banderas. El último tercio tiene que ver con la historia familiar. En mi familia tenemos un tío desaparecido. Así que no tanto por una cuestión afectiva, porque es una persona que yo no llegué a conocer, pero sí quizá lo que tiene que ver con la duda y lo inexplicable de la situación.
Había descubierto cómo generar una nueva imagen a partir de dos imágenes previas, logrando que conservara información de las dos. Entonces, decidí probar a ver qué pasaba si lo hacía con las caras de dos personas, a ver si se generaba una tercera siguiendo una lógica parecida a la de la naturaleza. Es decir, nosotros nos parecemos en algún grado a nuestros padres más o menos a uno o al otro.
Con esa premisa, busqué las fotos en la página de Abuelas, donde están todos los casos subidos y empecé a hacer los ejercicios. Con el primer resultado me quedé bastante asombrado, porque el resultado era el de una persona muy realista, alguien que podía existir y encima una de las opciones era alguien mirando a cámara. Me pareció que generaba mucho impacto porque el hecho de que la persona esté mirando a cámara hace que te sientas interpelado.
Entonces detrás de la propuesta hay una intención política. ¿Cómo ha sido tu proceso de militancia?
Milito en una agrupación política hace casi 10 años. Es un proceso que me costó mucho aceptar porque justamente lo que implica que haya un desaparecido en la familia es un mensaje a las siguientes generaciones de que no se involucren en política porque van a desaparecer. Me costó también porque crecí en un ambiente no politizado. No es casual, el hecho de que hayan habido 30.000 desaparecidos hizo que por lo menos dos generaciones se despoliticen. El mensaje era muy claro, si vos te politizás, desaparecés.
También me llevó un tiempo entender mi lugar en las clases sociales. Me había criado casi como una persona de clase media aspiracional y demoré en entender que no pertenecía a esa clase, sino que pertenecía a una clase más baja. Toda esa confusión hizo que no entendiera muy bien cuáles eran tampoco los derechos por los que tenía que luchar. En 2015 empecé a militar activamente a partir del gobierno de Macri, me parecía que todo lo que iba a venir iba a ser mucho peor para la sociedad.
Caso Jeger-González
«Las abuelas tienen un método para detectar identidades de manera científica muy efectivo, así que esto no venía ni a competir, ni a reemplazar eso. Es un ejercicio artístico relacionado con la difusión del trabajo de Abuelas, con la memoria de los sucesos que ocurrieron en Argentina, con un pedido de justicia y un pedido de reparación de esas identidades.»
Entiendo que este es un proyecto que no pertenece a la iniciativa de las Abuelas de la Plaza de Mayo. Leí que te reuniste con lxs representantes de la organización. ¿Cómo fue la reacción de Abuelas?
Por un lado, mi vínculo con el organismo es a través de mi prima, la hija de este familiar desaparecido. Lo primero que hice cuando se me ocurrió la idea fue chequearlo con ella. Cuando lo vio, le pareció muy fuerte, pero a la vez le pareció útil. Así que yo avancé y mientras tanto estábamos en conversaciones para presentarle el proyecto a Abuelas. Pero lo fui subiendo para proteger la idea, no tanto para difundir, sino para ir reservando la cuenta de Instagram, ir subiendo algún material como para que se entendiera.
La realidad es que la cuenta explotó mucho más rápido de lo que yo pensaba y terminó llegando a Abuelas antes de que yo pudiera presentar la idea. Así que al principio generó como un poco de resquemor porque ellas no sabían quién estaba detrás de la idea, ni qué intenciones tenía, ni tampoco qué grado de certeza tenía la herramienta que yo estaba usando, entonces ahí fue que me llamaron para tener una reunión.
No estuve reunido en realidad con las abuelas, sino con nietos restituidos que son quienes manejan el área de prensa. La recepción fue muy amorosa y tenían más que nada interés en saber quién era yo y qué intereses había detrás de esto. Acordamos que esto sea considerado un proyecto artístico. Encuadrarlo dentro de este formato ayuda para que no se genere ninguna duda respecto a lo científico. Las abuelas tienen un método para detectar identidades de manera científica muy efectivo, así que esto no venía ni a competir, ni a reemplazar eso.
Es un ejercicio artístico relacionado con la difusión del trabajo de Abuelas, con la memoria de los sucesos que ocurrieron en Argentina, con un pedido de justicia y un pedido de reparación de esas identidades.
¿Cuál era la preocupación de la organización?
Una de las cosas que me dijeron en Abuelas, que para mí fue clave, es que la reputación de Abuelas fue construida con base en certezas. Entonces, cualquier herramienta que pudiera ser atacada por la falta de certezas, podía perjudicar su reputación. Ante eso, mi primera respuesta fue: “bueno, si esto los puede perjudicar yo doy de baja la cuenta porque mi idea es colaborar con la difusión del trabajo, no perjudicarlo.” Finalmente, me dijeron que al enmarcarlo como un proyecto artístico, colaboraba con la difusión de su trabajo.
No, volví a tener vínculo con el organismo, pero está todo bien. Hablo por ahí con algunos familiares que me escriben de manera directa. Por ahora, todas las repercusiones fueron positivas, no hubo ninguna repercusión negativa, ni ningún familiar que me diga “che, esto es morboso” o “da de baja a mi caso porque no me interesa participar de la cuenta”.
Caso Perez Astorga
No había pensado en la idea de la certeza. Lo cierto es que tu trabajo tiene un toque especulativo. Pensé que, quizá, la duda de la organización podría tener que ver con la protección de las identidades, pero realmente esto es un ejercicio diferente.
Tiene vínculos con eso que vos decís, con el hecho de imaginar. Digo, si yo en lugar de hacerlo con inteligencia artificial, fuera un ilustrador o podría haberlo hecho, por ejemplo, con Photoshop, podría haber generado otras imágenes. De hecho, cuando estuve en la reunión con Abuelas, me contaban que ellas habían hecho una acción que yo no recordaba.
Fue una acción en vía pública en la cual habían puesto las fotos de los padres desaparecidos y en el medio un espejo, entonces la idea era que vos te pararas frente a ese espejo, vieras el reflejo y además vieras esas fotos para ver si te encontrabas parecido. En algún punto hay un vínculo entre esas ideas. Creo que cuando ellas descubrieron que estaba ese vínculo entre un nivel y el otro ya les dejo de hacer ruido esto que vos decís de no revelar la identidad.
Pero no deja de ser un ejercicio de imaginación, de pensar cómo podrían ser esas personas ahora. En definitiva, y muy entre comillas porque son personas imaginadas, si se estuviera revelando alguna identidad el delito es el de la sustracción de la identidad. O sea, esas personas desde que nacieron hasta ahora son el botín de guerra de un conflicto que hubo en Argentina. Están viviendo todos los días un delito que se sigue cometiendo. De todos modos no, yo sentía que esto no venía a cambiar nada de la lógica de Abuelas, pero sí que podía colaborar a que nuevas personas se interesaran por el trabajo, sobre todo los más chicos.
¿Cómo es el proceso que sigues para generar las imágenes?
Uso Midjourney, de las tres que probé es la que más me gustó en cuanto a resultados, porque son los más creíbles, los más imaginativos, los que tienen menos errores en su construcción de personas. Al principio cuando lo empecé a usar, todavía tenía errores, generaba más dedos, más dientes, eso es algo que en la última versión ya se corrigió y funciona perfecto.
El material que uso está público en la web de Abuelas. Ahí están todos los casos de niñxs apropiadxs, separadxs por año de apropiación, en la mayoría de los casos están las fotos de ambos padres. Así que como insumo yo uso fotos públicas de ambos padres y lo que hago es subir esas dos fotos a Midjourney y usar como un truco de programación que tiene el programa que es muy sencillo: una vez que subís esas fotos a la aplicación, le tenés que pedir que las mezcle y que a partir de esas fotos te genere una foto nueva. En este caso, le pido que haga primero un varón de 45 años o una mujer y después hago el otro.
Algo que fui entendiendo, es que cuanta más información vos le dabas, cuanto más detalle le pedías, más chances tenía de entender mal tus acciones, de malinterpretar, lo que vos le estabas pidiendo. Entonces cuando logré dar con una combinación de palabras para la orden (prompt) que me daba un resultado que me gustaba y que me parecía acertado porque mantenía los rasgos de ambas personas y a la vez generaba el retrato de una persona actual, lo que hice fue usar siempre el mismo texto. Lo único que hago es intervenir cuando veo que no replica algún rasgo puntual.
Caso Martinis-Neuhaus
El resultado es poderoso, ver los rostros de estas personas en el feed de la cuenta de instagram realmente logra interpelar. Y a mí también me genera otras preguntas, cuando veo los retratos empiezo a pensar en quiénes son esas personas, qué hacen, dónde viven, en qué trabajan. Creo que en ese sentido es un ejercicio de imaginación muy potente.
Cualquier expresión artística que esté relacionada con la denuncia camina por un límite muy fino. Por eso también quería ser tan cuidadoso, Argentina este es un tema recontra sensible, hay muchísimos familiares de desaparecidos, hay muchísimos familiares que están buscando a nietos apropiados. Me preocupaba que pudiera tener un efecto negativo o que se pudiera leer como algo morboso, porque en definitiva lo que termina sucediendo es que también esto viene a materializar algo que vos tenés en tu cabeza porque vos en tu cabeza imaginás todo el tiempo cómo podría verse esa persona.
Ese es un ejercicio que te acompaña todos los días: vos te levantas todos los días teniendo un familiar, un hermano, un primo, un hijo, que está apropiado, entonces todo el tiempo te imaginás cómo se verá a sus cinco años, a sus ocho, a sus 15. ¿Cómo se verá ahora? Entonces, es un ejercicio que plasma esta imagen que muchos tenemos en nuestra cabeza. Eso también hizo que no fuera algo morboso, porque en definitiva es una representación gráfica de lo que cualquier familiar de un desaparecido puede fantasear. De hecho en la herramienta la palabra que vos usás en la aplicación para pedirle que genere una imagen es imaginar y a partir de eso vos le escribís todo lo que querés que imagine.
En particular, para mí era importante el hecho de dejar de pensar en los nietos como niños y niñas. Cuando hablamos de nietos hace que nosotros pensemos en chicos y en chicas menores, pero estas son personas que están rondando los 50 años. Y tiene que ver con plasmar una imagen sobre una duda colectiva y creo que ahí está la fortaleza de la idea. Graficar esa duda es incluso parte de la denuncia, tiene que ver con eso: a estas personas les tuvimos que poner una cara porque se las robaron, les tuvimos que imaginar una identidad porque se la apropiaron.