Entrevistas
Nicolás Amaro
Chile -
mayo 08, 2023

Intimidad de los paisajes

Nicolás Amaro lleva años pensando en las formas en que nos relacionamos con la naturaleza. Inició con una observación de sí mismo y luego empezó a trabajar con otras personas, como las comunidades mapuches de la costa sur de Chile. En esa búsqueda inició Treng Treng: imágenes que revelan cómo lugares y paisajes poseen diversas capas de significado, compartidas por unos e ignoradas por otros.

Por Marcela Vallejo

Desde que tuvo una cámara en sus manos, el fotógrafo chileno Nicolás Amaro empezó a buscar a crear imágenes que le permitieran entender su relación con el entorno que le rodeaba. Ese camino lo fue llevando a preguntarse por la forma en que otras personas entienden el mundo, a ver cómo se relacionaban con los espacios, los lugares, la naturaleza.

De esa manera, trabajó en Horcón con pescadores de la zona central de Chile. “El carácter del pescador es el de quien lleva una vida montada sobre la incerteza del mar, una fiera negra que lo alimenta a la vez que amenaza con quitarle la vida”. En un área contaminada con habitantes en una situación de alta vulnerabilidad, al fotógrafo le interesó entender cómo era la vida de estas personas y cómo se relacionaban con el mar.

En 2019 viajó a Italia, durante una residencia en Citta del Arte, Biella, al norte de Italia, conoció a un joven piamontés de 32 años que había decidió dejar la ciudad y dedicar su vida al pastoreo. Compartiendo, con este hombre, moviendo a los animales y conversando sobre filosofía, política y anarquismo hizo Piamonte.

El hilo que une estos proyectos es el interés por entender qué es lo que llamamos naturaleza y cómo nos relacionamos con ello. De esa manera, Nicolás encontró en la idea del paisaje y lugar formas diferentes de entrar en ellos y entenderlos. Los lugares, asegura, no son iguales para todos, sobre un mismo lugar hay diferentes lecturas e interpretaciones. Los significados varían y pueden estar en contacto. Nicolás busca con sus imágenes bisagras que le permitan ver esos encuentros.

Pero también le interesa hacer de sus imágenes lugares de diálogo. La construcción de la imágen para este fotógrafo tiene un punto importante cuando ella es leída por otras personas y se transforma en otras cosas. Su materia se activa e incide en el mundo. Ese es el fundamento de Treng Treng, un proyecto que realizó con comunidades mapuches de la costa sur de Chile y del cual hablamos en esta entrevista.

¿Cómo iniciaste el proyecto Treng Treng?

A fines del 2019 me fui a vivir a La Araucanía en el sur. Para ese momento venía fotografiando la naturaleza en general en trabajos más experimentales. 

Cuando me fui al sur me encontré con otro territorio, otras comunidades y otro paisaje y puse a andar un proyecto personal en un bosque cordillerano clásico que estuve habitando esos días. Al mismo tiempo, empezamos con amigos a desarrollar un proyecto social de ONG para aportar a las comunidades locales que nos rodeaban, en el fondo, queríamos crear relaciones con otras comunidades en ese territorio.

Así fue como conocí a los Lafkenches, las comunidades mapuches de la costa. Ahí me surgió el interés por transformar ese encuentro en un proyecto fotográfico. Empezamos a desarrollar amistad, me acogieron muy bien en un año entero de visitas. Mientras tanto iba investigando leyendo y aparecían elementos que me permitieron entender otra manera de relación con la naturaleza.

“Las imágenes hablan de algo que está emergiendo de la sombra y desde las texturas. Tengo a las texturas muy presentes en mi trabajo y siento que las leo un poco como códigos, como registros de cosas, de movimientos, de la historia de un elemento. Como si la textura de una piedra hablara del origen de esa piedra.”

En la presentación de Treng Treng  dices que durante un periodo que visitaste a esta comunidad mapuche de la costa y les presentabas las fotos como elementos de lectura proyectiva para entrar en ciertas conversaciones. ¿En qué momentos hiciste las fotos?

Fue un periodo como de dos años, En algunos momentos, iba sacando fotos y luego las traía y las mostraba a ciertas personas. Por ejemplo, hay una foto de una corteza de una araucaria, esa imagen la saqué donde vivo y se la llevé a una a un amigo williche que conocí en otro pueblo. Me empezó a parecer muy interesante que en el fondo yo estaba generando lecturas de un territorio desde mi perspectiva, pero podía llevar las imágenes y al ponerlas ante la lectura de otra persona se empezaba a transformar la imagen. 

Entonces llevé esa foto de una corteza a Mauricio y Mauricio me contó que le hacía mucho sentido con el último nguillatun –la ceremonia más importante de los mapuche–, por mucho de lo que escuchó de los abuelos en esa ceremonia. Fue muy potente porque además la ceremonia se celebró justo cuando empezaba el covid. En parte, en lo que hablaron ya se venía avizorando que venían tiempos de escasez y dificultad y me pareció fascinante que ese contenido pudiese ser sostenido en una imagen.

Yo sentía que al mostrarla y él contarme eso, estábamos generando juntos fotografía en un encuentro. En ese sentido, la foto pasa a ser una especie de colaboración y yo también siento que funcionaba un poco como un oráculo. Ahí sentí que estaba empezando un diálogo a partir de estos elementos visuales como de ida y vuelta con las personas a quienes yo estaba retratando. Esa especie de retroalimentación me parecía mucho más interesante que simplemente ir recoger mi experiencia e irme. Además, me parecía que se estaba abriendo otra beta de este dispositivo que me parecía más interesante.

Esta experiencia también recoge a la escucha, otro elemento importante que mencionas en la introducción de tu proyecto. Ese elemento permite también entender mejor este ejercicio de la lectura y la creación a partir de imágenes. Pero entiendo que va más allá, ¿cómo lo pensaste?

Cuando estaba montando la exposición tuve la inquietud de instalar sonido porque venía teniendo tanto sentido el tema la escucha a lo largo de esta experiencia. El pueblo donde ocurre esto se llama Tolten y me explicaron que este nombre proviene de treng treng que hace referencia al sonido del río o del agua al pasar entre las piedras. Es decir, se está nombrando al río a partir de su sonido.

La palabra mapudungun que es la lengua mapuche, es el habla de la tierra y la onomatopeya como elemento de origen de las palabras, es decir, del sonido está muy presente en la lengua mapuche en general. Entonces va apareciendo el elemento del sonido y de la escucha, como algo muy importante en la cosmovisión en general, porque los nombres se ponen a partir de eso y muchas cosas se entienden a partir de eso entonces en ese sentido fue como tomando preponderancia el elemento auditivo.

Estos elementos son muy interesantes, me hacen pensar en tus estudios de psicología. Pero también en la construcción de las imágenes, hay cosas que ellas reiteran, por ejemplo: formas, manchas, texturas…

Las imágenes  hablan de algo que está emergiendo de la sombra y desde las texturas. Tengo a las texturas muy presentes en mi trabajo y siento que las leo un poco como códigos, como registros de cosas, de movimientos, de la historia de un elemento. Como si la textura de una piedra hablara del origen de esa piedra.

En esta conversación estamos levantando muchos elementos de acercamientos a la información como: lo proyectivo, la escucha, quizás las texturas, como maneras de leer aquello. Y son maneras de leer, de hecho, todas que eluden un poco el decir directo o claro o la afirmación. Desde la foto también creo que muchas veces algunos vivimos una pelea con lo evidente y lo que parece unívoco, como algo que se dice tal cual es, me refiero a la foto como evidencia, ese aspecto noticioso que dice esto ocurrió.

He escapado sistemáticamente de eso buscando maneras de escuchar o de leer que me permiten ver varias lecturas, otras lecturas o lecturas más subjetivas. La escucha quizás no tiene eso tan duro de la imagen que afirma, que dice “esta es la evidencia”. La escucha parece ser algo más personal y subjetivo como los elementos proyectivos y las imágenes que evocan algo más que presentarlo. Esto  también permite una lectura más lenta porque se abre más a interpretaciones que a hechos o afirmaciones. En ese sentido, es más detenida y más reservada. 

Con esta manera de trabajar estoy buscando encuentro, entonces comparto fotos, recibo de vuelta conversación y eso empieza a influir en la misma imagen. Cómo hacer que la materia fotográfica se llene de otros contenidos y afecte otras cosas, que se active.

Decías que también te interesaba ver la relación de las personas con la naturaleza. ¿Qué encontraste con la gente mapuche, cómo es esa relación para ellos?

Se trata de una relación de trato que depende del día a día y puede empeorar o mejorar. Es muy concreta. Cuando empeora, por ejemplo, la naturaleza reacciona y empezamos a tener estos problemas sistémicos, como el covid. Es algo cotidiano, es casi como una relación con otra persona, hay reciprocidad, hay justicia. Y la naturaleza es vehemente, se expresa, responde.

 Don Alfredo, por ejemplo, un lonko tradicional, me contó algunas de las historias que escuchó de niño. Esta es una zona de maremotos, aquí se registró el maremoto más grande del mundo en 1960. Don Alfredo dice que los antiguos podían atajar el mar, lo decía así, y se refería a que había una relación de ida y vuelta con la naturaleza. Un diálogo vivo en el que se podía escuchar y se podía responder y la naturaleza respondía.

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