Textos
Jorge Panchoaga y Yaid Bolaños
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diciembre 10, 2021

Ipx khüçx: las desarmonías con el mundo y las enfermedades en la perspectiva nasa

Ipx Khüçx: tierra arde es un proyecto realizado con el apoyo del Fondo de Emergencia de Covid-19 de National Geographic.

“Nos sentamos alrededor del fuego y hablamos de la razón que nos llevaba al territorio”, escribe Jorge Panchoaga en uno de sus relatos de viaje. “Queríamos entender la enfermedad del COVID desde la perspectiva espiritual nasa. En esta cultura indígena, el desbalance espiritual con la naturaleza es una de las razones para que surjan virus como el COVID. No es la primera vez que los pueblos indígenas se enfrentan a un virus. Con la llegada española, la expansión de diversos virus fue de tal magnitud que redujo sustancialmente a la población nativa. Los nasa han combatido a los virus en diferentes oportunidades con sus plantas. La vida misma es un sistema en equilibrio que se mueve entre el calor y el frío. En cualquiera de los extremos está el sucio, la enfermedad y la muerte con su frío que se cuela entre los huesos.”

Ayahuasca Musuk

A finales de 2020, Jorge Panchoaga y Yaid Bolaños aplicaron al Fondo de Emergencia de Covid-19 de National Geographic. Yaid es un antropólogo, documentalista, investigador y comunero del Resguardo de Tumbichucue, es líder en su territorio y lo ha representado en Bogotá; y Jorge, antropólogo y fotógrafo, es descendiente de indígenas nasa por vía materna. Los dos conocían las iniciativas del pueblo nasa para atender y prevenir el contagio de Covid-19. Juntos planearon un proyecto para documentar cómo desde la medicina tradicional y el mundo espiritual nasa se entiende una enfermedad como el covid y cómo es tratada.

Trabajaron de la mano de dos autoridades espirituales (médicos tradicionales), los Thë’ Wala María Matilde Díaz Iquira y Marco Tulio Gutiérrez, y del fotógrafo Xochilán Rojas. Con la guía de los dos mayores participaron en rituales de refrescamiento en busca de armonización, vieron a Ipx khüçx, la candelilla negra ser atrapada y cubierta con plantas de poder curativo; fueron en busca de plantas secretas, recorrieron lugares sagrados y retrataron los sueños de la fiebre del covid. Juntos pudieron apreciar “la belleza más indescriptible”, y experimentaron el encuentro con el tiempo de los abuelos. Juntos, respetando los secretos de los lugares sagrados, desarrollaron el proyecto Ipx khüçx – Tierra arde entendiendo que en el mundo nasa la enfermedad del cuerpo no puede entenderse de manera individual, sino como un desequilibrio general con la tierra y la naturaleza.

 

¿De qué se trata Tierra arde?

Jorge Panchoaga: el proyecto habla de cómo la comunidad nasa ha afrontado la crisis del Covid-19 a partir de la prevención y de los conocimientos ancestrales y médicos de las autoridades tradicionales. Gracias a una investigación que hicieron en distintas zonas del departamento del Cauca-Colombia, crearon tratamientos médicos para prevenir el contagio. Una de las premisas al respecto es que esta no es la primera pandemia que han enfrentado las comunidades indígenas a lo largo de su historia, del cúmulo de conocimiento de esas experiencias pasadas, las comunidades han hecho frente con sus conocimientos a la enfermedad y al desequilibrio que se presenta.

Lo que hicimos nosotros en el proyecto fue intentar adentrarnos en este conocimiento de las autoridades tradicionales, buscando entender la dinámica misma de la enfermedad vista desde el pueblo Nasa e intentar retratar desde la imagen este universo que de por sí es muy complejo de retratar con una cámara fotográfica. La idea es poder mostrar las otras facetas del conocimiento humano que le hacen resistencia a virus como el Covid-19.

El título del proyecto, Ipx khüçx – Tierra arde, habla sobre el desequilibrio espiritual que hay entre los humanos y la naturaleza. Esa es la base metafórica del trabajo, pero también la base real de la enfermedad en el universo indígena Nasa. Hacer fotos del mundo espiritual es difícil. En nuestro caso, para empezar hicimos algunos rituales de refrescamiento e indagamos qué era lo que las personas soñaban durante la fiebre del covid; intentamos usar estos relatos y experiencias para hacer fotos, pero esas imágenes además estaban relacionadas con otras situaciones. En el departamento del Cauca, en Tierradentro, la zona donde estábamos trabajando, actualmente hay disidencias de las FARC y otros actores armados que desarmonizan la vida indígena y campesina. Para los nasa tanto las enfermedades corporales como el conflicto armado y la violencia son consecuencias de un desequilibrio.

Yaid Bolaños: este proyecto surge también de la experiencia de trabajo que he tenido con la madre de Jorge, doña Ana Mercedes, a través de ella entramos en contacto y propusimos este proyecto. Después de todas las restricciones debido a la pandemia, Jorge y Xochilan Rojas lograron llegar al territorio ancestral de Tumbichucue, en Tierradentro. Según la tradición oral y algunos estudios etnohistóricos, esta región es la cuna de los indígenas Nasa.
Actualmente, los Nasa nos encontramos repartidos en 12 departamentos del país. El desplazamiento de la gente se ha dado por diferentes factores como el conflicto armado o los desastres naturales. Nosotros lo pensamos como la existencia de desarmonías, desequilibrios. En la comunidad se conoce como el sucio, es una enfermedad que está tanto en el territorio como en la vida de las personas.

El tema del Covid es tratado por los Thë’ Wala, o autoridades espirituales, como ese sucio externo que ha llegado a las comunidades indígenas y campesinas a afectar las formas de relación social, pero también las formas de relacionamiento con los poderes sobrenaturales, que en últimas regulan y tutelan la vida de los pueblos indígenas, especialmente del pueblo Nasa.
Para este proyecto fue muy importante empezar primero por conversar con los mayores, con los Thë’ Wala con quienes pudimos trabajar y tener en cuenta la oscuridad. Los trabajos rituales de armonización, se hacen siempre en la noche, porque es justamente el momento en que aparece el sucio en forma de ipx khūçx o candelilla. Es un insecto que tiene una luz brillante, es como una chispa de fogón. La candelilla es la representación de la enfermedad, del desequilibrio y la desarmonía. Ella también representa el porvenir, tanto en términos positivos como negativos, de la persona o de la comunidad.

Estos personajes aparecen muy temprano. Cuando estábamos haciendo el ritual llegó uno de estos insectos volando, y fue capturado por los mayores, encerrado con plantas medicinales y ubicado en un lugar estratégico para apaciguar su energía maligna y mortal. Nosotros pudimos hacer fotos en algunos momentos, no en el ritual, sino después, caminando con los mayores. Las imágenes muestran el entorno, los personajes, los espacios, algunas plantas y el territorio de noche y de día.

En este proyecto aparecen cinco autores, además de ustedes dos: María Matilde Díaz Iquira , Marco Tulio Gutiérrez y Xochilan Rojas. ¿Cómo fue el trabajo en equipo? ¿Cómo fue pensar las imágenes, cómo se distribuyeron el trabajo?

Yaid: primero, realizamos las consultas respectivas a las autoridades políticas y administrativas del Cabildo de Tumbichucue. Con la autorización de las autoridades, empezamos a hablar con los dos mayores con quienes trabajamos. Al principio ellos no querían participar. Pero finalmente se convencieron de la importancia de compartir lo que saben y han aprendido a las nuevas generaciones. Lo que han compartido es parte de la memoria, no solo de ellos, sino de otras autoridades espirituales que siguen haciendo sus trabajos en los páramos, en las lagunas, en los cerros, en las montañas.

Con la llegada de Jorge y Xochilan, creo que las energías permitieron tener una relación interesante, de mucha confianza. Es un trabajo colectivo en el que todos aportamos, los mayores con su sabiduría nosotros haciendo la sistematización de la información que nos ofrecieron y luego también traduciendo buena parte de lo que hablamos. Ellos fueron muy enfáticos en decir que no todas las imágenes capturadas podían ser mostradas así que juntos escogimos cuáles sí.

Ayahuasca Musuk

Jorge: los dos mayores que trabajaron con nosotros son tíos de Yaid. Desde el principio a todos se nos pegó el decirles tíos, y ellos nos pidieron que si en algún momento nos encontrábamos con alguien, refiriéndose a algún actor del conflicto, dijéramos que éramos sus sobrinos. Había un ambiente cargado, todos sabíamos que estaban pasando cosas. 

Cada uno asumió labores de maneras muy orgánicas en un trabajo de campo bastante particular. Yo me enfermé, acababa de ver a mi abuela un poco enferma, Yaid tenía labores que atender en el Cabildo. Unas horas después de que nosotros llegamos mataron a dos personas sobre el camino. El ritmo fue lento, esperamos siempre la autorización de los mayores y solo pudimos hacer una foto del ritual. Así que buscamos maneras de extender el proyecto, teniendo en cuenta no solo que la fotografía tiene limitaciones, sino que en ese momento y en ese contexto la cámara era sospechosa. 

Cuando hablan de las desarmonías o los desequilibrios ustedes ponen en el mismo nivel a la emergencia ocasionada por el Covid-19 y el conflicto armado y sus efectos. 

Yaid: Cuando estábamos haciendo el ritual empezaron a aparecer una serie de señales. Una nube tomó la forma de un ataúd y los Thë’ Wala interpretaron que ese era un símbolo de muerte, que posiblemente alguien iba a morir. Después empezaron a aparecer otras señales: una moto cruzando la carretera a altas horas de la noche. Pensamos que quizá la nube anunciaba el asesinato de algún comunero. 

Al día siguiente, mientras estábamos trabajando en el proyecto, murió la abuela de Jorge en Popayán y en el territorio se vieron casos de reclutamiento forzado. Los mayores nos explicaron días después que las señales también indican varias situaciones adversas que se viven en la comunidad, esas situaciones las entendemos como desarmonías sociales, enfermedades. Los mayores también los llaman el sucio.

Jorge: el sucio es, como lo señala Yaid, una lectura de la naturaleza. Ella se comunica a través de energías espirituales y señas que luego son interpretadas por los Thë’ Wala. Y en eso no solo está la enfermedad, como un síntoma corporal, sino también el acontecer cotidiano de la comunidad.

El equilibrio sí tiene que ver con el individuo y con su cuerpo, pero ese cuerpo está en medio de un contexto, de un territorio, de una comunidad y de la humanidad. En ese sentido, la armonía, la enfermedad y el equilibrio van más allá del ser como individuo.

Y ahora hablemos sobre el título del proyecto que también están convirtiendo en libro. En español es Tierra arde, en nasa yuwe es  Ipx khūçx candelilla negra.

Jorge: Cuando estábamos en Tumbichucue Yaid me habló de que la tierra cuando está en  desequilibrio bota ceniza negra porque está ardiendo. Anoté eso, y días después le pregunté y él me dio un nombre que es Ipx khūçx, yo lo relacioné con la tierra. Me llamó mucho la atención esa idea, porque es el síntoma, es decir, cuando hay desequilibrio la tierra se expresa de esa manera. Para atender esa situación, los  Thë’ Wala hacen los rituales de refrescamiento.

Yaid:  Ipx khūçx es el insecto portador del sucio. Cuando empieza a aparecer puede enfermar a las personas e incluso enfermar al territorio y así la tierra entra en un estado de desequilibrio, se pone súper caliente y necesita ser armonizada. Para ello los Thë’ Wala deben rociarla con las plantas medicinales.

Cuando la tierra está así con mucho ardor pueden llegar no solo enfermedades como el Covid, sino que pueden aparecer diferentes enfermedades comunitarias como conflictos sociales. Esto tiene unas raíces muy profundas que no alcanzamos a explicar por completo en el libro.

Jorge: además porque la fotografía no puede explicarlo, tiene unas limitaciones. Por eso hemos incluido algunos textos.

Entre los textos del libro hay dos que me llamaron mucho la atención y están relacionados con plantas. Uno de ellos dice que las plantas son el puente al tiempo de la tierra y de los ancestros y el otro dice que son la belleza más indescriptible que pueden ver los ojos humanos. ¿Cómo es esa relación entre la belleza y el tiempo de los ancestros?

Yaid: El encuentro con las plantas es de una nitidez y una belleza tan increíble que ni siquiera ellos, los Thë’ Wala, la pueden describir. Para ellos, la belleza radica en que cierta planta tiene capacidad de curar enfermedades o dolencias. Es decir, tiene que ver con el poder y la fuerza de la planta.

Los Thë’ Wala dicen que a través de los sueños siempre estamos en contacto con los mayores que portan y preservan el conocimiento de los indígenas nasa. El encuentro con los ancestros tiene que ver con el encuentro con los ksxa’wesx, es decir,  las visiones que van indicando qué se debe hacer, cómo caminar, cómo curar, cómo recoger las plantas y cómo prepararlas. Nosotros no podemos verlos, pero los  sabedores sí.

Jorge: esto también tiene que ver con algunas reflexiones que a mí me han llamado la atención desde que estaba trabajando en Dulce y Salada. Me interesa la relación del ser humano con la tierra, con el tiempo geológico,  y tiene que ver con el hecho de que hay muchos tiempos y escalas de tiempo en el universo que andan en paralelo. Si lo pensamos un poco la escala de tiempo geológica o universal es casi incomprensible para el ser humano y el corto tiempo que vivimos. 

Nosotros como especie hemos generado cientos de formas para comprender, manejar y relacionarnos con esas escalas, la física, los números, la literatura y demás, eso desde occidente. Sin embargo, todos los pueblos han buscado cómo conectarse con esos otros tiempos, los rituales de cada cultura son eso, un puente para conectar con otros tiempos, otros conocimientos y otras dimensiones, una manera de dimensionar cómo nos relacionamos con lo que es más grande que nosotros como especie, una manera de aprender. Las plantas, en muchos de estos lugares han sido el vehículo, se usa la coca, el yagé, el peyote: las comunidades crean un vínculo con el espíritu y la energía de la planta, se aprende a viajar a otros tiempos con ella y junto a ellas se aprende. Es en el tiempo de la tierra donde habitan los mayores nasa, en donde están los cimientos del universo y del pueblo nasa, los abuelos son las rocas, las montañas y se habla con ellos a través de las plantas y del nasa yuwe, la lengua propia. Ellos habitan otro tiempo, y se comunican con el nuestro que es uno mucho más corto y volátil, para eso hay canales. 

 

Una de las ideas del proyecto era hacer fotos a partir de los sueños que tuvieron algunas personas durante la fiebre del Covid. ¿Cómo fue eso?

Jorge: fue algo que surgió durante el trabajo de campo. Los proyectos van tomando su propio ritmo, su propia vida y dialogan con uno. A veces hay que forzarlos, pero a veces no. Esto de los sueños es algo que no teníamos planeado, que surgió ahí y fue un ejercicio de preguntar y escuchar. Sin darnos cuenta al final habían imágenes con relación a eso, pero no era algo planeado.

Yaid: los sueños siempre estaban indicando que algo estaba sucediendo, aparecían siempre animales. Desde nuestra cosmovisión estos animales tienen relación con el origen. Eran anuncios de que si no se trataba adecuadamente, todo esto podía conllevar a la muerte. También aparecían otros seres como pajaritos o aves, que según las creencias y la tradición oral del pueblo nasa son los mensajeros de la vida. Ellos iban a través de los sueños indicando qué hacer, qué tomar, e incluso qué comer.

Es interesante que entre los dos Thë’ Wala hay una mujer, entiendo que no es tan común. 

Yaid: Comúnmente se las reconoce como parteras. Pero también se las reconocía como grandes pulseadoras, es decir, personas que toman el pulso sobre todo a los niños para identificar posibles malestares. También son reconocidas como sobanderas. En esos tres oficios ellas emplean plantas medicinales.

Particularmente el caso de Tumbichucue siempre ha existido, pero las mujeres han sido más reservadas, casi no manifiestan todos esos poderes, saberes y conocimientos que ellas tienen. En gran medida porque esta es una sociedad machista. Sin embargo, rompiendo esos paradigmas, ellas ahora han empezado a aparecer en el espacio público. Hay investigaciones de las comunidades que anotan que el conocimiento de la mujer es mucho más potente en cuanto a la utilización de las plantas medicinales. Ellas, las thë’ wala, antiguamente incluso se transformaban en animales para hacer el trance hacia el espacio donde habitan los primeros sabios de la tierra con el fin de pedir consejos que permitían la curación de las distintas desarmonías en la tierra. Ahora, se ha ido perdiendo este poder, pero están aquí, y eso debemos valorarlo porque ellas son la raíz, el origen de la vida y de todos los procesos de relacionamiento con la naturaleza y la humanidad.

Ayahuasca Musuk

Yaid, has hablado de la importancia de compartir conocimientos, ¿cómo ves el papel de este proyecto en ese sentido?

Yaid: este proyecto es una apuesta interesante para mostrar la riqueza que existe en los territorios indígenas en cuanto al encuentro con la naturaleza, de la sabiduría de nuestros mayores. Pero sobre todo, este tipo de proyectos son necesarios para mostrar a las instituciones educativas la importancia de investigar, que hay que juntarse con los mayores para escribir y preservar todo el conocimiento que ellos tienen.

Además, este proyecto ha permitido sensibilizar el corazón de los mayores, para que ellos también entiendan que compartir es muy importante y que ese compartir debe ser devuelto a la comunidad. Esto además es un buen ejemplo para salir del discurso y empezar a hacer cosas. Es una puerta de entrada importante para conocer, no solo la sabiduría de los Thë’ Wala sino también la sabiduría que ofrecen las plantas medicinales.

Finalmente, este proyecto contó con la participación de Edilma Pumba, mujer indígena de Çxhab Wala (Territorio ancestral de Vitoncó) que nos apoyó con las traducciones de los textos de castellano a Nasa Yuwe que se encuentra a lo largo del libro. Ipx khüçx – Tierra arde reivindica el conocimiento y la sabiduría de nuestros Thë’ walas, pero también impulsa el fortalecimiento de la ritualidad y la práctica de la lengua materna como fuente más importante para la preservación de la tradición oral. El libro muestra una sumatoria de elementos que son tan vitales, pero que tal vez, hemos ido dejando de lado por creer que la cultura externa es mejor que la nuestra.

¿Por qué hacer un libro?

Jorge: Lo hemos pensado como una forma de devolver a la comunidad algo del trabajo. Siempre que hago libros intento que estos regresen al lugar donde el trabajo se ha hecho. Ahora mismo estamos viendo la posibilidad económica de hacerlo. A su vez hemos pensado que parte de los excedentes de la venta del libro queremos invertirlos en comprar equipos como una cámara, un computador y una grabadora para la escuela del Resguardo y hacer un taller de fotografía y memoria oral, para que ellos aprendan a contar historias con imagen y audio. Es un deseo que tenemos y esperamos cumplir el próximo semestre.