“La foto tiene que nacer con el propósito de dignificar”
“Es fácil querer los premios, todo el mundo los quiere”, dice el fotógrafo venezolano Alejandro Cegarra, “pero no por eso podemos seguir perpetuando patrones de explotación hacia quienes estamos fotografiando”. En 2010 inició su carrera como fotoperiodista en Caracas. Ahora vive en México, está haciendo fotos de la crisis migratoria en ese país, siendo él mismo un migrante.
Para Alejandro es fundamental pensar el propósito a la hora de hacer las fotos y el objetivo que se quiere alcanzar con ellas. Señala que hay una forma de fotografíar que es necesario cuestionar y que de hecho está casi geográficamente localizada: desde Europa o Estados Unidos, hacia el sur global. Imágenes crueles que se dicen necesarias, Alejandro se pregunta ¿para quién? Asume que como fotógrafo no puede tener únicamente una posición de testigo, y mucho menos uno cruel. Para él, la fotografía debe iniciar algún tipo de cambio: al menos humanizar y dignificar a las personas retratadas.
El otro lado de la torre – Alejandro Cegarra
El otro lado de la torre – Alejandro Cegarra
Uno de tus primeros trabajos fue El otro lado de la torre. ¿Cómo fue hacerlo?
Fue mi primer trabajo personal y ganó el Leica Oskar Barnack 2014, fui el segundo o tercer latino en recibir ese premio. Ese proyecto lo hice mientras trabajaba en el periódico Últimas Noticias. Para mí la Torre de David era un resumen de todo lo que era Venezuela en ese momento, es decir, la torre era en ese momento el cascarón de un rascacielos, un sitio que quiso ser la cúspide del mundo y falló.
Y en ese momento, la gente le encontró una nueva utilidad: se apropió de un espacio que estaba abandonado. El sitio era conocido por ser muy peligroso. Jon Lee Anderson había ido el año antes que yo empecé el proyecto y dijo que era como prácticamente la meca del crimen caraqueño. Cuando yo empecé a ir no encontré nada de eso, eran 5.000 personas dentro de un rascacielos en el centro de la ciudad en busca de un techo.
El otro lado de la torre – Alejandro Cegarra
El otro lado de la torre – Alejandro Cegarra
Con El otro lado de la torre aprendí muy pronto que la fotografía tiene el poder de dignificar. La foto debe nacer con un propósito de dignificación y de reivindicación. Yo me propuse humanizar a las personas que vivían en la Torre.
Después de este trabajo hiciste State of decay que recibió el tercer lugar en el World Press Photo de 2019. ¿Cómo fue desarrollarlo durante un periodo (2013-2018) tan difícil en el país?
En ese momento Venezuela era más noticiosa de lo que es ahora, estaba en la cúspide de las noticias internacionales. Siempre iban fotógrafos extranjeros a relatar un tema y lo hacían con su punto de vista. Yo decía bueno esta es mi gente, con la que puedo toparme la calle, con la que puedo hablar, la gente con mi acento. Así que decidí empezar a contar desde mi perspectiva. Yo tenía ciertos privilegios, y también era muy consciente de la responsabilidad que tenía al asumir el compromiso de contar.
Entre algunas fotos hay distancias de tres meses, era muy difícil romper el prejuicio hacia la prensa. Pasé mucho tiempo forjando accesos y confianza. Porque también tenía que garantizar seguridad para mí.
Fue fuerte porque esta era mi gente. Además yo vivía también lo que estaba reportando, no tenía el lujo de poder salir y vivir en una sociedad más tranquila. Yo estaba viviendo lo mismo, reportaba la falta de agua en el cerro y llegaba a casa y tampoco había. O llegaba a casa y no había comida porque perdí el turno de la fila para la comida. Eso tuvo consecuencias psicológicas duras para todos los que registramos ese momento.
State of decay – Alejandro Cegarra
¿Y cómo lograbas hacer el trabajo en medio de una crisis que tú mismo estabas viviendo?
Yo creo que la premisa básica para ser un buen fotógrafo es la empatía pero llega un punto en que la empatía gira y te sientes culpable de tus privilegios o de las cosas que tú sí tienes y los otros no. Esa carga moral nos afectó muchísimo. Lo importante es tratar de convertir esa la culpa y esa empatía en algo que sea traducible a las personas que estás fotografiando y no es una fórmula mágica, que tú tomas la foto, la publicas y la situación de estas personas mejoran. Pero hay que tramitar estos sentimientos, si no te conviertes en un espectador de la miseria y empiezas a morir por dentro, creo yo como fotógrafo.
State of decay – Alejandro Cegarra
State of decay – Alejandro Cegarra
En El otro lado de la torre lograste este objetivo de dignificar a las personas, ¿lo has logrado en otros proyectos?
Eso parte del momento mismo de hacer la foto, es decir, del proceso creativo. Si vas a hacer fotos con unas personas que están en una situación vulnerable y ellos te han dado su confianza, eso debe ser recíproco. Eso se logra siendo gentil con la foto que estás tomando. Hay momentos de mucho dolor, pero uno tiene que ser gentil cuando la hace y después cuando la eliges. Ahí es importante preguntarse si la persona está bien representada de esta forma. Si lo que te interesa es el drama de la foto y nada más, pues tu tarea para dignificar a alguien está fallando.
Cada vez le rehuyo más a esa foto dramática a menos que haya sido un momento muy genuino. Puedo dar un ejemplo: hay una caravana de migrantes haitianos, llega la Guardia Nacional, llega migración y empiezan a jalar a un papá con un niño. Yo estaba hablando con ellos en ese momento y empiezo a fotografiar casi que en ráfaga. Tengo una foto en la que está el de migración viendo al niño y el niño desde abajo lo mira con pánico absoluto. El siguiente clic es el papá agarrando al niño, cubriéndolo con sus brazos y defendiéndolo . ¿Qué foto uso?
Ese momento de la elección también habla de ti como fotógrafo. Ser testigos no es suficiente, es necesario añadir humanidad.
El otro lado de la torre – Alejandro Cegarra