Entrevistas
Ana María Arevalo Gosen
Venezuela -
septiembre 28, 2021

Los días eternos de las mujeres encarceladas

Ana María Arévalo Gosen cree que la fotografía tiene la potencia de ser transformadora. Pero, para eso, hay que organizarse: “No es nada más hacer la historia, tienes que pensar qué vas a hacer para que tenga un impacto”, reflexiona.

Es venezolana, se mudó a Francia en 2009 y volvió años después para una boda. “Hay un momento en que quieres volver a tu casa”, dice. En ese evento le contaron sobre las malas condiciones de la prisión preventiva. Así nació Días eternos. El proyecto comenzó en El Salvador, siguió en Venezuela y continuará en un destino que todavía no revela.

 

Ayahuasca Musuk

 Ana María Arevalo Gosen

¿Cómo te defines?

Me considero visual storyteller o fotógrafa documental centrada en los derechos de la mujer. Uso la fotografía como un instrumento, un arma. Me interesan los temas medioambientales y mi corazón está en Latinoamérica. Ser visual storyteller es contar el cuento de una manera pausada, lenta, con dedicación, para poder profundizar en las vidas de las personas. Se trata de intentar que el espectador se pueda poner en los pies de la persona. Es importante formar lazos, hacerlo colaborativo.

Días eternos se trata de hacer una transformación no solo poética sino real. Para eso hay que organizarse, aunque no sea tan divertido como estar en el campo. Pero, ¡ajá! Tengo la foto, ¿y qué? Me gano dos becas, ¿y qué? Uno sabe que está fotografiando a personas de mucha vulnerabilidad, no te puedes quedar solo con eso.

 

 

Ayahuasca Musuk

 Ana María Arevalo Gosen

¿Cómo construyes el vínculo con las mujeres?

La primera vez que fui al centro de detención, en 2017, noté que era un lugar horroroso, no tenían agua, no conocían a sus abogados, venían de estratos sociales muy bajos. En un país con crisis, que metan preso a tu familiar puede significar que tú, que estás libre, no tienes con qué comer.

Cuando entro no saco la cámara porque, a veces, produce distancia. Explico quién soy, cuento mi historia. Llevo un registro de cómo se llaman, cuántos años tienen, la razón por la que están detenidas, lo que quieran contar. Les pregunto cuándo fue la última vez que comieron, si comparten comidas. Luego pregunto si les molesta que haga un registro fotográfico con ellas. Intento que los guardias se vayan.

Yo no quito que sean criminales pero, ¿merecen estar en un sitio oscuro sin comida, sin agua? ¿O deberían estar teniendo rehabilitación, actividades, moviendo el cuerpo, viviendo como un ser humano digno?

 

 

 

Ayahuasca Musuk

Ana María Arevalo Gosen

En El Salvador muchas de las mujeres están detenidas por la penalización del aborto, ¿verdad?

Incluso hay historias de abortos involuntarios. Por ejemplo, Alejandra: una mujer que tenía 8 meses de embarazo, pierde el hijo, se desmaya. Se despierta en una camilla esposada. A los lados, hay dos guardias de seguridad que le dicen que está presa porque acaba de matar a su hijo. La condena es homicidio agravado, 30 años. Ella no entiende nada, dice “esto no es real”. Le hacen el curetaje y la llevan a un centro de detención. Ve crecer a su hija en las visitas. Cuando sale, en plena pandemia, su hija muere. Ella no pudo vivir con su hija porque estaba presa. Otra historia fue la de una mujer que queda embarazada, le dicen que el hijo no va a sobrevivir pero ella igual tuvo que crecer a su hijo en la panza y tenerlo. Obviamente el niño no sobrevivió, lo hizo para no ir presa.

También entrevisté a unas quince mujeres de la Mara Salvatrucha. Una vez que salen, ¿tienen programas de educación? ¿Tienen alguna ayuda del Estado? ¿Cómo salen de ese ciclo de la violencia? Para muchas de ellas, la realidad es que vuelven a la vida de la pandilla porque no tenían opción. Son mujeres que sufrieron violencias, que se unieron a la pandilla y la pandilla es su familia.

 

 

 

Ayahuasca Musuk

Ana María Arevalo Gosen