Madres sustitutas: las huellas de la tragedia
Madre Sustituta, de la fotógrafa mexicana Greta Rico, es un proyecto de largo plazo que aborda los desafíos y la lucha de mujeres y niñes perjudicades por crímenes bárbaros y que se encuentran con la impunidad, indiferencia e injusticia perpetrados por el Estado una y otra vez.
Por Maíra Gamarra.
En noviembre de 2017, el cuerpo de Fernanda fue encontrado muerto en una calle en la inmensa ciudad de México. Fernanda dejó a una hija de 3 años, Nicole. Siomara, hermana de Fernanda, en este momento con 27 años, soltera y que no tenía ninguna pretensión para la maternidad, sin otras opciones, tuvo que asumir la responsabilidad por la niña y se convirtió en madre sustituta de su sobrina.
El feminicidio es un crimen horrendo que no termina con el asesinato o con la detención de los culpables, sino que tiene diferentes impactos sociales, emocionales, psicológicos y económicos en los familiares, causan desde traumas en los huérfanos, hasta cambios profundos en las vidas de las madres, hermanas, abuelas y tías que se convierten en cuidadoras y en madres sustitutas a causa de la violencia en contra de la mujer. En México, los índices indican un promedio de diez mujeres asesinadas a diario, el país también ocupa el segundo lugar en América Latina en infancias huérfanas. Según datos de la organización Huérfanos por Feminicidio, el 98% de las personas que quedan a cargo de estos menores son mujeres. La historia de Siomara y su sobrina es uno de los miles de casos en que, a raíz del feminicidio de una familiar cercana, otra mujer se hace cargo de los niños huérfanos de las víctimas de manera indefinida y desamparada, sin ningún tipo de asistencia institucional.
Fernanda y Siomara son primas de la fotógrafa Greta Rico, que atravesada por la tragedia de su familia empieza a documentar la vida de sus parientas, que representan a muchas otras mujeres en México que igualmente tienen sus vidas afectadas por la violencia de género. Madre Sustituta es un proyecto de largo plazo que aborda los desafíos y la lucha de estas mujeres y niñes perjudicades por crímenes bárbaros y que se encuentran con la impunidad, indiferencia e injusticia perpetrados por el Estado una y otra vez.
Fotógrafa documental, periodista y educadora feminista enfocada en temas sobre género, medioambiente y alimentación. Greta Rico dedica su trabajo a investigar y reflexionar sobre la colonialidad, el despojo capitalista y el trauma social de fenómenos actuales. Ganadora de diversos premios y concursos alrededor del globo, su trabajo ha sido publicado en revistas y medios internacionales. Además, Greta es parte del Women Photograph Advisory Committee, forma parte de SheSource un panel de expertos del Women’s Media Center, es integrante de Diversify Photo y cuenta con una Maestría en Estudios de la Mujer.
Tu proyecto se enfoca en las distintas problemáticas que afectan las vidas de las familiares (madres sustitutas) y huérfanos de las mujeres víctimas de feminicidio, ¿puedes contarnos un poco más acerca de las consecuencias directas e indirectas del feminicidio del que poco se habla?
Sin duda, cuando esto le sucedió a mi familia, me di cuenta de que los impactos del feminicidio no terminaban con el asesinato de una mujer de nuestra familia. A partir de esta experiencia tan dolorosa, nos dimos cuenta de que, cuando hablamos de feminicidio en México, hay víctimas colaterales que involucran a las infancias y adolescentes en orfandad y por supuesto a las mujeres que quedan a cargo de estas personas. A lo largo de todos estos años, realizando esta investigación visual he tenido interesantes hallazgos, entre los que se encuentran, darme cuenta de que estas mujeres no solo están cuidando a infancias traviesas, sino a niñas y niños con trauma por haber perdido a sus madres de manera violenta.
Con este proyecto he logrado entender los impactos psicosociales del feminicidio en México y el trauma generacional que enfrentarán las familias de nuestro país por generaciones, está lejos de comprenderse. Estas familias enfrentan estas realidades en completo abandono por parte del Estado. No existen leyes y no existen mecanismos para atender a las infancias y a las mujeres. Con Madre Sustituta he logrado entender que son nuevamente las mujeres quienes sostienen, quienes cuidan y quienes crían a las infancias abandonadas por el Estado son las mujeres quienes están atendiendo la violencia de género en México, y son ellas quienes están sufriendo los impactos contra trauma con precarización laboral, algunas en situación de pobreza, pero sobre todo también obligándolas a una maternidad forzada cuando asesinan a una mujer de sus familias.
Siempre que hablo de Madre Sustituta cuento que en México no existe un registro para saber exactamente cuántas infancias y adolescentes huérfanos por feminicidio hay, el gobierno no está contabilizando a las víctimas. Aún más preocupante es darnos cuenta de qué no existe ninguna protección por parte del Estado, el número de feminicidios está aumentando en mi país, y con ello las víctimas colaterales y las mujeres que se quedan a cargo. A ellas les toma entre 3 y 5 años obtener la custodia legal, como pueden imaginarse esto significa diversas complicaciones para ellas al momento de inscribirles a la escuela o tener que realizar trámites médicos.
¿Cómo percibes la comunicación de la información acerca del feminicidio y sus impactos? ¿Crees que el tema de la violencia en contra de la mujer ha tenido más concientización a lo largo de estos años?
Creo que esta es una pregunta muy interesante. Definitivamente estoy convencida que tanto desde el periodismo como desde la fotografía documental y las artes se habla más del feminicidio en México en la actualidad. Sin embargo, es muy doloroso, también darnos cuenta de que a pesar de que ya se habla más de este tema, la violencia de género no se ha detenido.
En México continúan asesinando a las mujeres y me llena de indignación mencionar que no hay feminicidas en la cárcel. Esto quiere decir que los niveles de impunidad son bastante preocupantes, las familias no estamos teniendo acceso a la justicia. Los feminicidios de las mujeres de nuestra familia, no están siendo debidamente investigados. Esto manda un mensaje de abandono, sobre todo a las mujeres de este país. Nos manda el mensaje de qué nuestras vidas no le importan al estado.
Algo que también menciono mucho cuando hablo de Madre Sustituta, tiene que ver en cómo se habla de este tema en los medios de comunicación y muy desafortunadamente en México se sigue persiguiendo la nota roja, se sigue haciendo mucha porno violencia de los asesinatos de las mujeres y se sigue mostrando la violencia explícita en las primeras planas en las esquinas de los puestos de periódicos y en las redes sociales. No hay respeto a la dignidad de las mujeres asesinadas, no hay respeto a la dignidad de las familias víctimas. Esto claramente es el síntoma de una falta de capacitación en el gremio periodístico para tratar estos temas con enfoque de derechos humanos, con perspectiva de género, pero sobre todo también con empatía.
Me parece que el exceso de violencia da cuenta de que vivimos en un país de violencia generalizada en donde hemos llegado naturalizar que a las mujeres nos asesinan todos los días, pero sobre todo en dónde no hemos logrado entender cuáles son los impactos de mostrar estas imágenes y estas historias de manera tan explícita y sin darnos cuenta de lo que esto puede provocar a nivel social, cultural y económico para la vida de las mujeres.
Greta, ya son más de 6 años dedicados a contar las historias de estas mujeres a las que llamamos madres sustitutas, en especial la de tu prima Siomara. ¿Cómo es estar tanto tiempo hundida en un proyecto como ese que mira a la violencia de género, en sus diferentes aspectos, de frente?
A pesar de que es muy doloroso el porqué yo inicié este proyecto, también me doy cuenta que trabajarlo durante varios años, me ha permitido tener una mirada crítica hacia un fenómeno que al menos en México estamos lejos de comprender. Trabajar durante más de seis años Madre Sustituta de la mano con mi prima Siomara y mi sobrina Nicole me han permitido entender las diversas capas que tiene este problema, pero sobre todo también acompañarlas y hablar mucho de cómo este proyecto, estas fotografías y esta narrativa nos ha ayudado de manera personal a sanar y a curar el dolor de una pérdida tan violenta y tan significativa que tuvimos hace algunos años.
También es interesante darnos cuenta de que Madre Sustituta, se ha transformado con el paso del tiempo, inició como un proyecto de fotografía y actualmente Siomara y yo hemos hablado mucho de qué queremos para el proyecto, y cuáles son nuestros objetivos, en términos sociales y políticos para el resto de las víctimas del país. Queremos que Madre Sustituta, se convierta en un proyecto educativo y de conciencia social en donde no nada más le hablemos a las personas y empaticemos con las familias de las víctimas, sino que hagamos que el Estado nos escuche que el gobierno mexicano entienda que el problema del feminicidio en México no termina con el asesinato de una mujer.
Queremos que las personas que gobiernan este país, entiendan cuáles son los retos que están enfrentando las mujeres que cuidan a infancias huérfanas por feminicidio. Pero sobre todo, queremos que sepan que es necesario que brinden la atención necesaria no solamente económica sino también emocional. Queremos que brinden terapias a estas familias, que les den una acompañamiento con enfoque de derechos humanos para que la vida y el futuro de estas niñas y niños pueda ser diferente.
Veo tus fotografías y no puedo dejar de pensar que la vida de Siomara y Fernanda también representan a tantas otras historias, y las muchas dificultades a las que se han enfrentado y siguen enfrentando. Al mismo tiempo, tus fotografías también muestran la complicidad entre ellas y la nueva familia que han creado las dos. ¿Cómo es buscar el equilibrio entre los diferentes aspectos de sus vidas para poder narrarlo sin estigmatizar?
Esto que mencionas es muy importante y creo que habla mucho también de las reflexiones que yo he tenido a lo largo de todos estos años. Me queda claro que el tratamiento del feminicidio por parte de los medios en México, es muy es muy denigrante para las mujeres y para sus familias. Desde ahí llevo muchos años reflexionando que la historia que yo quería contar, quería que tuviera también momentos de esperanza, de alegría y de gozo. Me he preguntado muchas veces: ¿cómo hago para contar una historia de violencia sin mostrar la violencia explícita?
¿Cómo hago para hablar de un tema tan doloroso, sin caer en el morbo, los sesgos masculinos de la producción artística y en la necropolítica de la imagen? Pero, sobre todo, ¿cómo transformar las metodologías feministas en apuestas colaborativas que nos lleven a contar una historia en donde se mire también el diálogo entre nosotras, las reflexiones que hemos tenido juntas y se entienda el mensaje que queremos comunicar?
Siempre imagino que una documentación de largo plazo afronta muchos desafíos más allá de la temática misma del proyecto. La producción de nuevas y distintas imágenes tras tanto tiempo de trabajo, encontrar nuevos ejes, mantener el interés, la motivación o la responsabilidad frente al proyecto, obtener fondos para seguir desarrollándo. ¿Cómo te enfrentas a los desafíos en torno a la documentación de largo aliento?
Me parece que las personas artistas en Latinoamérica, casi siempre comenzamos nuestros proyectos de largo aliento de manera autogestiva. Desde hace muchos años he tenido la apuesta personal de invertir tiempo, dinero y esfuerzo en historias en las que creo, pero sobre todo en historias en las que estoy convencida que pueden contribuir a generar impacto social y a cambiar la percepción que tienen las personas sobre alguna problemática en particular.
Llevo muchos años transformando procesos artísticos y documentales en proyectos educativos en donde las personas conozcan sus derechos, conozcan cuáles son las alternativas que tienen, pero sobre todo también en donde de manera colectiva en ciertas comunidades, podamos generar reflexiones en donde todas y todos a partir de metodologías de educación popular, podamos aprender y entender los fenómenos sociales que estamos enfrentando de manera amorosa de manera afectiva y de una manera en donde no nos sintamos solas. Crear espacios de esperanza en donde sepamos que nuestra comunidad está para apoyarnos, pero sobre todo también que tenemos alternativas para poder generar otros mundos posibles que nos traigan dignidad, alegría, gozo y cariño.
Si bien, llevo muchos años trabajando en proyectos de largo aliento. Me parece que esto último en donde tienes que planear la salida del proyecto a partir de todas estas actividades sociales y culturales termina siendo una enorme remuneración para mí y para mi trabajo. Me siento muy afortunada y creo que ha sido un gran privilegio poder participar en tantos espacios colectivos en donde las personas me han enseñado tanto y en donde me han brindado la oportunidad de poder aprender de ellas y ellos para elaborar de mejor manera el mensaje que queremos comunicar.
Tu producción en general tiene un enfoque en temas de género y del cuidado desde la experiencia de las mujeres, temáticas que aún son invisibilizadas o menospreciadas en general. Por este enfoque, ¿sientes alguna resistencia a tu trabajo en ciertos ámbitos?
Claro que sí, a pesar de que ya desde los medios y desde el arte se habla más sobre cuestiones de género. Me parece que sigue habiendo mucha ignorancia para entender que hablar de los problemas de las mujeres es hablar de alta política.
Hay personas que aún piensan que ya vivimos en un mundo en donde todas y todos tenemos las mismas oportunidades. Sin embargo me queda claro desde mi análisis feminista que estamos lejos de vivir en un mundo en donde las mujeres somos libres, en donde las mujeres tenemos autonomía económica, en donde las mujeres tenemos independencia y sobretodo estamos lejos de vivir en un mundo libre de violencia.
Creo que los mayores obstáculos los he enfrentado en los medios de comunicación, en donde muchas veces las personas editoras menosprecian los temas que estoy trabajando y no miran el valor tan importante del trabajo de cuidados que están realizando las mujeres nos hace mucha falta hacer reflexiones de economía política y sobretodo de entender cómo dentro de la maquinaria capitalista las mujeres están sosteniendo con su trabajo gratuito con dobles o triples jornadas la reproducción de la vida de manera cotidiana.
Nos hace mucha falta entender cómo hacerle ver a los gobiernos de nuestros países en Latinoamérica, que es importante que inviertan en políticas públicas que contribuyan a redistribuir los cuidados. Y nos hace falta re-educar a nuestras sociedades para entender que no tienen que ser única y exclusivamente las mujeres quienes asuman las labores de cuidados. En un mundo ideal, los cuidados y la reproducción de la vida son tan valiosos e importantes que todas las personas participan de estas actividades permitiendo que las mujeres puedan vivir en mayor libertad y autonomía.
Desde tu trabajo, crees que las imágenes contribuyen realmente para generar los debates necesarios en otras camadas de la sociedad? ¿Cómo evalúas el impacto de tus imágenes y lo que ellas provocan en el público no especializado?
Sí, estoy convencida de que las imágenes pueden transformar la manera en la que las personas conciben una realidad o la manera en la que las personas piensan sobre un tema en particular. Sin embargo, algo que también creo es que la imagen por sí sola no va a transformar realidades, es decir, mis fotos colgadas en una pared no necesariamente van a ser por sí solas que la gente reflexione sobre un tema importante. Lo que sí creo es que las personas que producimos estas imágenes tenemos la oportunidad de generar otro tipo de actividades en donde de manera colectiva hablemos sobre ciertos problemas y propongamos sobre todo maneras de resolver o de mejorar esos problemas.
Me parece que en América Latina desde hace muchísimos años, hemos tratado también los temas con enfoque de soluciones, es decir, no nada más señalando lo que está mal y cómo nos está afectando, sino también pensar desde abajo desde el movimiento social desde la organización ciudadana y desde la resistencia indígena, cómo podemos pensar en otros mundos posibles que nos llenen de esperanza y que nos ayuden a tener una vida más vivible lejos de toda esta violencia estructural que aquejan nuestra sociedades, a lo largo y ancho del continente.