Reescritura de imaginarios: visualidad, textualidad y collage
La paz nunca ha sido blanca dice uno de los últimos cárteles que el artista visual Sergio Lasso diseñó. Mucha de su práctica artística consiste en reescribir ideas como ésta en un país como Colombia. Aunque ese sea un cartel con una oración, reescribe sobre todo con imágenes apropiadas.
Desde que se graduó como sociólogo, alimenta su formación con lecturas sobre teoría del lenguaje, de la significación y de la imagen. Una de las técnicas a las que más le ha dedicado tiempo y energía es al collage. Más que cortar y pegar, en su trabajo el collage es un espacio de construcción guiado por la pregunta de qué pasa cuando ciertas imágenes se juntan, cómo se puede reconstruir y resignificar ideas.
Sergio Lasso
¿Por qué te interesó el collage?
Al principio era una exploración muy personal en la que buscaba otras maneras de darle forma a reflexiones que había construido a partir de mi formación académica y mi experiencia personal. Me interesa el collage como una forma de construir, porque parte de esta naturaleza en la que hay muchos elementos dispersos que en teoría no tendrían relación, pero que de repente si están juntos, hay algo homogéneo y te permite tener distintas lecturas de una sola imagen. Eso me sucede mucho con los textos, las reflexiones, es mi manera de entender las cosas.
La mayoría de las veces pensamos en lo que se genera como una narración visual, pero yo lo entiendo como una cosa un poco más etérea en donde hay fragmentos de algo que tu viste y que se quedó por ahí y que decides traerlo a una reflexión particular acompañado de un texto. Eso me permite establecer un puente entre una imagen y una textualidad. Muchas veces lo que está escrito no tiene nada que ver con lo que estás viendo, pero si las dos cosas están juntas puedes llegar a construir una imagen con eso.
Es muy interesante esa posible relación con el texto. ¿Cómo la piensas?
Aurora Fernández Polanco dice que a las imágenes no hay que dejarlas solas. Hay momentos en los que la imagen por sí sola es tan fuerte y tan evidente que no necesita nada más a su alrededor. Pero a mí me parece que el texto funciona como una herramienta para añadir significados. Los textos no describen la imagen, a mí me interesa jugar con esa característica arbitraria del lenguaje que es como un vacío. Si yo pongo un enunciado universal, cualquier cosa puede caber en ese vacío. Los textos que acompañan mis imágenes son enunciados que permiten llenar vacíos con otras formas asociadas al lenguaje.
Justamente pensando en esta reflexión sobre el vacío, uno de los enunciados que acompaña un collage dice “En el juego del lenguaje. Siempre habrá un espacio en blanco”.
Hay una distancia entre lo que uno piensa, cómo lo dice y cómo el contexto en el que los enunciados fueron dichos tienen un sentido para los otros. Yo pienso en el espacio en blanco como eso que el otro va a poner, o sea, cómo se va a interpretar lo que fue dicho.
¿Cómo eliges las imágenes para tus collages?
Hace un tiempo empecé a buscar desde la sociología cómo construir un lenguaje para decir algo y recordé que de lo que más me llamó la atención durante mi formación tenía que ver con las preguntas relacionadas con la identidad, el lenguaje, la inclusión, con el hecho de entender que hay un mundo racializado y racista. Muchas de ellas son cosas que uno no se pregunta sino hasta que lo tocan. Por ejemplo, yo empecé a preguntarme por qué donde yo estudiaba no había más personas negras.
Justo eso es lo complicado del racismo y es que es estructural, uno nunca termina de comprender por qué las cosas fueron así y cuando más o menos se acerca a una comprensión dice oh wow, había otras cosas que no había entendido que también estaban mal. En las investigaciones para mi obra empecé a ver que había una ausencia de ciertos cuerpos, de un color de piel particular que también es otro lenguaje.
A mí me interesa construir un relato para entender de dónde viene esta identidad. Quiero entender que el fenómeno de la diáspora inicia en el momento en que unos pueblos son divididos y su gente termina viviendo en otros territorios. Preguntándome cómo contar ese relato busqué imágenes en archivos oficiales blanqueados como el British Museum o la Library of Congress. Desde una política de la imágen yo entiendo que esas imágenes no les pertenecen a esos archivos y siguiendo la lógica del collage las apropio, al igual que otros recursos, para construir nuevos relatos.
Has empezado algunas búsquedas relacionadas con el afrofuturismo, ¿cómo entra en tu obra?
Para entender eso es fundamental el conecto. Yo vivo en Cali, una ciudad negra en la que se está pensando y construyendo la identidad afro desde diversos lugares que están siendo resignificados. Para mí el afrofuturismo va de la mano de la juventud y no puede ser entendido ni asumido por fuera de un contexto.
Octavia Butler dice que por medio del lenguaje se pueden reconstruir las formas de nombrar y así también las formas de imaginar. Cuando uno busca imágenes de archivo sobre gente negra o comunidades originarias, generalmente encuentra imágenes de la esclavitud, se vuelve casi un fetiche. Pero tenemos la posibilidad de ver esas y otras imágenes en otros contextos e imaginar escenarios posibles, de construir a partir de ahí otro tipo de ideal. De decir por ejemplo, que la historia negra no empieza con la esclavitud y no está reducida a ella.