Visualidades
Animaciones Salvajes
Argentina -
febrero 17, 2023

Roba un audio y anímalo: ese personaje te dirá la verdad

En el proyecto Animaciones Salvajes, Martín Ameconi toma prestados audios de estrellas del rock como Lou Reed, David Bowie o el flaco Spinetta, y crea pequeñas estampas animadas que exploran el sentido de la vida. Sus creaciones testean las posibilidades de la animación en el contexto de una cultura popular dominada por la fiebre del archivo.

Por Alonso Almenara

Este es el chiste en el que Calamaro, Charly y Spinetta entran a un bar. 

Literalmente, Animaciones Salvajes trata de eso: es una serie de cortos animados que imagina qué pasaría si es que uno juntara a todas estas personas maravillosas en un lugar inventando. Y mientras más mundana sea la situación, mejor.

El proyecto fue creado por Martín Ameconi, un músico e ilustrador argentino de 36 años, nacido en la ciudad de Marcos Paz, al oeste de la provincia de Buenos Aires. Lo pueden seguir en Instagram y YouTube, donde su foto de perfil lo muestra misteriosamente ataviado con una máscara de zorro. 

Ayahuasca Musuk

Sus primeras animaciones surgieron en el salón de clases: en esa época las hacía en el cuaderno. Luego, ya adulto, empezó a hacerlas con el celular, como jugando. Poco a poco, sus experimentos fueron encontrando una estética definida. En los videos que postea en redes, Ameconi utiliza audios de entrevistas a estrellas del rock y los combina con un estilo visual hecho de elementos reciclados de la cultura pop: el fútbol, el bar de Friends, los personajes de los Simpson. 

Entre melancólicos y surrealistas, sus cortos son seguidos por cerca de 40 000 personas en Instagram. Esa base de fans incluye a músicos que salen retratados en su clips: es el caso de Fito Páez, que colaboró con Ameconi grabando la voz para un episodio especial de Animaciones Salvajes; o de Andrés Calamaro, que le encargó la realización de un videoclip para la canción «Pero Igual», incluida en la reedición del álbum Honestidad Brutal.

Los clips son delirantes. Algunos están hechos en joda. Pero la mayoría tiene un tono humanista que parece genuino. Se hace difícil, por ejemplo, no sentir algo en el estómago cuando una versión animada de Charly García se explaya sobre los entresijos de la creación. 

¿Cómo nace el proyecto de Animaciones Salvajes?

El proyecto arranca en el 2020, en medio de la pandemia. Acá en Argentina estuvimos muy encerrados, así que me encontré con que tenía mucho tiempo libre. Y un día, por aburrimiento, me puse a buscar apps para hacer animaciones. Era algo que yo hacía de chico, dibujaba y me gustaba animar a personajes con el cuaderno, pasando rápidamente las hojas. Lo hacía más o menos bien. Hasta que conocí la música y me dediqué a eso. 

Pero en la pandemia tampoco era posible hacer muchos conciertos. Pensé entonces en alternativas para ocupar mi tiempo que no tuvieran que ver con el trabajo, porque mi meta en la vida es no trabajar. Me bajé una app que se llama FlipaClip, bastante limitada por cierto, para hacer animaciones cuadro por cuadro con el celular. Me la bajé un poco con la idea de jugar a recordar eso que hacía de chico y ver cómo con una app se podía hacer lo mismo, pero de manera más fluida.  

¿De qué trataban tus primeros cortos?

Lo primero que hice fue agarrar audios de whatsapp que me mandan mis primitos. Tengo primos chiquitos, de seis, ocho años. Ellos eran los personajes, los dibujaba y los hacía animados. Y luego, un día, no recuerdo bien cómo, se me ocurrió jugar con audios de músicos. Seguramente porque la música es algo que tengo constantemente a la mano.

Aparte, justo ese año vi Midnight Gospel, que es una serie animada hecha con audios de un podcast. Me encantó la idea. No sé si todo lo que hablaban me interesaba, pero la idea me pareció buenísima. Cuando uno hace una animación, lo primero que hace normalmente es escribir un guión y luego llamar a alguien para que ponga la voz. Acá cogieron algo que ya existía y animaron sobre eso. Eso es lo que me interesa. Entendí que podías agarrar cualquier cosa y reinventarla, con solo reinterpretar el contexto.

“Quería hacer animaciones que carecieran de cinismo, porque me parecía que ya había mucho material cínico en las redes. Quería evitar el cinismo y la solemnidad. Cuidar esos dos extremos. Y si me voy a reír un rato, que no sea del artista. Que sea jugando con lo que el artista dice.”

Usas audios de músicos famosos, pero tus videos no son necesariamente sobre música. Algunos tienen reflexiones más bien introspectivas o de corte filosófico. Es como si la música fuera una excusa para hablar de otras cosas.

Esa estética la fui encontrando en el camino. Yo esperaba hacer cuatro o cinco animaciones, nada más. Era para divertirme y mandárselas a mis amigos. Pero me empezó a gustar. Entonces fui mejorando las herramientas: arranqué con un celular, luego me prestaron una tablet, y ahora ya tengo una tableta bastante grande con la que dibujo. También empecé a leer más sobre animación, a estudiar, a ver con otros ojos el trabajo de los animadores.

Y con respecto a los audios, también fue algo que me fui encontrando. Quería hacer animaciones que carecieran de cinismo, porque me parecía que ya había mucho material cínico en las redes. Quería evitar el cinismo y la solemnidad. Cuidar esos dos extremos. Y si me voy a reír un rato, que no sea del artista. Que sea jugando con lo que el artista dice.

Tenemos que hablar de Spinetta, uno de tus personajes recurrentes.

En un momento me di cuenta de que Spinetta es como un maestro Yoda. Todo lo que dice parece estar cargado de una importancia tremenda, porque habla hermoso. Si acompañas demasiado eso, como que pierde la gracia. Pero si cambias el contexto, se vuelve mucho más gracioso. 

Hay formas más o menos radicales de cambiar el contexto. Algunas de tus animaciones son diálogos que en realidad nunca existieron. 

Hay una que me gusta mucho en la que aparecen Fito, Charly, Spinetta, Cerati, Calamaro y Fabi. Están todos conversando en el bar de Friends. Obviamente eso nunca ocurrió. Y claro, es bien trabajoso armar una conversación así, porque tenés que ponerte a mirar entrevistas de tres horas para ver si en algún momento dicen la palabra “café”, o algo así, pero es bastante divertido. 

 Hay otra animación en la que todos están jugando al fútbol. Por ejemplo sale Cerati diciendo: “me han echado”, y claramente en el audio original no está hablando de que lo echaron jugando al fútbol. O sale Spinetta diciendo: “este es mi centro más oficial”, y tampoco está hablando de un pase largo. Esas cosas son bastante divertidas de imaginar.

¿Tienes episodios favoritos?

Los de “El mundo de Salva” me gustan mucho. Es algo que hice el año pasado. Quería probar algo distinto, ver si podía contar algo más seriado. Por ahora “El mundo de Salva” tiene cinco capítulos, pero este año van a salir cinco más. La idea es mostrar el mundo interno de Salva, que es el personaje con máscara de zorro. Vemos cómo es que ingresa a ese mundo raro de dialogar con artistas. No sabemos bien si se lo imagina, si lo sueña, si es que realmente viaja. 

El último capítulo, con David Bowie y Keith Richards, me gusta mucho. También el anterior, que es especial porque vemos a Salva en su niñez. Es como un episodio de un programa de Hanna-Barbera, pero con los Beatles. Luego, de los cortos, me gusta uno con Jeff Tweedy, que es el cantante de Wilco. Lo que dice Tweedy es hermoso.

A los de Fito les suelo poner mucho amor, porque lo quiero mucho a Fito.

Fito Páez llegó a grabar un guión que le enviaste, ¿cierto? ¿Cómo sucedió eso?

Es un episodio que se llama “Ruta salvaje”,el episodio final de la temporada 2. Y es el episodio más largo, dura 12 minutos. Quería ver si me salía contar toda una historia a partir de un guión y le pedí a Fito que grabara la voz. Ya habíamos chateado un par de veces. Me había dicho cosas muy lindas sobre las animaciones, así que le escribí un mensaje larguísimo dándole mil vueltas, diciéndole Fito, mirá, si no querés está todo bien, y me dijo que sí, mándamelo, lo hago de una, y lo grabó.

Le mandé la animación y a los pocos días me respondió y me dijo que quería abrir el show que iba a hacer en Rosario con ese video. 

¿Has colaborado con otros músicos en estas animaciones?

A Calamaro también le gustaron mucho, y un día me pidió que le hiciera un videoclip. Salió en octubre del año pasado para la reedición del disco Honestidad brutal. La canción se llama “Pero igual”. Y después he tenido charlas con algunos otros músicos. Sé que la mayoría han visto los videos.

¿Tiene un significado especial la máscara de Salva?

Sí. No precisamente esa máscara, o que sea una máscara de zorro, sino la idea de la máscara. Yo venía sacando discos con un grupo que se llamaba Martin Ameconi y Los Pulpos, y tenía ganas de cambiar eso y de jugar un poco con el tema de la identidad. Entonces dejé de usar mi nombre, llamé a la banda El baile de los Salvajes, y decidí salir en la tapa del disco pero sin que se me vea la cara. Entonces fui a buscar máscaras de animales a un cotillón acá en Buenos Aires y lo único que conseguí fue una máscara de zorro muy mal hecha, pero que una amiga intervino, la pintó, la recortó y quedó re linda.

Hay un episodio que habla un poco de eso también. Es uno en el que está Salva con Bob Dylan. Extraje audios de cosas que decía Dylan sobre la identidad. Una de ellas es que la vida no se trata de encontrarse a sí mismo, viste, que es una de esas frases medio de manual de autoayuda, como: “viaja para encontrarte a ti mismo”. A mí siempre me parecieron una porquería, y a Dylan se ve que también. Entonces él decía que la vida no se trata de encontrarse a uno mismo, porque no hay un “uno mismo”. Sino que se trata de crearse a uno mismo y de crear cosas. Y eso me pareció encantador. Luego dice algo sobre las máscaras y habla sobre la Rolling Thunder Revue, que es una gira que Dylan hizo en los 70, en la que todos los músicos estaban disfrazados. Era una mezcla de show musical con circo, y todos se ponían máscaras. En una entrevista Dylan dice que a esa gira le faltaron más máscaras, porque cuando alguien lleva puesta una máscara, te va a decir la verdad. En realidad eso se lo está choreando Dylan a Oscar Wilde, pero de ahí surgió la idea.

Poner a ese personaje con máscara de zorro, que es como un alter ego, también es una especie de firma, algo que le permite a la gente saber que todos estos videos vienen del mismo tipo. 

¿Has vuelto a hacer música desde que terminó el encierro?

Lo último que hice se llama Ninja Salvajes, que es una una unión de dos grupos, Los Ninjas Púrpura con el Baile de los Salvajes. Son canciones muy lindas que hice con un músico amigo que se llama Juan Filipelli, que es un musicazo. Hicimos nuestro propio La La La, que es un disco que hicieron Spinetta y Fito en los años 80. Así que eso también lo pueden escuchar.