Entrevistas
Le Veneque
Venezuela -
abril 05, 2023

Una incomodidad en la memoria

Cuando en 2019 le fotógrafe venezolane Andrés Pérez llegó a vivir a Colombia inició dos procesos que fueron entretejiendose. El primero: se sumergió en la fotografía como un dispositivo para contar y recontar historias. El segundo: empezó a revisar su álbum familiar. Ambas operaciones le llevaron a preguntarse por la forma en que su historia y la de su pareja y amigas había sido contada en los archivos familiares. Encontró coincidencias: elles, ellas no estaban. O aparecían de acuerdo a las formas violentas en que sus familias les exigían ser. Para recuperar sus historias y crear sus propias memorias, juntas hicieron Dead Family.

Por Marcela Vallejo

En la foto hay dos mujeres: a la derecha una quinceañera con un vestido azul satinado; a la izquierda la acompaña su prima, casi de la misma edad, con un vestido azul de visos plateados hecho de purpurina. Aurora siempre soñó con tener una celebración de quince. Pero como generalmente sucede, “las infancias trans se ven obligadas a vivir en un cuerpo ajeno”. Cuando pudo recuperar la fotógrafía, Aurora hizo el vestido de sus sueños. La foto hace parte del proyecto Dead family, de le fotógrafe venezolane Andrés Pérez. Se trata de una reconstrucción de historias y memorias a partir de la intervención en archivos familiares de personas LGBT migrantes en Colombia.

Navegar en archivos implica entrar en contacto con historias del pasado, contadas por personas particulares en contextos sociohistóricos específicos. La investigadora Ariella Azoulay, dedicada, entre otras cosas, al estudio teórico de los archivos, propone que antes de preguntar “¿Qué es un archivo?”, planteemos preguntas cómo “¿Por qué un archivo?” o “¿Qué buscamos en un archivo?”. Ante esta segunda pregunta, para Azoulay la primera respuesta posible sería: “aquello que hemos depositado en él.” Entonces, ¿qué buscamos cuando nos sumergimos en nuestros propios archivos familiares?  

Andrés Pérez, más conocide como Le Veneque, inició una revisión de su archivo familiar cuando empezó su migración hacia Colombia. A su llegada a Bogotá se sumergió en la fotografía como un dispositivo que le podía permitir contar y recontar historias. Transitando proyectos como Espectro, fue asentando ideas y preguntas alrededor del cuerpo, la identidad, el género, pero también la memoria, la familia, la disidencia sexual. Esas preguntas le llevaron a iniciar Dead Family

Ayahuasca Musuk

 

“El proyecto explora”, cuenta Andrés, “el archivo fotográfico familiar como una institución que de alguna forma protege estructuras patriarcales. En él es evidente la violencia binaria sobre todo para las personas de la comunidad LGBT que cuando revisitamos este archivo no nos vemos, no estamos presentes”. Todo ello generó lo que elle llama “una incomodidad en la memoria”.

En la presentación del proyecto, Andrés cuenta que creció en una familia dominada por mujeres y maternidades solitarias. Después de la muerte de su madre en 2013, se alejó de su familia: “Me fui lejos de ese hogar que fue a la vez refugio y campo de concentración.” Cuando revisó su albúm familiar elle no se encontró. Entonces, ante la primera pregunta de Azoulay la respuesta de Andrés sería la ausencia o quizá también la constante corrección de lo que en una familia cisheteropatriarcal sería una anormalidad. Es decir, en ese archivo solo aparecen personas que corresponden con lo esperado: varones y mujeres cis, personsa heterosexuales, cada una representando su lugar en el sistema binario.

La búsqueda inició siendo individual y muy personal, así es como para Andrés empiezan los proyectos. Pero luego, como otros trabajos que ha realizado, empezó a abrirlo a otras personas y se dio cuenta de que lo que había vivido era también la constante en la experiencia de otras personas. Empezó a encontrar coincidencias en las preguntas y en la ausencia de algunas respuestas. Con Eric, su pareja, Agnes, Aurora y Osiris, su familia por elección, inició una exploración y reconstrucción de sus archivos familiares.

«Abrir el archivo es ya una intervención que empieza en esa rebeldía de decir yo quiero apropiarme de mis memorias y quiero también revisitar eso. Los proyectos de archivo y estas intervenciones no solo sanan una pregunta personal sino una herida generacional.”

El proyecto inició con un nombre diferente: Ellas, Ellos y Elles. En una revisión de portfolio le propusieron cambiarle el nombre y buscar algo más personal e íntimo. Andrés se decidió por Dead Family pensando en cómo los proyectos también pasan por transiciones y se inspiró en la idea del dead name: parte del proceso de transición de una persona cuando cambia de nombre y su antiguo nombre, asociado al género anterior, muere. Pero también porque hay una serie de muertes asociadas: muertes físicas y metafóricas de familiares y, en gran medida, la muerte de una forma de representación que ya no les funciona, si es que en algún momento lo hizo. 

Todo eso porque Dead Family es un proyecto de intervención, en el que Andrés y las personas con quienes colaboró se están imaginando un nuevo archivo familiar. “Esto nos permite recuperar el control sobre nuestras propias historias y de cómo queremos aparecer realmente en nuestros álbumes. Entonces, es rehacer un archivo a partir de nuestras decisiones de identidad de género o también evidenciando la violencia binaria que existe.” Por ejemplo, cuando Aurora decide crear el vestido de quinceañera que le habría gustado tener o la foto de Osiris que recrea un sueño en el que ella se ve con un vestido, un collar de perlas y un arcoiris iluminando su cara. Ni a Aurora ni a Osiris, sus familias en Venezuela las reconocieron como mujeres.

La forma en que Andrés interviene el archivo no es solo sobre imágenes específicas. Elle también está reordenando y agregando imágenes. “La intervención”, afirma, “empieza desde que decidimos abrir el álbum y mover una foto. El archivo familiar es muy institucional y siempre hay un guardián o una guardiana del archivo y no dejan que nadie lo toque, que nadie abra el álbum. Esa persona protege mucho eso porque hay algo allí de proteger las memorias y que nadie las altere.

“Hay guerras que ocurren dentro: acá en la casa, en el cuerpo, en el alma. Y éstas guerras también son importantes de contar. Me parece vital tratar de voltear la mirada a lo íntimo, porque siempre vemos las guerras afuera que obviamente son importantes, pero ignoramos un poco lo que pasa adentro. A veces tengo la sensación de que hay temas más urgentes que otros, eso se ve mucho en la fotografía, y por eso yo trato de contar eso lo más íntimo, lo más cercano, lo que a mi alrededor es importante”.

Ayahuasca Musuk

Abrir las memorias y buscar en el pasado puede resultar muy doloroso. Parte de la reflexión de Andrés le ha llevado a entender que estas violencias binarias y sistemáticas atravesaron a todos los miembros de su familia. Y quizá la parte más dolorosa es saber que hay quienes ya no están y ya no es posible preguntarles. Para poder resolver esto, Andrés encontró un camino posible en la especulación, una colectiva, que no hable de verdades impuestas, sino de formas de interpretar y contar. “A mí interesa no sólo evidenciar la violencia, sino pensar qué pasa con la memoria para el futuro por eso esta intervención se propone para que la memoria sea más diversa.”

Contar es un privilegio, dice Andrés, y por eso le interesa contar lo que pasa en su entorno inmediato, dentro de sí misme y dentro de su comunidad.