La fotografía expandida llegó para quedarse
Santiago Escobar Jaramillo ha dedicado su vida a observar y dialogar con otros y otras. Primero como fotógrafo. Ahora, como editor. Mientras conversa con Vist Project, muestra uno a uno los libros de la colección que edita desde Raya Editorial. Los toca, los da vuelta, los explora como si cada vez fuera la primera. Para él la curaduría es una forma de expansión del lenguaje, una conversación con otros autores.
Como fotógrafo, cuenta, a veces le costaba “ubicar” su obra. No era del todo documental. No era del todo “para galería”. Hasta que descubrió que no era el único que creaba de ese modo, híbrido. Así, empezó a pensar en colectivo. En la colección actual que edita (AñZ – Fotografía expandida de Latinoamérica) están los trabajos de Musuk Nolte, Luján Agusti, Agustín Zuluaga, Martín Bollati, River Claude, Ana María Lagos, Santiago construye preguntas sobre la región. Serán 27 volúmenes: de la A a la Z. Allí explora la idea de la “fotografía expandida”.
Una especie de “hibridación, transdisciplinariedad, fragmentación y resignificación constante” de las prácticas fotográficas. Para él se trata de llevar el documental hasta el límite del lenguaje: fotografía conceptual, acciones participativas, performances, narrativas transmedia, procesos experimentales, redes sociales, Internet, nubes…
Santiago es arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia, tiene un Máster en Fotografía y Culturas Urbanas de la Universidad de Londres y ha hecho proyectos en Europa, África, Asia, Estados Unidos y Sudamérica. Hizo más de 80 exposiciones individuales y colectivas y ha participado en festivales en Estambul, Venecia, Lima, Paraty, Valparaíso, San José, San Salvador, Querétaro, Londres y Beijing.
Santiago Escobar Jaramillo – Elefante Blanco
¿Cómo fue esa travesía entre los roles de fotógrafo y de editor?
Lo primero que hice fue Elefante blanco, un libro que edité para una exposición. Me animó a meterme más en el mundo del fotolibro, en donde las imágenes son las que cargan el peso narrativo. Luego vino Lucía, y Patria o Muerte, que fue el ganador del FELIFA.
También hice otro, producto de diez años de trabajo, que se llama «Colombia, tierra de luz«. Está editado por cuadernillos y cada uno es un proyecto dentro de uno más amplio. Este universo de libros me llevaron a creer que, de pronto, la edición era algo que me interesaba y a ponerme en conversación con otros autores. Me empezaron a invitar a editar otros fotolibros en Colombia y luego llegué a Warawar Wawa (‘hijo de las estrellas’ en aymara), el primer libro de River Claure. Él me invitó como editor, así nació Raya Editorial.
En paralelo empezamos la colección «AñZ – Fotografía expandida de Latinoamérica», un proyecto que realizamos desde RAYA EDITORIAL y MATIZ TALLER EDITORIAL, una imprenta de Manizales. Ellos son socios en la impresión, la edición y el diseño y yo estoy a cargo de la investigación, de la edición, las entrevistas a los autores…
River Claude – Warawar Wawa
¿Cómo aparece la idea de ‘fotografía expandida’?
Cada uno de los libros tiene un contenedor que guarda las distintas obras y busca una idea de conexión, un concepto de unidad, que sean los mismos recursos para todos. Lo que cambia, finalmente, es cómo se desarrolla la obra. Cambian las letras de la portada y el contenedor siempre va a ser fijo. Cada contenedor trae un componente teórico en donde hay una presentación de la obra, un perfil de los autores, una conversación que yo tengo con los autores en la que hablamos del proyecto, el método, la foto, el contexto, la vida, el trabajo. Ahí ya empieza a tocar el tema de lo expandido.
Te leo un pedacito del manifiesto: “AñZ indaga por la fotografía expandida que tiene como característica fundamental la hibridación, la transdisciplinariedad, la fragmentación y la resignificación constante en el plano práctico, estético y simbólico de las prácticas fotográficas».
Con ‘expandido’ queremos decir que nos interesa todo aquello que no está definido en la foto y que va más en la cognición y conversación con otras prácticas: ya sea desde la investigación, desde el método, desde la misma producción o puesta en escena, desde cómo se muestra, cómo se hace.
Musuk Nolte – La resistencia del silencio
Ana María Lagos – La niña no obedece
¿Cómo surgió la búsqueda del colectivo?
Fue una pregunta que tuve hace muchos años, mientras hacía todos los libros. He hecho trabajos con víctimas de la violencia y no precisamente un trabajo documental. Podría ser en parte documental, pero es un proyecto participativo en donde las familias y víctimas utilizan la luz y construyen objetos, intervienen el espacio.
Lo mismo con Lucía, que reflexiona sobre el archivo. Yo intervengo ese archivo como una conversación con ella sobre la crítica del rol de la mujer en estos concursos de belleza y más en Colombia, donde el narcotráfico lleva a intervenir todos los cuerpos no solo desde la silicona sino también desde el poder.
Sarah Pabst – Morning Songs
Este tipo de trabajo no es necesariamente fotoperiodismo clásico o documental, sino que tiene de todo un poco. A mí me costaba mucho entender también dónde estaba mi obra: no me publicaban los periódicos porque no era documental, tampoco era para las galerías. Era como un híbrido. Luego me empecé a dar cuenta de que ya no estaba solo en esto. Había mucha más gente haciendo estos trabajos, pero no veía un espacio para ello. De ahí nació la idea.
Para mí, es una oportunidad de conocer el universo de los autores. Entendiendo que yo también he trabajado desde ahí. Crear mi propio universo, mi propia obra, con los miedos, riesgos, apuestas… De alguna manera, uno es un compañero de viaje. Porque un libro trae mucha incertidumbre, tiempo, dinero, esfuerzo, y carga emocional. Es un gran paso en la vida de un autor.
Sarah Pabst – Morning Songs
Se nota una búsqueda muy específica en la selección de autores, personas cuyas miradas son muy particulares…
Sí, todos los autores con los que estoy trabajando para mí son reflejo de un movimiento que no quiere estar en una sola categoría. No son solo fotógrafos: son profesores, editores, hacen colectivos, hacen performance. Por ejemplo, Ana María Lagos hace performance todo el tiempo con su cuerpo, canta o baila. Entonces, en ese sentido son actores más allá de la foto.
Van a ser 27 volúmenes: de la A a la Z. Es una mirada latinoamericana desde el sur de la Patagonia hasta el norte. La idea es que sea una reflexión diversa, no solo distintos temas, también distintas geografías, distintos lugares, idiomas, acentos, sino también distintas personas que estén fotografiando. El objetivo es que haya una diversidad en todo el sentido de la palabra, para que al final pues sea una pequeña radiografía de lo que somos como Latinoamérica.
Fabiola Cedillo – “Depresión en Zaruma”
Martín Bollati – Para describir flor
Federico Ríos – Verde
También piensas en la relación con el lector o la lectora, ¿verdad?
Sí, para mí eso es fundamental. Para mí eso hace parte de la obra misma. «Colombia, Tierra de luz», si tú abrieras todos los cuadernillos, al final podrías juntarlos y crear una imagen al centro. Son cuadrantes de una gran imagen que tiene doce partes que forman una imagen total en donde mi tío fue asesinado. Entonces sí hay una continuidad en eso. O si piensas en River, que tiene unas calcomanías. Es una invitación a volver a ser niño, digamos. Que tú puedas pegar las calcomanías sobre el libro. En ese pequeño gesto de arrancarla y pegarla puede que se abra un mundo de recuerdos y de memoria. Una pequeña libertad: ¿qué pasa si hay un poquito más de acción sobre los libros?
River Claude – Warawar Wawa